Sanhattan inundado: la paradoja del subdesarrollo

Mientras tanto, a pocos kilómetros, tanto al sur como al norte, y al pobre poniente, existe un territorio llamado Chile, vecino y sostenedor del otro Chile, el que cuando se moja las patitas al borde la hermosa cordillera de Los Andes, grita más que chancho a punto de convertirse en ñachi.

Sanhattan inundado: la paradoja del subdesarrollo

Autor: Patricio Araya

 

2281976“Comparto plenamente lo que dijo el ministro (Jorge) Burgos, en términos de que no hay que echarle la culpa a la naturaleza; aquí las fallas son humanas, éstas se producen por la negligencia que tienen, por un a lado, los funcionarios públicos, y por otro, los actores privados que dicen ‘qué me importa mayormente’», sostuvo en entrevista con El Ciudadano el presidente de la Fundación Defendamos la Ciudad, Patricio Herman, en relación a los daños provocados por el desborde del río Mapocho a altura de Sanhattan, el Nueva York del Chile ABC1, que este fin de semana se embarró las patitas.

“No hay un alto nivel de profesionalismo que sí existe en los países desarrollados del primer mundo”, sentenció Herman. Y añadió: “El drama de Chile es que es un país demasiado tercermundista, yo lo encuentro muy rasca; soy chileno, pero soy muy crítico de cómo se hacen las cosas en este país”.

Patricio Herman, presidente de la Fundación Defendamos la Ciudad prefiere hablar de “culpas compartidas” a la hora de individualizar a los responsables de la descontrolada inundación que este fin de semana afectó al vecindario más ABC1 de la capital, el Sanhattan a la chilena, conformado por un conjunto de mega estructuras que dan forma al mayor símbolo de la desigualdad criolla, tanto vial como social.

Del mentado anegamiento (qué importa que otras regiones o puebluchos de donde el diablo perdió el poncho se hundan en el barro y la miseria, y sus habitantes se mojen como diucas) “le echan la culpa a la Costanera (Norte)”, asegura el líder de Defendamos la Ciudad.

“Pero no sólo a la Costanera Norte, creo que aquí hay culpas compartidas; cuando el Estado delega una responsabilidad en un privado, el Estado no se puede desentender de lo que hace el privado. Si aquí (lo que sucede es que) le dicen a la Costanera (Norte) ‘haga tal trabajo’, y ésta, que es la concesionaria de una obra vial decidida por el Estado, no ejecuta la obra, sino una empresa constructora, que en este caso se llama Sacyr; por tanto, en mi opinión, aquí hay tres responsables: el ministerio de Obras Públicas, la concesionaria Costanera Norte y la empresa constructora Sacyr”, explica Herman a El Ciudadano.

No obstante, Patricio Herman –quien en una columna escrita hace tres años, ya vislumbraba lo que podía suceder en la ribera más cuica del Mapocho–, hoy asegura que “las concesionarias, con sus lobistas y con sus ansias de tener negocios, de una u otra forma convencen a los funcionarios del Estado para que se hagan una serie de obras; particularmente esta obra que se llama Sistema Centro Oriente, que es una obra decidida por el gobierno de Piñera, que contempla una inversión del orden de los 500 millones de dólares, cuya envergadura resulta bastante discutible, podría haber sido más disminuida”.

Lo anterior, según Herman, tiene que ver con un “desorden institucionalizado” que existe en Chile en materia de planificación de la ciudad, cuyo responsable es el ministerio de Vivienda y Urbanismo, y en ningún caso el ministerio de Obras Públicas. “Éste último se está arrogando responsabilidades que no le corresponden, ya que el Sistema Vial Centro Oriente fue decidido por el MOP, y el Minvu no tuvo mayor injerencia”.

A propósito de la inundación que afectó durante el fin de semana al sector oriente de la capital, Patricio Herman refiere una situación “bastante vergonzosa” que afecta a las tres torres ubicadas en el predio del ex estadio Santa Rosa de Las Condes, cuyos subterráneos también resultaron inundadas.

En rigor, dichos edificios fueron construidos en los terrenos donados por el Estado a la Universidad Católica mediante una cláusula modal para ser destinados a actividades deportivas y áreas verdes en beneficio de los estudiantes de esa Casa de Estudios, los que acabaron en manos del mismo empresario que construyó el edificio Titanium.

“La cláusula modal fue vulnerada con la complicidad del Estado y finalmente el Club Deportivo de la Universidad Católica se lo vendió a un privado, a Abraham Senerman, en 35 millones de dólares para que construyera esas tres torres; o sea, aquí la Católica lucró indebidamente con un regalo que le había hecho el Estado, dos días antes que Salvador Allende asumiera la Presidencia de la República, en 1970”.

¿No se trató de un comodato?

No, fue una donación. Fue un regalo con una cláusula modal, con destino específico, cláusula que fue vulnerada por el Club Deportivo de la Universidad Católica y tolerada por el Estado de Chile en la época del gobierno de Ricardo Lagos.

La ‘anécdota’ narrada por Patricio Herman, en su opinión, “no hace más que demostrar la vulnerabilidad en que se encuentran la planificación de las ciudades respecto a quienes toman las decisiones”. Otro factor son los estudios de impacto ambiental en materia de transporte urbano.

“Cuando se construyeron las tres torres –en los terrenos enajenados por la PUC–, el titular del proyecto, el empresario inmobiliario Abraham Senerman, tuvo que hacer un estudio de impacto y las autoridades competentes, el seremi de Transportes obligó al titular (de la obra) a que hiciera una serie de obras de mitigación vial, bastante millonarias”, explica Herman.

“Y el titular del proyecto –agrega–, lógicamente, las realizó, es decir, el hombre gastó la plata, varios millones de dólares. Luego, en el marco del Sistema Vial Centro Oriente, ya en el gobierno de Piñera, se decidió que las obras ejecutadas por Senerman tenían que ser destruidas, y se destruyeron. Esto no sucede en ningún país, sólo en Chile.

¿Qué sentido tuvo esa destrucción de las obras de mitigación?

Esa fue una decisión que se tomó entre el MOP y el ministerio de Transportes; es decir, aquí se le obliga a un actor privado para que invierta varios millones de dólares en obras de mitigación vial por los efectos de los mayores flujos vehiculares que iba a tener este proyecto de las tres torres, pero después se dieron cuenta (en el gobierno) que se habían equivocado y obligaron a que se destruyeran, y se eliminaron porque finalmente no tenían coherencia con las obras decididas por el MOP, respecto a todos los túneles, los puentes y un enjambre de obras viales que se están ejecutando en el lugar colindante al río Mapocho.

A propósito de las grandes inversiones viales que se hacen en Santiago, que incluye un inusitado desarrollo del metro, más los inagotables proyectos inmobiliarios privados, ¿cuál es tu apreciación respecto al desequilibrio que ello supone con el desarrollo del resto del país?

Eso no solamente se ve con las obras viales. Pasa que los que toman las decisiones en Chile es gente que vive en Santiago. Es más, estos 500 millones de dólares que se le entregaron a dedo a la concesionaria Costanera Norte, la que subcontrató a la constructora Sacyr, se hace porque los que toman las decisiones y los que forman parte de los diferentes grupo económicos que son los que pautean a los gobiernos, viven en esa zona; o sea, hay que facilitarle la vida a toda la gente que toma las decisiones. Más del 98 por ciento de estos prohombres, que son los que mandan en Chile, viven entre las comunas de Las Condes, Lo Barnechea y Vitacura. Esa es la razón.

¿Eso explica la mega obra de la ex rotonda Pérez Zujovic?

Exactamente, es una mega obra. Son 500 millones de dólares.

Llama la atención que en unos pocos kilómetros cuadrados se desarrollen casi en paralelo obras como el túnel San Cristóbal, la misma Costanera Norte, el mall Costanera Center, las mismas tres torres del ex Santa Rosa de la Las Condes, el ya dicho nuevo complejo vial en la ex rotonda Pérez Zujovic…

Efectivamente. Con estas obras, la Costanera Norte se va a unir con la Costanera Sur, la que en este tramo específico, fue construida por el empresario inmobiliario que construyó las tres torres que se inundaron, el señor Senerman.

¿Es posible que a través de tu fundación, u otra, se logre revertir algunas de estas obras?

Es muy difícil. La fundación que yo presido es ‘cliente frecuente’ de la Contraloría.

Como una muestra palpable del poder omnímodo de los grandes inversionistas que se apoderan de la ciudad, deciden su diseño y acuerdan sus reglas de uso de los espacios públicos, Patricio Herman explica que debido a la construcción del Costanera Center, el ex Hospital Militar, ubicado en Providencia –hoy Hospital Metropolitano–, debió deshacerse del helipuerto ubicado en su último piso destinado al traslado y recepción de pacientes. Todo a causa de la extrema cercanía y altura de la torre levantada por el dueño de Cencosud, el empresario Horst Paulmann, frente al recinto asistencial, en calle Vitacura.

 

 

 


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