El directorio de TVN acaba de aceptar la renuncia de la ex directora ejecutiva Carmen Gloria López, convencido que si bien la periodista consiguió bajar costos (despidió al 20 por ciento del personal), en el contexto de una crisis financiera que supera los 22 mil millones de pesos en pérdidas, también exploró nuevas fuentes de financiamiento, todas cuestiones que los directores tendrán presente a la hora de elegir al sucesor de López, quien deberá darle vida a una pantalla que todos en Bellavista se niegan a leer de otra manera, e insisten en fijar la vista en el people meter, sin percatarse que hoy son las audiencias las que deciden qué ver, dónde y cuándo hacerlo.
“Quienes conocen la interna del directorio, aseguran que la ex directora ejecutiva ‘estaba cansada’ y que ‘hacía un buen tiempo’ que había manifestado su intención de renunciar. Ello, pues se había transformado en el blanco de todas las críticas y prácticamente en el ‘rostro’ de la crisis de la estación televisiva, sus cercanos explican que ese escenario ya se hacía intolerable para ella”, asegura El Mercurio respecto a la salida de Carmen Gloria López de TVN.
En La Moneda la cosa no es mejor. Partiendo por el hecho que su principal residente es la persona más pública del país, y que, por ende, todos sus actos, palabras, pensamientos, comentarios, rumores, privados o públicos, resultan imposibles de diferenciar, la nefasta participación de su nuera en delitos tributarios echó por tierra todo lo bueno que tenía la suegra: el cariño y la confianza del popular, cuestión que tiene devastada y cansada a la ‘directora ejecutiva’ del país, la que a sus 64 años de edad no se sentiría vital ni capaz de luchar contra el fuego que arde en su patio. Al cabo, la situación de bancarse a una nuera caradura y a un hijo desatinado no solo resulta intolerable para alguien que ostenta la primera magistratura de la Nación, sino insostenible en términos éticos y políticos.
No hay que ser adivino entonces para imaginar los titulares de la prensa del próximo 11 de marzo, cuando la administración cumpla la mitad de su período: “Comienzan los años de los patos cojos”, “¡Medio Gobierno!”. Si la referencia solo fuera circunstancial o temporal, podría leerse como un ingenioso juego de palabras, sin embargo, ese día no solo se habrá cumplido la mitad del tiempo disponible para poner en práctica tanta promesa electoral, también el Gobierno tendrá que hacer lo indecible para desmarcarse de la inminente corrupción que supondrá su intervención en las elecciones municipales de 2016 y presidenciales de 2017.
La actual crisis financiera y de sintonía de TVN podría ser analizada como cualquiera otra que afecta a una empresa comercial que ha sido mal manejada, incluso, podría ser comprendida desde esa singular perspectiva. Más aún: podría tener solución. Algo similar ocurre con la crisis que protagoniza el Gobierno, donde los problemas son más graves que los económicos de TVN, pero de enorme similitud en términos de sintonía y tozudez. En TVN se creen dueños de la verdad, en La Moneda también. Allá están convencidos que trayendo a un corrupto como Jaime de Aguirre pueden hacer que los números cambien de color. Acá piensan que manteniendo blindado al administrador de La Moneda, Cristián Riquelme, pueden mantener el fuego controlado, sin que se incendie el Palacio completo.
Una administración, en todo caso, que prometió transformarlo todo sin precaver que el precio del cobre se desplomaría, y que a poco andar, la popularidad de la jefa se esfumaría a causa de la ‘chispeza’ de su nuera.
En el caso de Televisión Nacional es imposible obviar que se trata de “una persona jurídica de derecho público y constituye una empresa autónoma del Estado. Como tal, en el desempeño de un papel de medio de comunicación es independiente, tanto del gobierno como de los distintos poderes públicos”, según su website.
Desde ya, como toda declaración de principios que se precie de ser el panegírico autocomplaciente de la filosofía editorial de un medio de comunicación pletórico de bondades, está colmada de excesos y falsas expectativas. Que su directorio sea designado por el Presidente de la República con acuerdo del Senado –salvo el presidente del directorio, cuya designación es privativa del Jefe de Estado–, constituye un exceso democrático y relativiza el sentido de la palabra ‘autonomía’, toda vez que resulta inconcebible ser designado para encabezar el directorio siendo adversario político del Presidente de la República.
De la mentada independencia del Gobierno y de los distintos poderes políticos, casi no vale la pena decir algo, en especial, cuando la señal estatal ha sido, es y será la caja de resonancia del Ejecutivo –un Dinacos 2.0 travestido de democrático y ultra objetivo, que guardó el casco en el subterráneo. La mejor demostración de ello es la nula capacidad crítica de la gestión gubernamental y la replicación del discurso monocorde de que todo está bien.
Para qué hablar de la supuesta independencia de los distintos poderes públicos, entendido que por definición, éstos manejan cuotas de poder con recursos fiscales, como los que sustentan la vergonzosa participación del ex vocero de Gobierno y actual director de BancoEstado, Francisco Vidal, en Estado Nacional, donde su rol es neutralizar la disidencia contra La Moneda, mediante la técnica del mea culpa colectivo y líquido.
Es decir, el ex presidente del directorio de TVN, hoy funcionario público pagado por BancoEstado, que además percibe honorarios mediante fondos públicos por sus intervenciones dominicales en TVN, a vista y paciencia de la teleaudiencia, representa todo un contrasentido del articulado de la ley 19.132 que regula la señal pública, y que declara que “el pluralismo y la objetividad deberán manifestarse en toda su programación y, muy especialmente, en los noticieros, programas de análisis o debate político”.
Sin duda algo hule muy mal en Chile, por un lado un canal estatal sin relato ni capacidad de entender su entorno, que no cumple su objetivo de educar a la población, que vulgariza la cultura chilena, y cuyo directorio es capaz de imaginar que la solución de sus males pueden venir de la mano de un ex emisor de boletas falsas (Jaime de Aguirre) para justificar platas de su ex patrón (Sebastián Piñera).
Todo mal cuando un Gobierno desprestigiado a más no poder, cada día que pasa se abre un nuevo flanco por donde recibir la artillería pesada –innecesaria– de la oposición, pagándole por contrato directo –sin licitación– más de 40 millones de pesos a una fanática goebbeliana para que produzca un archivo ramplón y autocomplaciente de una gestión que lo está haciendo pésimo. Todo mal cuando el emisor (el Gobierno) produce ruido en el canal (TVN) y en el mensaje (un relato errático y sobrevalorado) que no logra su propósito, toda vez que Michelle Bachelet sigue cayendo en las encuestas.
En el mundo ideal de Vidal tal vez él sueñe con volver a presidir TVN, y de paso, conducir Estado Nacional y 24 Horas, y de lunes a sábado reasumir la vocería de Gobierno. ¿Será que el directorio de TVN le encomiende a Jaime de Aguirre la misión de encontrar un muerto para que el alcalde de Sucupira pueda inaugurar su cementerio, e invitar a la Presidenta Bachelet a la ceremonia mientras Tatiana Gaviola inmortaliza ese momento sublime con 30 puntos de rating, mientras Pancho Vidal, pucho en mano, le explica a la prensa que de ahora en adelante el nuevo relato del Gobierno será en clave garcíamarquiana, que Sebastián Dávalos será encerrado en un gallinero y que Natalia Compagnon, producto de su inocencia, se elevará a los cielos como Remedios la bella. Y que la corrupción, dejémonos de leseras, será legalizada. Y que él pondrá la plata de BancoEstado para salvar al canal de todos. Y que Riquelme continuará blindado en La Moneda “porque sabe mucho”.