Es interesante conocer cómo cubre la prensa internacional los escándalos que han sacudido Chile recientemente. Para ello vamos a analizar el artículo escrito por el periodista Horacio Brum para la revista uruguaya Brecha sobre Luksic bajo el título «El gran titiritero de Chile».
El caso Caval «plantea la posibilidad de que el verdadero poder esté en las manos de un hombre que no necesita hacer política, porque hace a los políticos«, comienza el artículo destacando la influencia que tiene este grupo empresarial con nombre propio sobre las fuerzas políticas del país.
Mientra que el matrimonio Dávalos-Compagnon ha tenido que enfrentarse a los tribunales por las acusaciones de tráfico de influencias, Andrónico Luksic Craig «no da entrevistas a los medios, no es citados por los jueces y una comisión investigadora del Congreso apenas comienza a considerar la posibilidad de invitarlo a declarar«, lo que demuestra la particular inmunidad de la que disfruta este personaje, inmunidad que le ha sido concedida a golpe de talonario.
El artículo recuerda que algunos testimonios recopilados por la justicia así como las circunstancias en que se aprobó el préstamo «ponen por lo menos dudas razonables respecto del papel de Luksic en el caso«.
«Es sugestivo además que la aprobación del préstamo, cuyo trámite había comenzado cuando Bachelet era candidata presidencial, le fue comunicada a Caval al día siguiente de que las urnas dieron a la madre de Dávalos un segundo mandato«, recuerda el periodista apuntando que Luksic mintió acerca de los encuentros que había tenido con el hijo de Bachelet y su esposa.
El artículo también analiza y profundiza sobre el poder y la influencia del imperio Luksic: «Cuando uno toma un agua mineral Nativa en Uruguay, o una cerveza Schneider en Argentina, está contribuyendo a aumentar una fortuna que surgió de lo que algunos en Chile llaman “pillería” o viveza, pero que bajo otra óptica podría haber sido una estafa«.
El periodista corresponsal en Chile de la revista uruguaya Brecha cuenta la historia de cómo se creó el imperio Luksic a partir de un mal entendido en la venta de una de las minas de Andrónico Luksic Abaroa, hijo de un inmigrante de Croacia. Al parecer Luksic Abaroa ofreció la mina a un inversor japonés por 500 mil pesos pero el comprador entendió 500 mil dólares, y a partir de ahí comenzó a formarse la fortuna del imperio Luksic.
«Hasta hoy, esa manera de actuar es aclamada en los círculos empresariales chilenos como un ejemplo de la habilidad para los negocios de don Andrónico, el padre del hombre que prestó 6.500 millones de pesos chilenos al hijo de una candidata presidencial, seguramente con el ojo puesto en el inminente regreso de la madre a la casa de gobierno«, escribe Horacio Brump.
En el retrato de Andrónico Luksic Craig, el periodista recuerda la tradición familiar de cultivar la influencia política para convervar su poder: «Andrónico padre negoció con Salvador Allende la expropiación ventajosa de algunas de sus empresas y pudo conservar otras; además, le hizo el favor al presidente de dar refugio en una de sus residencias al general Carlos Prats, a quien más tarde asesinó la dictadura de Pinochet«.
Más tarde, a partir de 1973, el que entonces era cabeza de familia de los Luksic fue acusado de traición y castigado con la prohibición de obtener parte del botín de las privatizaciones de empresas estatales. La familia se trasladó a Inglaterra para regresar durante la década de los 80 aprovechando la crisis económica «para comprar a precio de liquidación buena parte de las empresas de sus antiguos enemigos«, explica el artículo de la urugaya BRECHA.
Tras su regreso a Chile, «por alguna extraña coincidencia, Luksic Abaroa empezó a hacer grandes inversiones en Croacia, la patria de sus ancestros, apenas dos años después del descubrimiento, en 1991, de un gran contrabando de armamento del Ejército chileno a ese país«. Al parecer los culpables de ese contrabando fueron condenados en 2012, «pero todavía hay muchos aspectos poco claros del caso«. Finalemente, Andrónico Luksic logró la amistad y simpatía del gobierno de Croacia, contruyendo en el país europeo un conjunto de complejos turísticos que actualmente valen más de 800 millones de dólares, según la información publicada en el artículo.
El empresario Andrónico Luksic Abaroa aseguró antes de morir en 2005 la solidez de su imperio a través de generosas contribuciones a las campañas electorales de todos los sectores. «Esta práctica permitió la construcción de una amplia y útil red de contactos políticos, que se hizo más estrecha con la Concertación centroizquierdista a partir de la candidatura presidencial de Ricardo Lagos, en 1999«, explica el periodista Horacio Brump.
«El ministro de Energía actual y recaudador principal de la campaña de Ricardo Lagos tuvo una amistad íntima con Andrónico Luksic padre, un vínculo que se trasladó a los hijos, y la lista de los “enlaces” entre los Luksic y el mundo político podría ocupar más espacio que este artículo«, denuncia el periodista.
«Como la derecha sólo ha tenido un gobierno desde el fin de la dictadura, son menos los ex funcionarios que recibieron o reciben el sueldo del bolsillo de Andrónico Luksic Craig, aunque en la gerencia legal de Quiñenco, el grupo que incluye a sus principales empresas, se destaca Rodrigo Hinzpeter, fundador y prohombre de Renovación Nacional, ministro del Interior y de Defensa del presidente Sebastián Piñera«
Finalizando el artículo, Horacio Brum denuncia que en el año 2000, cuando Jaime Estévez -ministro de Lagos- era presidente del Banco del Estado de Chile, la entidad le concedió al imperio Luksic un préstamos de 120 millones de dólares «a la tasa más baja del mercado para que compraran la institución bancaria cuyo cuerpo directivo integran actualmente«.