Donald Trump, presidente electo de EE.UU., ha llevado a otro nivel su estrategia de monetizar cada aspecto de su vida pública. Esta vez, en lugar de limitarse a discursos y promesas, Trump ha fusionado su figura política con la promoción de una creciente línea de productos de lujo que incluyen perfumes, relojes y calzado deportivo. Todo ello bajo la ya conocida marca «Trump».
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Trump utilizó una imagen de su interacción con la primera dama, Jill Biden, en la catedral de Notre Dame, para lanzar su nueva línea de fragancias. Con un toque provocador, Trump escribió en redes sociales: “¡He aquí mis nuevos Perfumes y Colonias Trump!”, acompañando el anuncio con una frase que parecía dirigida a la esposa de su rival político: “¡Una fragancia que tus enemigos no pueden resistir!»
Este nuevo enfoque de mercadotecnia no sorprende a quienes conocen las prácticas empresariales de Trump, quien ya había aprovechado su nombre en una amplia gama de productos durante su primera campaña en 2016. Sin embargo, lo novedoso de esta ocasión es que la separación entre su rol político y su imperio comercial parece haberse desvanecido. A pocas semanas de asumir su segundo mandato, Trump está vendiendo zapatos deportivos “Trump Crypto President” a 299 dólares, fragancias “Victory” a 119 dólares y más artículos de lujo, sin ofrecer la posibilidad de devolución.
La ambigüedad sobre los materiales y el origen de estos productos genera inquietudes, especialmente tras las críticas recibidas en el pasado por vender artículos fabricados en el extranjero, algo que contradecía sus políticas de aranceles. Aún no está claro si Trump seguirá promocionando productos tras su investidura, pero la rapidez con la que ha lanzado nuevos artículos y la opacidad de las empresas detrás de ellos, que se encuentran protegidas bajo estrictas leyes de privacidad en Wyoming, ha levantado alarmas.
Los críticos señalan que esta práctica plantea preocupaciones éticas. Jordan Libowitz, de Ciudadanos por la Responsabilidad y la Ética en Washington, advierte que figuras interesadas en influir en Trump podrían adquirir estos productos para ganar su favor. Además, preocupa la falta de transparencia sobre quiénes están detrás de las empresas que manufacturan y venden los productos.
Foto: Redes
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