El referéndum independentista catalán realizado este 1 de octubre viene a poner un antes y un después en la relación de Cataluña con España y, lo más importante, tras los hechos sucedidos durante la jornada de este domingo, es que el mango de la sartén se encuentra en las manos de los catalanes, lo que abre en serio los caminos hacia la soberanía.
Según informó el gobierno catalán, a través de su vocero Jordi Turull, fueron 2.262.424 ciudadanos los que pudieron ejercer el voto en Cataluña. De esta forma, los resultados fueron los siguientes: 2.020.144 a favor de la independencia (90%), 176.565 en contra (7,8%), 45.586 votos en blanco (2%) y 20.129 nulos (0,8%). Mientras tanto, la participación llegó al 42,7% y, si se consideran los votos incautados por las fuerzas policiales españolas -770 mil-, alcanza el 49,9%.
Si bien los resultados entregados pueden quedar en entredicho por no contar con un respaldo técnico, ya que el sistema de conteos de votos fue bloqueado por una orden judicial el pasado 30 de septiembre, la alta y pacífica participación de la ciudadanía y la represión ordenada por el gobierno de Mariano Rajoy vienen a dar una importante victoria política a la aspiración de independencia de Cataluña.
La actuación de la Guardia Civil y la Policía Nacional española, que destinó más de seis mil efectivos para impedir la consulta, dejó -según confirmaron los servicios de salud catalanes- 844 personas heridas de diferente consideración e impactantes imágenes de la represión ejecutada por los agentes en diferentes centros de votación. En rechazo a esto, organizaciones políticas, sindicales y sociales han convocado a la realización de una huelga general para este martes 3 de octubre en toda Cataluña.
Daan Everts, diplomático holandés presente como observador internacional del proceso, según publica el medio catalán ara.cat, sostuvo respecto de la actuación de la policía que «la violencia utilizada ha sido deplorable» y, con el fin de tener información más detallada al respecto, agregó que hará «una valoración más completa cuando disponga de los informes de todos nuestros observadores distribuidos por el territorio catalán».
Al respecto, el consejero de Exteriores del gobierno catalán, Raúl Romeva, ha expresado que «el mundo ha visto lo que nosotros hace tiempo que denunciamos y es que el Estado español es un Estado demofóbico». En esta misma línea, el vocero Turull sostuvo: «Las únicas noticias que nos han llegado hoy de Moncloa (Palacio del gobierno español) son los golpes de porra».
De esta forma, los catalanes pasaron la prueba que significaba concretar el referéndum de independencia de este 1 de octubre, incluida la estrategia judicial y represiva a la que se enfrentaban, y el gobierno español queda sin margen para seguir con la política del silencio ante las demandas independentistas.
El camino formal de la Independencia
Tras el cierre de las mesas de votación, el presidente del gobierno catalán, Carles Puigdemont, rodeado de su gabinete dio una clara señal de hacia dónde se dirigiría el proceso a partir de la realización y los resultados del referéndum independentista, cuando señaló que «con esta jornada de esperanza y también de sufrimiento, los ciudadanos de Cataluña nos hemos ganado el derecho a tener un Estado independiente que se constituya en forma de República».
Por lo mismo, confirmó que enviará los resultados al parlamento local para que se declare la independencia de la región, señalando que “en consecuencia el Gobierno trasladará en los próximos días al Parlamento, sede y expresión de la soberanía de nuestro pueblo, los resultados de la jornada de hoy para que actúe de acuerdo con lo previsto en la Ley de Referéndum”. Además hizo un llamado con miras a la nueva etapa del proceso independentista: «El camino que hemos de recorrer a partir de ahora lo hemos de hacer juntos, con civismo y en paz, abiertos a las propuestas de diálogo y a las posibilidades de mediación», declaró.
Recordemos que el 7 de septiembre pasado el gobierno aprobó la Ley de Transitoriedad, que el Tribunal Constitucional anuló por petición del gobierno español. La norma, que se activaba si el «Sí» resultaba ganador en el referéndum, serviría como referencia mientras se estuviera redactando la Constitución de Cataluña, para poner punto final a la independencia de esta región del resto de España.
Al mismo tiempo, Puigdemont realizó un llamado a la Unión Europea a actuar como mediador en esta nueva etapa, dado que “la situación que se ha generado en Catalunya por la intransigencia y la represión, por la negación absoluta al reconocimiento de la realidad, por la hostilidad acreditada ante las demandas democráticas de los ciudadanos de nuestro país, ya no es un asunto interno”. En ese sentido, recalcó: “este es un asunto de interés europeo».
En tanto, el vicepresidente del gobierno catalán, Oriol Junqueras, sostuvo que «Cataluña se ha ganado el derecho de constituir una República democrática y de derecho», destacando que «ha demostrado que ama la democracia y el derecho a voto y lo ha hecho en circunstancias adversas».
Mientras, el vocero de la CUP, Quim Arrufat, declaró que «hay que convocar pleno en el Parlamento esta semana y proclamar la República». Junto con ello, insistió en el llamado a la comunidad internacional a que actúe, ya que -añadió- «no puede dejar pasar esta voluntad de aplastar un pueblo entero».
Rajoy, sin margen ni muñeca política
El gran derrotado de la jornada del domingo ha sido el jefe del gobierno español, Mariano Rajoy, quien se ha arrimado a una estrategia de silencio a la hora del debate político con los catalanes y sólo ha respondido a través de mecanismos judiciales y el uso indiscriminado del Tribunal Constitucional a la hora de frenar las acciones independentistas.
De esta forma, en rueda de prensa el líder del PP ratificó su postura señalando que «hemos cumplido con nuestra obligación, hemos actuado, como dije desde el principio, con la Ley y solo con la Ley, y se ha demostrado que nuestro Estado democrático tiene recursos para defenderse de un ataque tan serio como el que se intentó perpetrar con este referéndum ilegal».
«Siempre he creído que mi principal obligación como presidente del Gobierno es cumplir la Ley y hacerla cumplir, proteger y garantizar la democracia; pero también amparar la convivencia y buscar la concordia», señaló Rajoy en su alocución, sin dar alguna señal de posibles espacios de diálogos con representantes catalanes.
Pero a pesar de sus esfuerzos, el jefe del gobierno español está recibiendo duras críticas por su actuación. En su editorial de este lunes, el diario El País, que se ha manifestado en contra de la independencia de Cataluña, le dedica duros conceptos a su gestión: «Ni sus flagrantes delitos ni sus bravuconadas [de los catalanes] pueden justificar la pasividad e impericia del presidente Rajoy, su afasia política, su reiterada incomparecencia ante la opinión y su medrosa delegación de responsabilidades en la Administración de justicia, retorciendo para ello hasta el estatuto del Tribunal Constitucional y escudándose en las decisiones de otros al no querer él tomar las que le correspondían».
Y agrega el medio español: «Para nada vale que el Gobierno se lamente de que le obligan a hacer lo que no quería. Lo que tiene que aclarar su presidente, si es capaz de ello, es lo que verdaderamente quiere y está dispuesto a hacer para que este país y sus 17 autonomías tengan un proyecto de futuro, en democracia y pacífica convivencia».
Mientras tanto, en su columna de esta jornada, el director de eldiario.es, Ignacio Escolar, sostiene que «fue Rajoy, desde la oposición, quien incendió la convivencia con Catalunya con su recurso y su recogida de firmas contra el Estatut. Fue Rajoy, desde la mayoría absoluta, quien se pasó cuatro años ignorando ese problema que él mismo había creado». Y cierra enfático, expresando que «es Rajoy quien este domingo ha echado más gasolina a este fuego con una intervención policial que dejará heridas profundas».