En medio de la profunda crisis política en Brasil y ante la cada vez más evidente falta de apoyo de los partidos aliados, el presidente brasileño Michel Temer reiteró que no renunciará, incluso si es acusado formalmente por el Tribunal Supremo, de acuerdo a una entrevista publicada por el diario Folha de S. Paulo. «No renunciaré. Destitúyanme si quieren, pero si me retiro, estaría admitiendo culpa», sostuvo Temer, tras negar las acusaciones de corrupción y de obstrucción a la justicia en una extensa investigación sobre pago de sobornos.
La semana pasada la prensa brasilera, principalmente el diario O Globo, informó que el empresario Joesley Batista, dueño del frigorífico JBS, formalizó una delación premiada en la que presentó una grabación donde Temer aparentemente avaló el pago de un soborno a su ex aliado Eduardo Cunha, quien está condenado a 15 años de prisión por su participación en el caso de la petrolera estatal Petrobras.
Es por eso que el Tribunal Supremo de Brasil decidió el pasado viernes aceptar la petición del fiscal general de la República de investigar a Temer por corrupción pasiva, obstrucción a la justicia y organización criminal, a la vista de las acusaciones contra él de los propietarios del imperio cárnico JBS, que le implican en cobro de sobornos y en maniobras para frenar a los jueces.
Rápido de reflejos, e intentando apaciguar los ánimos, el sábado Temer anunció en un mensaje que solicitará al Supremo Tribunal Federal la anulación de la investigación que le fue abierta la semana pasada, alegando que la grabación fue adulterada. Sin embargo, su estrategia no duró mucho, ya que la Orden de Abogados de Brasil (OAB), la influyente organización que engloba a los letrados del país, anunciaba que la próxima semana presentará en el Congreso Nacional una petición de impeachment al ver claros indicios de delito en las actuaciones del presidente.
Tal como señala El País de España, esta sería la decimotercera solicitud de apertura de juicio político contra Temer que se pondrá sobre la mesa del Congreso, pero sin lugar a dudas esta es la que encierra mayor valor simbólico y más carga de potencial desgaste. Si las otras 12 las han promovido diputados de la oposición, esta viene avalada por una organización profesional, sin vinculaciones partidistas, al menos en un principio.
Cabe recordar que la OAB ya se sumó también, hace un año, al proceso que acabó con la destitución de la anterior presidenta de Brasil, Dilma Roussef, y permitió el ascenso a la jefatura del Estado al entonces vicepresidente Temer. En ese sentido, la Constitución brasileña permite que cualquier ciudadano o grupo social tramite ante el Congreso una solicitud para abrir un proceso al presidente.
Para la OAB, hay indicios también de que el presidente actuó de manera incompatible con el cargo, contrariando la Constitución y la Ley, al encontrarse con el director de una empresa investigada por la Justicia en una reunión con «un protocolo no habitual»: se celebró en la residencia oficial del presidente a las 10:40 de la noche y Batista entró directamente al garaje sin registrarse siquiera en el control de entrada.
Pedido de elecciones directas y protesta social
Este domingo, distintas organizaciones sociales y partidos de izquierda en Brasil se manifestaron en las calles de las principales ciudades para exigir la renuncia de Temer y el llamado a elecciones directas para dar fin a la crisis política e institucional que atraviesa el gigante sudamericano.
Los movimientos Brasil Popular y Povo Sem Medo (Pueblo Sin Miedo), así como diversos sindicatos, convocaron a los brasileños para ejercer presión sobre el mandatario y si bien las manifestaciones tuvieron lugar en ciudades de al menos 15 de los 27 estados brasileños, la asistencia de participantes fue menor que en otras marchas, incluido en Sao Paulo, donde la intensa lluvia disminuyó la afluencia de personas y llenó la protesta de paraguas.
En ese sentido, en Río de Janeiro un grupo marchó hasta la casa de Rodrigo Maia, presidente de la Cámara de los Diputados, y quien en función de su cargo tiene la potestad de aceptar o rechazar los pedidos de juicio político contra Temer. La presión social hace pensar que Maia no tiene otra alternativa que aceptar el pedido.
¿Serán los últimos días de Temer en el poder ahora que sus aliados parecen quitarle todo el apoyo que lo llevó a ser el presidente de Brasil?