El próximo domingo, Francia convoca las primarias para elegir al nuevo candidato de la derecha por el partido Los Republicanos (LR). Entre los nombres que suenan con más fuerza está el del ex presidente Nicolas Sarkozy y el del alcalde de Burdeos y ex primer ministro, Alain Juppé.
Además de ellos, otros cinco candidatos se presentan, todos ellos también rostros conocidos de la política francesa. Nathalie Kosciusko-Morizet, que fue candidata contra la actual alcaldesa de París, Anne Hidalgo, es la única mujer que competirá contra François Fillon, Jean-François Copé y Bruno Le Maire, todos ellos ex ministros. El séptimo candidato es Jean-Frédéric Poisson, presidente del Partido Cristiano-Demócrata, más alejado de las altas esferas del poder.
El partido exige un apoyo mínimo de 250 electos, 20 de los cuales de parlamentarios, y el voto de 2.500 militantes en una elección en la que todos los franceses inscritos en las listas electorales podrán votar, aunque no estén afiliados a los partidos de derecha. La segunda vuelta se celebrará en una semana más, el próximo 27 de noviembre.
Sobre posibles triunfos, proyecciones y efectos para las presidenciales, El Ciudadano conversó con el cientista político Pierre Lebret.
Según lo que revelan las encuestas, el principal duelo en las primarias de la derecha francesa se daría entre el alcalde de Burdeos, Alain Juppé y el ex presidente Nicolas Sarkozy. ¿Cuáles son los aspectos que diferencian más a ambas candidaturas para la elección?
Es la primera vez que la centro-derecha francesa organiza primarias desde la creación de la Quinta República en 1958. Tal y como vimos en Estados Unidos, las encuestas reflejan tendencias, pero no dan el resultado. Por eso debemos ser prudentes. Nicolas Sarkozy y Alain Juppé cuentan con una rivalidad de más de 30 años, dos hombres muy conocidos en la escena nacional, dos estilos muy diferentes. Alain Juppé llama a la unidad, e intenta que su estilo moderado sea una ventaja en un contexto nacional particularmente tenso. Su eslogan de campaña es “L’identité heureuse” (La identidad feliz), apelando a un mayor optimismo para los ciudadanos. Cabe recordar que Juppé fue uno de los políticos más cercanos e identificado como el heredero natural del ex presidente Jacques Chirac, reconocido por su moderación y liderazgo en la escena internacional.
Por su parte, Sarkozy pone en ventaja su energía y experiencia, queriendo hablar a “la mayoría silenciosa, la Francia que sufre”. Estos dos hombres encarnan dos derechas, dos líneas políticas, particularmente sobre el tema de la identidad, y en particular respecto del Islam. Alain Juppé no acepta como decía hace algunos meses « la histeria no razonable sobre este tema ligado a los musulmanes » y las confusiones que se pueden generar. El ex presidente Sarkozy, quiere que se pueda hablar de terrorismo islámico.
Respecto de la estrategia de conquistar el electorado para el próximo domingo, el alcalde de Burdeos ve con buenos ojos que electores de centro y de izquierda puedan ir a votar en estas primarias abiertas, lo que es inaceptable para Sarkozy, quien llama a votar a los que comparten los valores de una familia política y no más allá. Sin embargo, varios candidatos acusan Sarkozy de hacerle el juego a los electores del Frente Nacional, el ala de la extrema derecha de la política francesa liderada por Le Pen.
La lucha contra el terrorismo, la seguridad, el nacionalismo (cuestión identitaria) versus el islam, o la migración serán algunos de los temas que marcarán la campaña. ¿Qué miradas tienen ambos candidatos sobre ello?
Francia se vio sacudida de manera jamás vista por el terrorismo en los últimos años con múltiples ataques contra sus ciudadanos y sus símbolos más preciados. Lo más probable es que el estado de emergencia se mantenga hasta las próximas elecciones presidenciales.
La crisis migratoria es un problema europeo y global. Ambos candidatos concuerdan que se debe poner fin a la crisis siria, y que la diplomacia francesa, durante el mandato de Hollande, ha perdido fuerza y liderazgo para enfrentarse a una de las principales potencias involucradas: Rusia.
Respecto de las propuestas, hay más diferencias de formas que de fondo. Ambos concuerdan en reforzar la lucha con la radicalización, aumentar el control a los imams (persona que dirige la oración colectiva en el islam), el cierre de mezquitas salafistas, el aumento de los efectivos de policía y gendarmería, o la reforma de los servicios generales de información.
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Sin embargo, mientras Juppé defiende que Francia es un estado de derecho, Sarkozy apuntaría a realizar un referéndum el 18 de junio 2017 para decidir sobre la detención de los individuos fichados por los servicios de información, algo no autorizado por la legislación actual. Así como la suspensión automática del reagrupamiento familiar.
Tanto Juppé como Sarkozy tienen o han tenido asuntos con la justicia. En el caso de Juppé, fue condenado por financiamiento ilegal del partido en 2004. En el caso de Sarkozy, tiene pendiente un juicio que podría debilitarlo para las elecciones. ¿Podría llegarle el juicio antes de la convocatoria electoral del mayo?
Juppé ha sido condenado, y cumplió condena. Sarkozy mantiene una relación difícil con la justicia. Si Sarkozy gana las primarias, veo poco probable un juicio en el corto plazo, menos en plena campaña electoral.
Otro nombre que ha sonado en los últimos días es el de François Fillon, ex primer ministro de Sarkozy. En los últimos días mostró una dinámica en claro ascenso. ¿Podría llegar a dejar a Sarkozy en tercer lugar en la primera vuelta?
Los últimos sondeos han demostrado una claro asenso del ex primer ministro. Y los problemas judiciales de Sarkozy podrían complicar su pase a la segunda vuelta de estas primarias.
Además, algo inédito podría ocurrir en los próximos días: la proclamación de una candidata de la misma familia política que postularía directamente a la presidencia. Se trata de la ex ministra de Defensa de Chirac, Michèle Alliot Marie. Una mujer que ha ocupado los cargos de Interior, Justicia, Defensa, Relaciones Exteriores, y Deportes. Su candidatura no le haría nada mal al espectro muy masculino que dejo estas primarias.
¿La recién postulación de Emmanuel Macron como candidato presidencial, podría encender alarmas en el partido de Le Pen, visto las estrategias de su discurso del tipo «no soy ni derecha ni de izquierda»? ¿Y a Los Republicanos?
Sin duda. Un discurso que afectará de alguna manera por ser atípico. El ex ministro de economía de Hollande llamo este viernes en Marsella a no abandonar los territorios en favor de Marine Le Pen, insistiendo en que Francia es un país abierto y que nadie puede estar orgulloso de ver morir a hombres y mujeres en el mar Mediterráneo. Su discurso también fue particularmente agresivo contra los partidos políticos, afirmando que son instituciones “que ya no existen”.
Ante la pregunta de un periodista a Juppé sobre Macron, Juppé afirmo que Macron es el problema de la izquierda. Hoy, François Hollande es para Macron una desventaja y una ventaja.
Efectivamente, el talón de Aquiles de Macron es el fracaso económico de Hollande. El recién declarado candidato ha sido uno de los principales consejeros de Hollande, y en un segundo tiempo del mandato fue su ministro de Economía. Mientras Francia permanece estancada económicamente, los otros países europeos han logrado retomar la senda del crecimiento.
Por otro lado, Hollande tiene muy pocas posibilidades para repostular, llegando a niveles mínimos para un mandatario galo, por debajo del 15% de aprobación. Hace unos días también se dieron a conocer las nuevas cifras de desempleo, que volvieron a subir por encima del 10%, con los jóvenes como principales víctimas de ese aumento. La tasa de cesantía para la categoría 15-24 años llegó a niveles históricos con un 25,1%. El actual mandatario expresaba a inicios del 2016 que si bajaba el desempleo se presentaría nuevamente a las presidenciales, una idea que su propio Partido Socialista se está cuestionando hace varios meses. Sería la primera vez que un presidente no va a la reelección. Pero la izquierda cuenta con otro candidato declarado, Jean Luc Melenchon, y otro que está dejando entrever cada vez mayor protagonismo como el actual primer ministro, Manuel Valls.
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El desafío de los próximos candidatos será de presentar propuestas concretas capaces de entregar a Francia y a sus ciudadanos soluciones en cuanto al desempleo, el crecimiento económico y la crisis migratoria. Pero además, darle a ese país una voz más fuerte en la escena internacional, con los valores que le son propios. Francia y Alemania, con la UE, deben ser un contrapeso fuerte para enfrentar el aumento de los populismos, y defender los valores democráticos.
El candidato vencedor de estas primarias disputará con la ultraderecha de Marine Le Pen, que se proyecta con altas posibilidades de ganar, luego de la crisis de la socialdemocracia francesa (y europea), que dejó a Hollande en sus índices más bajos de popularidad. ¿Hay posibilidades reales de que las elecciones de Francia sean el siguiente Brexit, o el siguiente sorpasso, al estilo Trump?
Hace varios meses que los ultras derechistas o nacionalistas ganan terreno en Europa. Son los que prefieren la desintegración y el rechazo al otro, recordando períodos oscuros del Viejo Continente. Hoy, la victoria de Trump en Estados Unidos es una realidad y ciertamente le da un impulso a los candidatos como Le Pen.
Lo preocupante es la posible multitud de candidatos. En 2002, la dispersión del voto hizo que Jean Marie le Pen llegara a la segunda vuelta, una elección que Jacques Chirac había ganado con más del 80% de los votos. Hoy, la realidad es otra. Existe un contexto económico y social complejo desde la crisis que se inició el año 2008 y se profundizo en la zona euro, los efectos de la crisis migratoria, e ideas populistas que logran un cierto eco en la población gala. Los candidatos más moderados deben lograr reconectarse con la ciudadanía, porque lo que demuestra el Brexit, o la victoria de Trump, es justamente la necesidad de una profundización de la exigencia democrática. Si no lo logran, la extrema derecha de Marine Le Pen podría dar la sorpresa.
Francia debe reencontrar su liderazgo a nivel internacional, especialmente en el ámbito europeo. Junto con Alemania, deben dar un nuevo impulso al proyecto europeo. En el mundo complejo que estamos atravesando, es imperativo reencantar a la ciudadanía europea con el proyecto de integración, avanzando hacia una Unión Europea más social, que el lema oficial de la UE de “la unidad en la diversidad” no sea de papel, sino una realidad.
Meritxell Freixas
@MeritxellFr