Dos meses después de la consulta del Brexit, que agudizó la crisis en la Unión Europea (UE) por la decisión popular de abandonar la alianza, el gobierno de Londres aún no tiene claro cómo procederá para llevar a la práctica la separación.
De partida, los dos ministerios creados ad hoc para este proceso -el ministerio del Brexit y el de Comercio Internacional- no disponen de personal suficiente para sacar adelante la tarea ni tampoco tienen aún sedes propias.
El interrogante que sigue abierto es la fecha prevista para que la nueva primera ministra, Theresa May, invoque el artículo 50 del Tratado de Lisboa y empiece a correr el protocolo oficial de salida. Durante las últimas semanas, varias han sido las especulaciones sobre la gran incógnita, aunque se apunta que podría ser a finales del 2017 o principios de 2018.
Pero el punto clave para avanzar en el proceso es el modelo de relación que Londres quiere establecer con la UE. Las opciones, por ahora, se concretan en dos escenarios: o pertenecer al mercado único -el modelo noruego- o tener acceso al mercado único con algunas medidas diseñadas a la medida de Reino Unido.
Para los defensores de permanecer dentro de la UE, la primera opción sería la ideal, pero es difícil que los detractores lo acepten ya que implicaría asumir la inmigración comunitaria, el respeto a las normas de la UE y una contribución del presupuesto europeo.
Faltan especialistas
Dos artículos publicados en los medios The Times y The Guardian aseguran que se necesitan entre 5.000 y 10.000 especialistas para llevar a cabo la salida del Reino Unido de la UE, en un proceso que podría alargarse durante una década y que puede tener un coste directo, sólo en salarios, de 6.000 millones de euros.