Empoderarse ante el machismo y las reglas establecidas es una tarea difícil que no todos logran. Muchas personas luchan contra las injusticias sociales, sin embargo muchas veces no son tomadas en cuenta por ser una minoría. En estas comunidades que se han opuesto al status quo, siempre han participado mujeres interesadas en generar un cambio a a la estructura machista y radical de los países, puesto que las mujeres siempre se han visto en desventaja ante los hombres.
Las mujeres revolucionarias son una constante alrededor del mundo y han tratado de cambiarlo a pesar de los obstáculos que enfrenten. En 1929, en Nigeria, una mujer de nombre Nwanyeruwa, desató una guerra, que a menudo se ha considerado como el primer gran reto a la autoridad británica en África Occidental durante el período colonial.
Una discusión entre Nwanyeruwa y un hombre encargado del censo llamado Mark Emereuwa estalló después de que él le ordenó que “contara sus cabras, sus ovejas y su gente”. Ella comprendió que esto significaba que sería gravada con impuestos (tradicionalmente, a las mujeres no se les aplicaban impuestos) y discutió la situación con otras mujeres. Así comenzaron las protestas que provocaron el estallido de la Guerra de las Mujeres.
Alrededor de 25.000 mujeres de toda la región participaron, protestando contra los cambios fiscales y los poderes ilimitados de las autoridades encargadas de aplicarlos.
Al final, las mujeres consiguieron un éxito notable: provocaron que los británicos renunciaran a sus planes fiscales iniciales y forzaron la renuncia de muchos agentes de la autoridad que habían abusado de su poder.
Ahora, las mujeres encabezan otro movimiento en contra del abuso policial. En Hong Kong, una región administrativa especial de la República Popular China, las leyes son drásticas contra ambos sexos: no hay piedad para el adulterio, pero hay una drástica diferencia. A una mujer engañada se le permite matar a su marido siempre y cuando lo haga con sus propias manos pero si el engañado es el marido, éste puede matar a su mujer de cualquier forma.
En este misma ciudad, una protesta contra el abuso de autoridad se está volviendo viral. Alrededor de 100 personas se manifestaron utilizando una variedad de brasieres de colores en protesta por la condena de Ng Lai-ying, quien fue encarcelada durante tres meses y medio por agredir a un policía con su pecho después de que se quejó del manoseo del oficial durante una protesta previa.
Ng Lai-ying protestaba contra residentes chinos que compraban bienes libres de impuestos en Hong Kong, cuando un agente de policía le tocó el pecho sin su consentimiento. Tras presentar una denuncia, el juez falló en su contra y afirmó que Lai-ying deliberadamente tocó al policía con su pecho para meterlo en problemas. El magistrado dijo que había “usado su identidad femenina para inventar que el oficial la había molestado”.
Ahora, en la protesta para liberarla d prisión, las personas llevaron brasieres arriba de sus camisetas y coreaban “los senos no son armas”. Un organizador y portavoz de “la marcha de los pechos”, afirmó que las denuncias de agresiones contra Lai-ying implican que no es correcto que las mujeres se quejen cuando se sienten acosadas: “Creo que es un gran problema pues debemos promover que las mujeres se sientan cómodas de hablar si sienten que están siendo atacadas. Es absurdo afirmar que los senos de una mujer son un arma”.
La detención de Lai-ying y las fotos que circulan de su rostro sangriento tras la protesta, han causado gran indignación. Los newsfeeds de redes sociales muestran cientos de fotos de partidarios que muestran sus pechos como muestra de solidaridad. Los manifestantes presentaron a las autoridades una petición para revisar el caso de Lai-ying, que ha recibido aproximadamente 200 firmas, con la que esperan la pronta liberación de Lai-ying
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Referencia: dazeddigital.com