Hay mucho parecidos entre el premier italiano y Sebastián Piñera: ambos son derechistas que aprovecharon bien los tiempos de la televisión basura para hacer sus carreras, compraron un equipo de fútbol para caerle bien a las masas e hicieron su fortuna especulando. Todos los analistas serios dicen que la época de Berlusconi no pasa de primavera. Piñera, en tanto va a pique en las encuestas y en el ítem de credibilidad es donde sale peor parado.
Este miércoles el presidente, Sebastián Piñera, se reunió con el primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, durante unos 50 minutos en Roma. El premier italiano está acusado de prostitución de menores y ha hecho lo imposible porque no se abra un juicio en su contra.
Pese a que Piñera se apresuró a decir antes de la reunión que “con Berlusconi somos muy diferentes por estilo de vida, comportamientos y valores”, un análisis detallado de sus carreras como hombres de negocios y estilo de hacer política demuestra que son muy parecidos.
Si el italiano sentó las bases de su riqueza a través de la especulación inmobiliaria, Piñera hizo lo suyo en negocios bancarios y con las tarjetas de crédito; si el magnate italiano se valió de su cadena de televisoras para lanzarse al estrellato político, el chileno compró un canal de televisión antes de hacerse presidente; ambos además se han valido de golpes comunicacionales y acuciosos estudios de audiencia para hacerse del poder. Los dos también compraron equipos de fútbol para ganarse a las masas.
Piñera y Berlusconi son los empresarios ‘self made man’ de sus respectivas sociedades. No en vano en el primer día de su visita, el presidente chileno fue homenajeado por Confindustria, organización que agrupa a la patronal italiana, instancia que le organizó una cena en su honor. Emma Marcegaglia, integrante de la organización empresarial, lo declaró huésped de honor.
AUGE Y CAÍDA DE UN CAPO
A fines de los ’70, Berlusconi fundó el primer canal nacional privado de televisión y apostó por una parrilla programática a base de teleseries gringas, mucha farándula, poto y tetas. La estrategia fue un golpe a la RAI, televisora pública que transmitía series culturales y programas de mayor densidad.
También incursionó en la prensa escrita, sumando en 1990 a su imperio televisivo la presidencia del grupo Mondadori. Por la misma época controlaba el periódico La Repubblica y los semanarios L’Espresso, Epoca y Panorama.
A fines de los ’80 compró el equipo de fútbol Milán y le inyectó el suficiente dinero para que fuese campeón de las ligas italiana y europea.
En función de su carrera política creó el movimiento Forza Italia con el que obtuvo el poder en las elecciones de 1994 en alianza con la derechista Liga del Norte de Umberto Bossi. Pese al control sobre los medios que jamás dejó de tener, sus conexiones con la mafia calabresa han salido a la luz pública más de alguna vez a lo largo de su carrera. Algunos de sus más cercanos, como Cesare Previti, han sido condenados por corrupción.
Luego de perder durante un tiempo el poder, volvió a ser Primer Ministro italiano el 2001, periodo que duró hasta el 2006 para ceder el Ejecutivo a una coalición de centro izquierda que le ganó en las elecciones.
De vuelta al poder el 2007, se apresuró en sacar la Ley Alfano (Ley 124/08, de 23 de julio de 2008), la que establecía que los cuatro más altos cargos del país (Presidente de la República, Presidente del Senado, el Presidente de la Cámara y el Presidente del Consejo de Ministros), no pueden ser juzgados por ningún delito no relacionado con su cargo mientras permanezcan en el gobierno.
Pero el Tribunal Constitucional el 2009 la declaró inconstitucional.
EL CASO RUBY
A fines de febrero la jueza Cristina di Censo admitió la solicitud de juicio inmediato para Silvio Berlusconi por abuso de poder y prostitución de menores. El proceso será iniciado el próximo 6 de abril en Milán y juzgarán al primer ministro las jueces Carmen D’Elia, Orsola De Cristofaro y Giulia Turri.
Berlusconi será juzgado por el caso Ruby, que estalló el 2010, cuando Karima el Mahgroug, alias Ruby, fue detenida en Milán el 27 de mayo por el presunto robo de 3.000 euros.
Como Rubi era menor de edad, marroquí, y no tenía el pasaporte en regla, los policías la llevaron a la comisaría. Tras enterarse de la noticia, el premier llamó al jefe de Policía de Milán, Pietro Ostumi, para que liberara a la joven argumentando que la joven era nieta del más tarde depuesto presidente de Egipto, Hosni Mubarak.
Pero más que evitar un conflicto diplomático, Berlusconi perseguía ocultar que había mantenido relaciones sexuales a cambio de dinero con Ruby, cuando ésta era todavía menor de edad. O sea, el primer ministro cometió los delitos de abuso de poder y prostitución de menores.
La ley italiana prevé penas de 4 a 12 años de cárcel por dichos delitos.
Una investigación de la Fiscalía que lleva 782 páginas descubrió toda una red de prostitución en torno a las fiestas de «Il Cavaliere», como se apoda a Berlusconi, en Villa San Martino, su mansión de Arcore.
En el proceso figuran como acusados el ministro de Interior, Roberto Maroni, por el delito de abuso de poder, y tres de los agentes de policía de la comisaría donde Ruby fue llevada.
Además, Berlusconi enfrenta otros tres procesos en su contra y la misma semana en que se designaron las juezas que conducirán la investigación.
DIME CON QUIÉN ANDAS
En el entorno de Berlusconi desde el 2010 hay mucho nerviosismo. Muchas de sus figuras han sido procesadas por corrupción, pese a los escandalosos intentos del primer ministro para obstaculizar investigaciones judiciales y poner mordazas a la prensa. Es el caso de Aldo Brancher, quien había estado antes tres meses en prisión preventiva el año 1993, acusado de haber financiado ilegalmente al ex primer ministro socialista Bettino Craxi con dinero de Berlusconi.
Brancher era a la fecha un alto cargo de Fininvest, el imperio mediático de Berlusconi, y protegió a su jefe. La mano de vuelta tardó diez años en llegar, cuando el juicio estaba en sus postrimerías, Il Cavaliere logró aprobar una ley que aceleraba los plazos de prescripción de delitos. Brancher no fue a prisión.
Para salvarlo de otros juicios de corrupción en una operación bancaria, Berlusconi le ofrece en junio del 2010 un ministerio. Así Brancher intenta protegerse con la Ley de Legítimo Impedimento, recién aprobada por su jefe. Pero hubo tamaña resistencia, que el premier procesado por prostitución de menores tuvo que aceptar la dimisión de su colaborador.
Pocos meses antes otro ministro de Berlusconi, Claudio Scajola, tuvo que dimitir. La causa: la de siempre: corrupción.
LA LEY MORDAZA
Otra derrota reciente de Berlusconi fue su proyecto de ley llamada ‘ley mordaza’, la que apuntaba a limitar las escuchas telefónicas en las investigaciones judiciales y penaba severamente su difusión en la prensa.
La resistencia a la ley fue tan fuerte, que hasta el periódico conservador Il Corriere della Sera no salió a la calle un día en protesta y se paralizaron los informativos la RAI e, incluso, Mediaset, su holding televisivo.
Los italianos asisten estupefactos a la caída del zar de la televisión convertido en primer ministro. Corrupción, prostitución de menores son los cargos que sepultarán una carrera hecha con mucha farándula, televisión basura y prepotencia mafiosa. De los presidentes del orbe, la carrera que llevó a la presidencia a Piñera es similar a la de Il Cavaliere: Especulación, compras de equipos de fútbol y medios de comunicación, además de banalización de la política. Uno está cayendo estrepitosamente ante las mismas cámaras que lo encumbraron. Del otro, sólo en el futuro sabremos que tan diferente ha sido su trayectoria.
Por M. B. R.
El Ciudadano