El presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, vive el momento más complicado de su mandato, después de que el Congreso le retirara la inmunidad y un juez dictará una orden de arraigo en su contra que le impide salir del país por su supuesta implicación en una red de corrupción.
Los 132 diputados presentes en el Congreso decidieron por unaninimidad -sin ninguna abstención- quitarle el fuero al presidente. Poco después la Fiscalía solicitó la orden de arraigo ante el «riesgo» de fuga.
«Creo que el arraigo es una medida precautoria necesaria», explicó la fiscal general y jefa del Misterio Público, Thelma Aldana. La fiscal declaró que, «a corto plazo», tambiénanalizan pedir la prisión preventiva del presidente.
Pérez Molina está acusado de «asociación ilícita, cohecho pasivo y caso especial de defraudación aduanera», aunque los fiscales que estudian el caso no descartan imputarle más delitos.
La causa contra el mandatario se inició el pasado 21 de agosto, día en que el Ministerio Público y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) solicitaron un antejuicio contra el presidente por tener pruebas suficientes para considerarlo uno de los líderes de la red de corrupción aduanera denominada La Línea.
Otras 28 personas están acusadas de participar en esta red criminal que defraudó millones de dólares al Estado, entre ellas su ex vicepresidenta Roxana Baldetti, quien ya está en prisión.
Aferrado al cargo
Pérez Molina, un general retirado de 64 años que llegó a la Presidencia de Guatemala en enero de 2012, se ha convertido en el primer mandatario desaforado de la historia del país. Desde ahora podrá ser investigado e incluso arrestado por su participación en la trama corrupta.
Por su parte, la ciudadanía desafió a la lluvia y salió a celebrar que los congresistas hicieran historia y decidieran «por unanimidad», retirarle el privilegio al mandatario.
Pese a las críticas, el presidente se ha aferrado al cargo e insiste en su inocencia. No obstante, reconoció que el país atraviesa una situación «delicada y compleja» y que él mismo ha vivido la situación más «humillante» que jamás imaginó, aunque, a su juicio, no le queda otra alternativa que aguantar en el puesto para garantizar las elecciones del próximo domingo.
Más de 7,5 millones de guatemaltecos están llamados a las urnas el próximo día 6 para elegir a casi 4.000 cargos públicos, solo cinco días después de que su hasta ahora presidente perdiera su inmunidad.
El mandato de Pérez Molina, que no puede presentarse a la reelección por ley, finaliza el próximo 14 de enero, cuando las nuevas autoridades tomen posesión.