La Cámara de Representantes de Estados Unidos rechazó este jueves un plan de financiación impulsado por los republicanos, diseñado para evitar la parálisis del gobierno federal o «shutdown». El proyecto, que contaba con el respaldo del presidente electo Donald Trump, no logró obtener los dos tercios de votos necesarios para su aprobación, reflejando las profundas divisiones tanto dentro de los partidos como en las propias filas republicanas.
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El plan republicano, calificado por Trump como «un muy buen acuerdo para el pueblo estadounidense», fracasó en su intento de recibir apoyo suficiente en la Cámara. 38 republicanos se unieron a los demócratas en la votación, rechazando la medida por falta de una mayoría calificada.
El rechazo se dio en un contexto de fuertes tensiones entre los dos grandes partidos. El líder de la minoría demócrata, Hakeem Jeffries, arremetió contra la propuesta, acusando a los sectores más extremistas del Partido Republicano de intentar llevar al país hacia un «shutdown». «La propuesta no es seria. Es risible. Los republicanos extremistas de MAGA (Make America Great Again) nos conducen a un cierre del gobierno», expresó Jeffries.
Este fracaso amenaza con una crisis en el gobierno federal, ya que la negativa de los legisladores a renovar el techo de deuda podría obligar a cerrar agencias federales clave, dejando a casi un millón de empleados federales sin sueldo justo antes de Navidad.
El desacuerdo también resalta la creciente influencia de Elon Musk en la política republicana. El multimillonario y aliado cercano de Trump desempeñó un papel activo en la oposición al acuerdo bipartidista que había sido previamente negociado, el cual extendía el financiamiento gubernamental hasta marzo de 2025. Musk, al igual que Trump, criticó duramente el acuerdo, al considerarlo «ridículo y extraordinariamente costoso», subrayando la necesidad de recortes presupuestarios significativos y rechazando un aumento del techo de deuda sin cambios estructurales.
La falta de acuerdo sobre el financiamiento gubernamental deja en el aire la posibilidad de que el gobierno federal entre en parálisis en los próximos días, mientras los republicanos y demócratas se enfrentan por el control del presupuesto.
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