Este martes tendrá lugar una una nueva jornada crucial para la carrera presidencial hacia la Casa Blanca. Nueva York, el segundo estado del país en número de delegados, celebra las primarias para decidir el candidato a la presidencia.
Según los sondeos, en la bancada demócrata, Hillary Clinton tiene una ventaja de dos dígitos sobre Bernie Sanders, quien mantiene aún las esperanzas luego de haber ganado siete de las últimas ocho primarias.
Entre los republicanos, las encuestas pronostican que Trump sumará entre 55%- 60% de la intención de voto, contra el 20%-17% del gobernador de Ohio, John Kasich, y el 19%-14% del senador ultraconservador de Texas, Ted Cruz.
Sin embargo, la importancia del reparto de los delegados que deberán nominar al candidato de cada partido en sus respectivas convenciones nacionales en julio, es relativa, especialmente en el caso de los demócratas, dado que alrededor de un 15% de los delegados ya se conocen de antemano. Son los denominados superdelegados.
¿Qué son los superdelegados?
Los superdelegados son una figura especial que tiene un peso importante en la votación. Constituyen la dirigencia de los partidos, el ‘establishment’ de cada una de las organizaciones políticas y votan directamente en las convenciones nacionales de los partidos.
Los superdelegados demócratas –que incluyen al presidente, vicepresidente, senadores, diputados y altos dirigentes del partido de cada estado- suman 712, es decir, el 15% del total de los delegados.
Una de las características que los diferencia de los delegados ‘simples’ es que tienen la potestad de apoyar al candidato de su preferencia, sin sentirse presionados por el voto popular. Son libres de apoyar a cualquiera que se presente, incluidos los que se hayan retirado de la carrera, independientemente del resultado que haya habido en las elecciones primarias del Estado al que pertenecen.
La lista del 2016 incluye al expresidente Bill Clinton, quien ya anunció su obvia preferencia, al presidente Barack Obama, quién aún no ha definido su voto y al representante Alan Grayson de la Florida, quien dijo que decidirá su voto con base a una encuesta online. Incluso Bernie Sanders, en calidad de senador también es un superdelegado y ya se comprometió a votar por si mismo.
¿Cómo nació esta figura?
Los superdelegados en el Partido Demócrata se crearon en 1981 tras varias derrotas electorales, como la de George McGovern, quien en 1972 perdió por muchísima diferencia ante el republicano Richard Nixon, o en 1980, cuando Jimmy Carter no pudo conseguir la reelección frente a Ronald Reagan. Fue entonces que los líderes del partido decidieron que el establishment pudiera disponer de un freno de emergencia contra candidatos no deseados.
Su objetivo es evitar que sea elegido un candidato que no tenga las condiciones idóneas para llegar a la Casa Blanca.
El Partido Republicano también tiene delegados que no son electos por los votantes, pero no tienen el nivel de autonomía de sus homólogos demócratas.
Para estas elecciones, los republicanos decidieron quitarle peso a los superdelegados y sólo han asignado a un 7% del total de delegados. Ellos son los tres máximos representantes del partido en cada estado y deberán votar en las convenciones por el candidato que tuvo mayor votación en sus estados. Es decir, no pueden apoyar a un candidato diferente al que los ciudadanos eligieron.
Por esta razón tampoco tienen un freno de emergencia eficaz para parar a Donald Trump, quien es rechazado por la mayoría de los líderes del partido.
¿Cuestiona la democracia?
Este sistema, en particular el del Partido Demócrata, ha sido criticado en varias ocasiones por su carácter no democrático debido a que los superdelegados no están obligados a votar por el candidato vencedor de las elecciones primarias.
Suelen obedecer, con su voto, a la mayoría de la jefatura, incluso votando en contra de la mayoría de los electores.
Precisamente esto fue lo que ocurrió en las primarias de Ohio, donde Sanders venció a Clinton con más del 20% de los votos pero, debido a la intervención de los superdelegados, Clinton apareció en empate con el senador por Vermont. La ex secretaria de Estado forma parte del establishment demócrata y claramente los superdelegados están apostando mayoritariamente por ella.
En el caso de que Sanders consiguiera la mayoría de delegados por una escasa diferencia, los superdelegados podrían elegir a la candidata demócrata y decidir que sea ella la nominada. Finalmente, la posición interna del partido pesaría más que el sufragio ciudadano.
Los números, hasta este momento, otorgan a Hillary Clinton un total de 1.289 delegados, mientras Sanders tiene 1.038, pero al sumar los superdelegados, la exprimera dama suma 1.758 y el senador 1.069. Para alcanzar la nominación, se necesita un mínimo de 2.383.
Meritxell Freixas