Por 21 votos a favor fue escogido el nuevo presidente del Senado, José Andrés Rafael Zaldívar Larraín, militante democratacristiano, quien ya había ocupado idéntico cargo en 1998 y 2004.
Luego de la renuncia de Ricardo Lagos Weber (PPD) y ganándole al candidato de la oposición, Baldo Prokurica (RN), quien sólo obtuvo 12 votos, el senador Zaldívar asumió la mesa junto al parlamentario Guido Girardi (PPD), quien obtuvo 19 sufragios para ganar la vicepresidencia, 4 más que la apuesta de la oposición, el senador Alejandro García Huidobro (UDI).
Abogado, ex ministro de Hacienda y de Economía en la presidencia de Eduardo Frei Montalva, y ex ministro del Interior de la presidenta Michelle Bachelet, el senador de 81 años y representante del Maule Norte detentará su cargo hasta marzo de 2018.
50 años de carrera política
Fue escogido senador en 1973, mismo cargo que ganó en 1989, 1997 y 2009. Curiosamente, la única vez que perdió fue ante su actual vicepresidente, en 2005, pero derribó la incertidumbre vaticinando que «él no se jubilaba y continuaría en la política».
En 2002 fue blanco de críticas por no abstenerse de legislar sobre enmiendas a la Ley de Pesca, siendo que poseía acciones en la pesquera Eperva, de Corpesca, perteneciente al grupo Angelini. Diez años más tarde, en otra reformulación de la misma ley, también fue duramente cuestionado ya que si bien ya no poseía acciones en dichas organizaciones, tanto su hermano Manuel como su sobrino Felipe estaban presentes en los directorios del mismo grupo empresarial.
También fue duramente cuestionado por emitir boletas, entre 2006 y 2010, por supuestas asesorías a la empresa Aguas Andinas, en momentos que la entidad era investigada por la PDI debido al presunto financiamiento irregular de campañas políticas. Fruto de esta relación laboral, Andrés Zaldívar ingresó a sus arcas montos cercanos a $150 millones.
Hábil negociador, fue uno de los responsables de bajar el ímpetu de reformas una vez culminada la dictadura. Sus palabras más de una vez han causado escozor, como en 2014, en pleno debate de cara a la Reforma Tributaria. Ante las críticas por los acuerdos logrados a puertas cerradas, afirmó: “Este tipo de soluciones requiere una cierta manera de hacer las cosas que no puede hacerse de cara a la opinión pública. Algunos se sienten más o menos informados, pero en estas cosas no todo el mundo puede estar en la cocina, ahí muchas veces está el cocinero con algunos ayudantes, pero no están todos, no pueden estar todos, es imposible”.