Doble moral y cinismo es lo que demuestra el Gobierno de Estados Unidos con la postura que asumió ante el apagón que afectó recientemente a Venezuela, si se toma en cuenta la respuesta que dio ante la reciente emergencia humanitaria que generó el huracán María en Puerto Rico.
A mediados de septiembre de 2017, María golpeó la isla, una colonia de Washington a la que denominan Estado Libre Asociado. Desde entonces, la oscuridad se apoderó del país durante 11 meses.
Muchos recuerdan y denuncian, incluyendo al Gobernador de la isla, Ricardo Rosselló, que fue poco lo que hizo la administración estadounidense para ayudar a la población a superar el desastre.
Pero el presidente Donald Trump fue claro desde el principio. Cuando visitó la isla, trece días después del paso del huracán, les comunicó: «Odio decirles esto, pero hemos gastado mucho dinero en Puerto Rico».
La mayor ofensa llegó cuando, antes de finalizar un encuentro con damnificados, les lanzó unos pocos rollos de papel a los damnificados como si estuviese jugando baloncesto.
La polémica por las cifras
Aunque las autoridades advirtieron semanas después del suceso que la restauración de la red eléctrica podría tardar meses, poco imaginaron los habitantes que tendrían que esperar casi un año (agosto de 2018) para ver ese «milagro».
En septiembre del año pasado, un estudio de la Universidad George Washington reveló que los fallecidos a causa de los ciclones María e Irma no fueron 64, como dijo el Gobierno en un inicio, sino 2.975, reseñó BBC Mundo.
A través de Twitter, Trump fustigó esa investigación. «Si una persona muere por cualquier causa, como la vejez, la agregan a la lista. Mala política», escribió.
También en agosto del mismo año, antes de que se publicara el estudio, las autoridades de la isla reconocieron que el huracán generó al menos 1.427 muertes.
Durante los 11 meses que estuvieron en penumbra, los 3,4 millones de habitantes padecieron también, bajo la mirada indiferente de EE. UU., la falta de agua potable, de atención médica y ruptura de las telecomunicaciones.
Pero, las fotos, videos y cifras que mostraban la catástrofe no importaban al Mandatario estadounidense, quien fervorosamente defendió que su administración dio una respuesta «fantástica».
«Hemos puesto miles y miles de millones de dólares en Puerto Rico y fue muy difícil. Creo que la mayoría de la gente allí realmente aprecia lo que hemos hecho», llegó a decir.
No fue tan «fantástico»
«Es imposible que haya habido una respuesta «fantástica», en tanto somos tratados como ciudadanos de segunda clase», denunció en septiembre del año pasado el gobernador Rosello.
Asimismo, recordó que toda la infraestructura básica fue devastada, miles de habitantes perdieron sus vidas y muchos otros aún luchaban para salir del desastre.
«Ninguna relación entre una colonia y el Gobierno federal podría ser calificada como ‘exitosa’, porque los puertorriqueños carecen de ciertos derechos inalienables de los que gozan nuestros compatriotas en Estados Unidos«, dijo Rosselló.
Las denuncias por el mal accionar también recaen sobre la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por su sigla en ingles), pues tras un año del desastre, en septiembre de 2018, se consiguieron millones de botellas de agua destinadas a las víctimas de María que nunca llegaron a su destino.
El hallazgo lo reportó la Administración de Servicios Generales (GSA) de Puerto Rico, entidad que contabilizó 20.000 palés (paletas) de agua embotellada abandonadas en un terreno en Ceiba, una ciudad al noreste de la isla, refirió BBC Mundo.
La GSA nunca supo cómo llegaron ni cuanto tiempo tenían allí, pero había recibido quejas sobre el sabor y el olor del líquido.
La «preocupación» por Venezuela
La diferencia es notable cuando se habla de Venezuela, país en el que Trump y sus aliados en Sudamérica pretenden concretar un golpe de Estado contra el presidente reelecto, Nicolás Maduro, al costo que sea.
El propio Trump, su vicepresidente, Mike Pence, y el senador Marco Rubio se muestran urgidos por ingresar a la fuerza una supuesta «ayuda humanitaria» a Caracas, pues el deseo es que su ficha, el líder de la Asamblea Nacional en desacato, Juan Guaidó, y autojuramentado «presidente interino», acabe con Maduro.
Desde el pasado jueves 7 de marzo se registraron en la nación sudamericana fallas eléctricas producto de un ataque cibernético perpetrado contra el Sistema Automatizado de Control (ARDA) de la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar, ubicada en la represa del Guri, en el estado Bolívar, refirió AVN.
«El apagón nacional en Venezuela es un recordatorio de que la infraestructura una vez sofisticada del país ha sido saqueada y se ha deteriorado bajo la mala administración de (Nicolás) Maduro», fue lo que dijo el enviado especial de Estados Unidos para Venezuela, Elliott Abrams.
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https://www.elciudadano.cl/latino-america/capturados-dos-autores-materiales-del-sabotaje-electrico-en-venezuela/03/11/