Fue una jura y una asunción más protocolar que emotiva, y mucho menos aún entusiasta, a pesar de las expectativas que estaban depositadas en el Congreso por el discurso con que Mauricio Macri iniciaba su presidencia. Federico Pinedo condujo el acto como presidente provisional del Senado y en el marco de un interinato presidencial-judicial que duró minutos menos que 12 horas. El protocolo de la jura se resolvió con la fórmula a través de la cual la vicepresidenta Marta Gabriela Michetti y Macri leyeron su propio juramento. Cinco presidentes latinoamericanos, el rey emérito de España, delegaciones de distintos continentes, gobernadores de varias provincias, ex presidentes vernáculos y los tres únicos miembros de la Corte Suprema siguieron la ceremonia desde los palcos especiales. La ausencia de la gran mayoría de los diputados del Frente para la Victoria dejó un enorme vacío en las bancas de la Asamblea Legislativa que la dispersión ayudo a disimular, aunque no se plegaron al faltazo los diputados de Corrientes y Salta y los aliados santiagueños del Frente Cívico. En senadores la presencia del FpV atravesó a otras provincias.
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Efímero. La etapa de presidente provisional que le adjudicó el fallo de la Justicia federal a Federico Pinedo se extendía hasta el mediodía de ayer con la jura de Macri. En los pasillos del Palacio Legislativo no se agotaban las chicanas y bromas sobre la situación del legislador que en una semana pasó de diputado a senador (en reemplazo de Diego Santilli, ahora vicejefe de Gobierno porteño) y en la Cámara alta juró como presidente provisional del Senado. Como tal, quedó segundo en la línea sucesoria presidencial y el fallo de la jueza María Servini de Cubría lo dejó inesperadamente a cargo de la presidencia de la Nación. Contra lo previsto, Macri juró a las 11.45 horas y acortó 15 minutos el ya de por sí efímero estrellato de Pinedo.
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Senadora. Marta Gabriela Michetti juró como vicepresidenta de la Nación y presidirá el Senado aunque la renuncia a su banca de senadora no alcanzó a tratarse en la frustrada sesión de la Cámara alta de este miércoles, con lo que la flamante vice ocuparía irregularmente dos cargos. Cerca de Michetti se desligaron de la situación al afirmar que con la presentación de su renuncia ya bastaba. Sí tuvieron que cumplir sin dilaciones ese trámite quienes pasaron de la Cámara baja a la alta o los legisladores que tuvieron que renunciar a algunas de sus bancas para asumir otros cargos como gobernadores o intendentes.
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Bancas I. La ausencia de la bancada de diputados kirchnerista se hizo notar en el recinto, aunque algunos díscolos ocuparon sus lugares. El primero en llegar al recinto fue el correntino Carlos Rubín, cuya soledad trataban de calmar los diputados macristas que se acercaban para agradecer la presencia. De a poco, se hicieron presentes otros correntinos, salteños como Pablo Kosiner, algunos tucumanos y los aliados del Frente Cívico santiagueño con una delegación de cinco diputados encabezados por la ex presidenta primera de la Cámara baja, Norma Abdala de Matarazzo. Entre los senadores, la presencia del FpV fue más notoria pero absolutamente minoritaria: entre los presentes estuvieron el tucumano José Alperovich, los salteños Rodolfo Urtubey y María Cristina Fiore, el santafesino Omar Perotti, el santiagueño Gerardo Zamora (vicepresidente del Senado por el FpV), el correntino Camau Espínola, la tucumana Beatriz Mirkin, la bonaerense María Laura Leguizamón, los misioneros Juan Manuel Irrazabal y Sandra Giménez y el chubutense Mario Pais. Unos 85 diputados y 30 senadores del FpV se ausentaron.
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Bancas II. Ante la ausencia de la oposición, los legisladores de la alianza Cambiemos se distribuyeron por todo el recinto. Los senadores radicales como Angel Rozas y Julio Cleto Cobos, entre otros, ocuparon bancas y no las sillas del reducido espacio destinados al Senado. Incluso el renunciante jefe de la UCR, Ernesto Sanz, ocupó otra banca aunque su mandato como senador ya expiró. También se sentaron en sus bancas algunos funcionarios designados por el presidente Mauricio Macri que todavía no renunciaron a ellas, como el futuro embajador ante los Estados Unidos, Martín Lousteau, y Laura Alonso, próxima titular de la Oficina Anticorrupción. En cambio, los radicales Ricardo Buryaile (Agricultura), Julio Martínez (Defensa) y José Cano (Plan Belgrano), pese a que no aún no renunciaron a sus bancas, se ubicaron junto al gabinete de Macri que juró por la tarde.
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Grieta. La diputada del FIT-PTS, Myriam Bregman, había anunciado su ausencia ante la Asamblea Legislativa. Pero sus compañeros de interbloque, Néstor Pitrola, Pablo López y Soledad Sosa (FIT-PO) decidieron estar ayer presentes en el recinto y acompañar la ceremonia institucional.
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Desfile. El look Juliana Awada predominó entre las diputadas de Cambiemos: al menos cinco jóvenes legisladoras lucieron vestidos cortos de líneas sobrias, de color blanco o natural, con encaje pero sin demasiada estridencia. La ex candidata presidencial de Progresistas, Margarita Stolbizer, compartió el mismo estilo. La chaqueña Elisa Carrió llegó enfundada en un vestido color “peltre” metalizado, manga corta, derecho de línea Jackie. Victoria Donda lució un vestido negro ajustado y mini. Entre los hombres, se destacó el massista Felipe Solá, con un llamativo saco blanco de lino.
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Aplausos. El breve discurso de Mauricio Macri duró apenas 29 minutos pero fue interrumpido una veintena de veces con aplausos de distintas proporciones. Los más efusivos los arrancó su mención a propuestas de largo aliento de las que no dio detalles ni precisiones de cómo alcanzarlos. La lista incluyó las menciones a “pobreza cero”, “lucha contra el narcotráfico”, “lucha contra la corrupción”, o proclamas como “justicia independiente” y que “no habrá jueces militantes”. Los aplausos más tibios, arrancaron del grupo más entusiasta de legisladores macristas que arrastró al resto y en otros se apagaron rápidamente. En cambio, los legisladores del FpV siguieron el discurso de Macri casi sin respaldar con sus palmas ninguna de las frases, salvo casos aislados. Pero se sumaron al coro de aplausos cuando Macri prometió diálogo con gobernadores e intendentes de todo signo político. Los diputados del FIT-PO no hicieron ninguna manifestación de agrado al discurso presidencial.
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Canto. Sin militancia en gradas, la asunción de Mauricio Macri no tuvo ni explosiones ni manifestaciones de júbilo más allá de algunos aplausos entusiastas. Cuando el presidente se retiraba de la Asamblea Legislativa y emprendía camino a la Casa Rosada, desde las bancas comenzó a cantarse el himno de campaña macrista: “Sí se puede, sí se puede”, que prendió entre algunos invitados. La misma consigna que acompañó la campaña de Barack Obama en su primera llegada a la Casa Blanca, aunque tal vez el enviado del presidente estadounidense a la asunción, su secretario de Transporte Anthony Foxx, no entendiera el contenido.
Fuente: Página 12