Raúl Sohr sobre crecimiento de ultraderecha en Alemania: «Existe miedo a lo desconocido y no un rechazo a la convivencia con los migrantes»

"La paradoja es que la mayor votación de la AfD se dio en la zona de la ex República Democrática Alemana, que es donde hay menos tasas de migración", señala el analista internacional a la hora de revisar los resultados de los comicios alemanes.

Raúl Sohr sobre crecimiento de ultraderecha en Alemania: «Existe miedo a lo desconocido y no un rechazo a la convivencia con los migrantes»

Autor: Jose Robredo

Los resultados de las elecciones generales de este domingo 24 de septiembre en Alemania confirmaron las proyecciones que daban por ganadora a la Canciller Ángela Merkel, que con el 33% obtenido por  la Unión cristanodemócrata (CDU/CSU) aseguraba mantenerse en el cargo por cuatro años más y, de esta forma, llegar a los 16 en el poder. Si bien el resultado no significa tener mayoría absoluta en el Parlamento (Bundestag), sí le permite encabezar un gobierno de coalición hasta 2021.

Sin embargo, la victoria, que se logra con la votación más baja desde su primera elección en 2005, se da en un contexto especial y que de seguro marcará la gestión tanto a nivel interno como europeo: El retorno, tras 72 años, al Parlamento de la ultraderecha, representada por la AfD (Alternativa para Alemania) que obtuvo el 12,6% de los votos, lo que significa tener 94 representantes en el Bundestag y, de paso, convertirse en la tercera fuerza política germana.

El discurso xenófobo, antimigratorio y antieuropeo de la AfD, partido que nace en 2013 y que hasta el momento tenía representación en 13 de los 16 parlamentos regionales, caló fuerte en el electorado conservador alemán, que hasta estas elecciones daba sus preferencias a la «Mutti» (mamá) Merkel. Sin embargo, las medidas económicas impulsadas en su gestión y la política migratoria fueron los elementos para el crecimiento de la ultraderecha, lo que se refleja en los dichos del líder del partido, Alexander Gauland, tras conocerse los resultados de los comicios: «No queremos entregar Alemania a una invasión de extranjeros de cultura diferente. Así de sencillo».

Así, mientras Merkel busca conformar gobierno con partidos más pequeños, el AfD se dispone a plantear su estrategia de oposición desde el parlamento: Restablecer los controles fronterizos permanentes en Alemania, salir de la zona del euro y un retorno al marco alemán.

Sin embargo, a horas del triunfo la ultraderecha tuvo su primer traspié con el anuncio de Frauke Petry, una de las líderes de la formación, que no ocuparía su escaño dentro del grupo parlamentario de la «Alternativa para Alemania», sino que lo haría como independiente. Esto, ya que -sostuvo- “deberíamos ser transparentes hoy y decir que hay un desacuerdo sobre contenido en AfD y creo que no deberíamos ocultarlo porque la sociedad está pidiendo un debate abierto”.

Respecto de los escenarios que se abren para el gigante europeo, El Ciudadano conversó con el periodista y analista internacional, Raúl Sohr, quien sostiene que al revisar la votación de la ultraderecha se concreta a partir de «un proceso insólito, sorpresivo y casi inaudito de flujo migratorio, donde entraron casi un millón de personas, lo que provocó un shock en varios sectores de Alemania».

Al mismo tiempo, Sohr señala sobre el nuevo período de Merkel en el poder que éste se basará en «su pragmatismo y su capacidad negociadora. Ella ha podido gobernar con los socialdemócratas, ahora puede gobernar con los liberales y con los verdes, es decir, ella se mueve con mucha facilidad y sabe negociar».

¿Cómo se puede proyectar el liderazgo de Merkel, con un apoyo que ha migrado hacia la extrema derecha?

El auge de la ultraderecha en Alemania es un fenómeno que estamos observando en Estados Unidos, Francia, donde el Frente Nacional obtuvo una votación extraordinaria. En muchos países se está dando la aparición de estos grupos antimigratorios y que representan temas de identidad nacional, donde por ejemplo la AfD planteó como fundamental la «islamofobia» y el azuzar los temores sobre que Alemania se estaba islamizando y perdiendo su identidad cristiana tradicional. Este discurso tiene una audiencia casi marginal, pero que en otros casos no es tan así, como en el caso de Francia donde obtuvo casi el 30 por ciento de los votos.

¿Cómo llega este partido a convertirse en tercera fuerza política con su 13%? 

Esto se da luego de un proceso insólito, sorpresivo y casi inaudito de flujo migratorio, donde entraron casi un millón de personas, lo que provocó un shock en varios sectores de Alemania. La paradoja es que la mayor votación de la AfD se dio en lo que era la ex República Democrática Alemana, que es donde hay menos tasas de migración en el país; en cambio, les fue muy mal en Berlín, donde está la mayor concentración de extranjeros y el tema no causa el impacto como en las zonas donde sí existe importante presencia. Esto viene a demostrar que existe miedo a lo desconocido y no un rechazo a la convivencia con los migrantes.

¿El crecimiento de esta fuerza puede considerarse una advertencia a Merkel? 

Habrá que ver, esto puede ser coyuntural; como lo dijo la señora Merkel, «fueron cuatro años muy difíciles». Ahora, junto con la inmigración hay otros temas. Por ejemplo, había mucho rechazo a los paquetes de rescate de Grecia para sostener el Euro y ella fue la gran «campeona» en tratar de ayudar a Grecia, en términos muy duros, pero finalmente se evitó la crisis y nadie tuvo que abandonar la UE, lo que hubiese sido un terremoto de grandes proporciones. Esto le trajo costos, pues mucha gente dijo: «¿Por qué con nuestros impuestos debemos solucionar los errores económicos de otros países?».

¿Esa política hacia Europa y con respecto a la migración se mantendrá en este nuevo período?

Digamos que ya la adecuó. Por ejemplo, en el tema de refugiados, Alemania estableció una clara diferencia entre estos y los inmigrantes, ya que un volumen importante de la gente que llegó a territorio alemán por razones económicas, perfectamente atendibles, pero sus vidas no estaban en peligro. Al ser más estrictos los criterios, han comenzado las deportaciones, pero han adoptado una actitud abierta con los que sí son refugiados, especialmente con los sirios.

Raúl Sohr, periodista y analista internacional

¿Dónde está la clave de su rol en Europa?

Uno se fija que perdió un millón de votos, pero no deja de ser la votación que obtiene, ya que el poder se gasta y alcanzar un cuarto período es importante. Ella ha tenido una actitud muy valiente frente a Erdogan en Turquía y lo ha confrontado; lo mismo pasa con Putin, al que ha enfrentado de forma bastante dura, y hoy se encuentra enfrentada con Trump. Por estos días, Merkel aparece como el líder más importante frente a Estados Unidos, las políticas nacionalistas, proteccionistas y antimigratorias de la administración del presidente norteamericano.

La importante baja de la socialdemocracia (SPD), ¿como se puede explicar?

Uno de los grandes perdedores en estos comicios son los Verdes que vieron reducida de forma importante su votación, llegando casi al 9 por ciento; a La Izquierda (Die Linke) no le fue tan mal, al sacar cerca del 10 por ciento; mientras que la extrema derecha vuelve al Parlamento con su 13 por ciento y se transforma en la tercera fuerza. Ahora, qué pasa con la socialdemocracia: Ellos podrían haberse mantenido dentro de la coalición de gobierno, como la que existe en este momento, pero el SPD junto con querer revivir su perfil propio -ya que acusan la baja de su votación a ser parte del gobierno y al quedar de vagón de cola pierden el atractivo-, junto con eso, buscan convertirse en el primer partido de la oposición, bloqueando las opciones de crecimiento de la Alternativa para Alemania.

¿Cuál será el eje del nuevo período de Ángela Merkel?

Creo que el gran atributo de la señora Merkel es su pragmatismo y su capacidad negociadora. Ella ha podido gobernar con los socialdemócratas, ahora puede gobernar con los liberales y con los verdes, es decir, ella se mueve con mucha facilidad y sabe negociar, lo que quedó demostrado en las tratativas europeas. Siempre, en última instancia, el árbitro ha sido ella y es la que evita los conflictos, lo que no es un tema menor para un gobernante.

¿Con esto se sitúa en la misma línea de los liderazgos de las superpotencias?

Hay un dicho que reza: “Alemania es muy grande para Europa y demasiado chica para el mundo”, y hay algo de verdad en eso, ya que gravita enormemente en el viejo continente pero es un enano político a nivel internacional. Producto de la Segunda Guerra Mundial no ha construido Fuerzas Armadas, no tiene mucha capacidad de intervención, voluntariamente, porque no se lo han propuesto. De hecho, la opinión pública alemana es partidaria de tener el más bajo perfil posible. ¿Si esto cambiará? Será lento, hasta que decidan convertirse en una superpotencia.


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