Por Francisco Marín
En medio del frenético avance de la epidemia de coronavirus (Covid-19), el Presidente Sebastián Piñera ha optado -sin pudor alguno- por favorecer a los más ricos y exponer a la mayoría de la población a afrontar la severa crisis sanitaria y económica que aflige a Chile, en la más completa orfandad.
A contracorriente de los planes de estímulo fiscal que están otorgando los gobiernos en el mundo y que contemplan importantes subsidios y otros beneficios para evitar la quiebra de familias y empresas, en Chile el mandatario ha impulsado una serie de políticas ultra capitalistas y, con la complicidad del Congreso Nacional, ha promulgado leyes que esquilman los bolsillos de la inmensa mayoría de la población.
El jueves 19 Piñera anunció en La Moneda un “plan económico de emergencia para enfrentar coronavirus” por un monto de $US 11.750 millones, que representa un 5% del Producto Interno Bruto (PIB).
Supuestamente este plan tiene por objeto “resguardar la cadena de distribución de bienes y productos esenciales” y “proteger los empleos e ingresos de personas vulnerables, y a las pymes”, como aseguró la primera autoridad.
No obstante, el análisis detallado de esta iniciativa desmiente estas afirmaciones, como han hecho ver renombrados economistas. Uno de ellos, el experto en políticas públicas Gonzalo Martner, destacó -en entrevista con El Ciudadano– “que el grueso del plan son postergaciones de pagos” y que “los gastos adicionales representan poco más del 1% del PIB”.
Martner -que es director del Magíster en Gerencia y Políticas Públicas de la Universidad de Santiago- subrayó como lo más relevante del paquete de Piñera, la suspensión por tres meses del Pago Provisional Mensual (PPM), que es un anticipo que mes a mes hacen los empresarios al pago del impuesto a las utilidades. Esta medida derivará en una menor recaudación fiscal de US$ 2.400 millones.
“En los hechos, este gasto irá en beneficio de las empresas que tienen utilidades y en Chile la mayor parte de las empresas que están en esa condición son las ligadas al sector exportador”, señala Martner.
Complementando sus apreciaciones, el economista destaca que este sector, además, “se está viendo favorecido por el mejor tipo de cambio de la última década”.
La parte del ratón del paquete de Piñera la tendrán los sectores más empobrecidos de la población, los que recibirán el llamado “bono Covid-19”. Este será distribuido entre cerca de 2 millones de personas, cada uno de los cuales recibirá poco más de 13 mil pesos. Este ítem de gasto fiscal significará para el fisco un gasto de 130 millones de dólares.
Las pequeñas y medianas empresas (Pymes) obtendrán, como principal beneficio, la postergación -en tres meses- de los pagos del Impuesto al Valor Agregado (IVA) y del Impuesto a la Renta.
Por otra parte, pero en la misma dirección, el Gobierno, a través de la Dirección del Trabajo (DT), emitió el 26 de marzo un dictamen que fija criterios contractuales entre trabajadores y empleadores en este periodo de pandemia.
Según la interpretación de la DT, las empresas no estarán obligadas a pagar sueldo a los trabajadores que no puedan asistir a su trabajo. Esta lectura del Código Laboral ha permitido que las grandes empresas puedan disponer libremente de sus trabajadores.
Amparada en la señalada determinación de la DT, numerosas empresas están “suspendiendo” a sus trabajadores mientras dura la crisis, como ya hizo Starbuck y Burger King.
“Esta grave crisis ha afectado de manera profunda a la industria de restaurantes, lo que nos golpea de manera directa con casi la totalidad de nuestras tiendas cerradas”, señalaron desde el conglomerado mexicano Alsea, controladores en Chile de las franquicias de las señaladas cadenas, en una dura carta a sus trabajadores.
Añadieron que esto los lleva “a suspender temporalmente -a partir del 3 de abril- la relación laboral con todos nuestros colaboradores(as) de la operación, condición que lamentablemente te afecta a ti”.
Incluso hay empresas que están aprovechando la desmedrada situación en que se encuentran los empleados privados para imponerles contratos que incluyan rebajas de sueldos permanentes y la pérdida de beneficios, como está haciendo Latam, según ha consignado la periodista Alejandra Matus.
Como complemento de esta determinación de la DT, Piñera promulgó -1 de abril- la “Ley de Protección del Empleo” que, en los hechos, es una ley de desprotección del trabajo. De esta norma resultará que los trabajadores dejarán de percibir salarios de sus empresas, en el tiempo que dure el cese de tareas derivado de la crisis sanitaria.
En ese periodo recibirán pagos desde el Seguro de Cesantía, que es administrado por entes privados. El primer mes este pago representará un 70% de sus actuales ingresos; el segundo mes descenderá al 55 por ciento, mientras que el tercero al 45%.
Esta medida “beneficiará” a cerca de tres millones de trabajadores e implicará un desembolso al fisco de 2 mil millones de dólares, los que serán canalizados a través del Fondo Solidario del Seguro de Cesantía.
Peor es la situación para los cerca de 2,5 millones de trabajadores independientes e informales, que no tienen contratos de trabajo ni previsión, que han quedado sin apoyo fiscal para afrontar la crisis.
La periodista de Chilevisión Macarena Pizarro le enrostró este hecho al Presidente Piñera al entrevistarlo el domingo 29 en su domicilio del exclusivo barrio de San Damián, al oriente de Santiago. Pero, pese a su insistencia, no encontró respuesta.
Gonzalo Martner -que presidió el Partido Socialista entre 2003 y 2005- estima que las rebajas de sueldo y el obligado cese de actividades de muchos actores informales e independientes, tendrá como consecuencia “una fuerte disminución en la capacidad de consumo de la población, la que no va a hacer otra cosa que agravar la situación de contracción económica que estamos viviendo”.
Los bancos se quedan con todo
El economista Martner también menciona como evidencia que la elite gobernante está favoreciendo a las grandes fortunas en la presente crisis, el hecho que el Banco Central haya rebajado la tasa de interés de referencia en 50 puntos base, hasta 0,50%.
Mediante un comunicado del 31 de marzo, el ente regulador sostuvo que dicha definición apunta a “asegurar mayor liquidez al mercado” y «facilitar el acceso al crédito para personas y empresas».
Sin embargo, Martner afirma que esta determinación “no ha sido trasladada ni a los créditos de consumo ni a los créditos por capital de trabajo de las empresas”. Afirma que esto, unido a la detención de la demanda, conllevará “una quiebra masiva de empresas”.
No solo los bancos obran de esta manera. El ariqueño Bosco Martínez Fuentes destacó -este martes 7- en su cuenta de Twitter que lo llamaron de Cencosud para ofrecerle un préstamo a una tasa de interés anual de 34,8%. “Le digo, señorita pero si el Banco Central les aplica el 0,5% anual… ¡le están sacando 70 veces la ganancia al interés (…)!”.
El vendaval de malas noticias para los chilenos tuvo el martes 31 de marzo otro hito para el olvido. Ese día las aseguradas privadas de salud (Isapres) anunciaron un alza de los planes de sus clientes cercano al 5%.
Este incremento comenzaría a regir el 1 de julio pero, tras la conmoción social provocada por esta noticia, el Gobierno -a través del ministro de Salud Jaime Mañalich- gestionó en forma privada una postergación de tres meses para el inicio de este reajuste.
Téngase presente que Mañalich, antes de ser ministro de Salud en el primer gobierno de Piñera (2014-2018), fue director de Clínica Las Condes, uno de los mayores centros de salud privada del país. El accionista principal era el actual Presidente de Chile.
Estos abusos empresariales se dan en un contexto de severa crisis económica, que pone en cuestión el modelo neoliberal mismo. Tómese en consideración que este 1 de abril el Banco Central dio a conocer su informe de Política Monetaria (IPoM) en el que proyecta que Chile tendrá en 2020 un crecimiento que fluctuaría entre -1,5 y -2,5%.
Esta proyección tiene como correlato el anuncio realizado el 27 de marzo por la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, quien aseguró que estamos en el inicio de una recesión mundial “que será igual o peor que la de 2009”.