Mientras hace dos meses la única foto del matrimonio del presidente francés con la modelo y cantante, Carla Bruni, era reproducida en todo el mundo por los medios, en Francia varios sectores comenzaban a protestar contra las reformas emprendidas por Sarkozy.
“No les traicionaré, no les mentiré, no les decepcionaré” decía Nicolas Sarkozy la noche de su elección, el 6 de Mayo del año pasado. Había sido elegido con 53% de los votos, con una participación de 84% del electorado, lo que le garantizaba empezar su mandato con una legitimidad sin precedente.
Un año después, la encuesta CSA lo eligió el peor Presidente de la Vª República, su partido –la Unión para un Movimiento Popular (UMP)- recibió una verdadera sanción en las elecciones municipales de abril y sólo el 40 % de los franceses dicen confiar en el Presidente para “enfrentar los principales problemas del país”.
¿Qué hizo el presidente que los grandes conglomerados mediáticos lo aclamaban hace poco como rupturista con toda la política que se había visto antes para conocer tal revés?
PROMESAS NO CUMPLIDAS
En conversación con El Ciudadano, Ludivine Labbé, presidente de la UNEF (Unión Nacional de los Estudiantes de Francia) en Toulouse, enfatizó que, “se comenta mucho su aspecto bling-bling” Se refiere a la ostentación de la riqueza, más que para adornarse, de manera grotesca, a través de la exhibición de joyas caras, ropa de marca, pieles o relojes, práctica habitual de Sarkozy. Se habla menos de sus reformas y del fondo de su política interior y extranjera, en la cual destaca varias incoherencias con las promesas de su campaña”.
Según la dirigente estudiantil, presentarse como garante de la igualdad y los derechos humanos durante su campaña fue “un total populismo”, pues “hoy, vemos que se ataca al derecho de huelga, expulsa de manera masiva los sin-papeles y recibe al dictador libio Kadhafi como un príncipe en el Eliseo”. Según Labbé, “Sarkozy se reveló en 1 año: su demagogia, su arrogancia, su populismo y estrategia de división ya no son un secreto para nadie”.
En su campaña el candidato de la derecha sedujo por su determinación y la promesa de un cambio. Partidarios y detractores se acuerdan aún de sus facilidades para discursar o salir ganador de un debate frente a la candidata del Partido Socialista, Ségolène Royal. Su lema “trabajar más para ganar más” atrajo a las franjas de población con más problemas económicos, cuya preocupación principal es el poder de compra en un país donde la inflación se eleva a 3% para el último año. Eso se concretizó para muchos en “trabajar más para ganar lo mismo” con una serie de medidas que favorecen las horas suplementarias.
De hecho, una de las primeras reformas que presentó el presidente a su llegada al poder fue el polémico Paquete fiscal o ley TEPA, denominada como “A Favor Empleo y del Poder de Compra”. La medida anunciaba la política que el nuevo jefe de Estado iba a adoptar durante todo el primer año de su mandato. Sarkozy, presentado como el “presidente de todos los franceses” promovía lo que Jean-François Bolzinger califica de “una ley de ricos para los ricos”. Como Presidente de la UGICT, sección de la CGT (Confédération Genérale du Travail), que representa a los ejecutivos y técnicos, Bolzinger estima que “el gobierno deja a los grupos industriales y financieros agravar la crisis de los mercados financieros, cosa que en la práctica va a terminar empobreciendo a la gran mayoría”.
Aprobado en julio del año pasado, el conjunto de medidas fiscales prevé importantes exoneraciones de impuestos para los sectores más ricos de la población. Se reducen el Impuesto de Solidaridad sobre la Fortuna o los derechos de sucesión, medida que no tendría, según los expertos, ningún impacto sobre el empleo. La CGT, que es la mayor organización sindical francesa, calificó el paquete fiscal de la “trampa más grande organizada que se ha visto desde hace varios años”. Para coronar todo, pocos meses después el jefe de Estado se aumentaba a sí mismo el sueldo en un 172 %.
En conversación con El Ciudadano, Myriam Martín, Presidente de la LCR (Ligue Communiste Révolutionnaire) en la región de Haute Garonne y miembro del gabinete político a nivel nacional, enfatiza que las primeras medidas de Sarkozy consistieron en un “regalo fiscal de 15 mil millones de euros para los más ricos, mientras los franceses conocen más dificultades económicas en el diario vivir. Además Sarkozy aburrió a la opinión pública con su política bling-bling, sus historias de ruptura y matrimonio, su gusto ostentoso e indecente para el lujo”.
Pese a esto, el mandatario sigue sorprendiéndose de que existen demandas sociales pendientes y pregunta, provocador, “¿qué quieren que haga, que vacíe las cajas que ya están vacías?”.
En ese estado de impopularidad y de alza de las demandas sociales, no cabe duda para el dirigente sindical Jean-François Bolzinger, que “Sarkozy tendrá que enfrentar una ola de movilizaciones aún más amplia que la que conoció con los estudiantes en noviembre, quienes rechazaban la ley sobre la autonomía de las universidades”. No obstante, ahora el frente está bastante sólido. Considera que “asistimos a la emergencia de movimientos potentes entre los colegiales, la función pública, los magistrados y los trabajadores sin papeles. El 22 de mayo, 700 mil personas marcharon en todo el país para demandar un sistema de pensión solidario”.
DIVIDIR PARA REINAR
Durante su campaña, la formula favorita de Sarkozy era la designación de los diversos culpables de todos los males del país. El mismo decía representar “la Francia que se levanta temprano”. Una formula retórica para dejar entender que los cesantes – que representan 7,8% de la población activa- y los que están fuera del sistema de producción se encuentran en está situación por ser flojos o sin voluntad de realmente trabajar.
Los inmigrantes conocieron la misma suerte desde que Sarkozy ocupó el puesto de Ministro del Interior, cuando los acusó de delincuentes. Se han incrementado considerablemente los controles de papeles en la calle, que en ciertos casos, para jóvenes de origen magrebí (norte de África) se volvieron sistemáticos.
Samir Benouaret llegó a Francia hace 3 años y está actualmente preparando su doctorado en economía. Proveniente de Argelia, el país galo lo atrajo por la proximidad geográfica y el vínculo histórico entre las 2 naciones. No obstante, aunque notó una importante libertad de expresión y descubrió “un lindo país”, advierte que Francia no es ningún paraíso pues desde su primera semana conoció problemas con la administración la cuál manifestó una cierta “mala voluntad para hacerle sus papeles”. Aparte de eso, con el reforzamiento de las leyes de extranjería, Samir testimonia que “es imposible para un extranjero proyectarse en su vida más allá de los 6 meses, limite de vencimiento de su visa”.
La incertidumbre, hecha permanente cuando Sarkozy era Ministro del Interior, se impuso como modelo cuando el jefe de la derecha llegó a la Presidencia. En ese momento, el futuro investigador pensó seriamente empezar los trámites para irse a Canadá porque se imagino que “las medidas en contra de los extranjeros iban a volverse más severas”. Y así fue, ”desde la llegada al poder de Nicolas Sarkozy, las expulsiones, por el intermediario de centros de retenciones creados durante su mandato como ministro del Interior, se hicieron más rápidas y sistemáticas hasta llegar a 22 mil el 2007”.
El sector público es otro blanco de su política. Denunciando “privilegios” de los cuales se beneficiarían los funcionarios, Sarkozy exacerbó las tensiones que pueden existir entre trabajadores de los sectores público y privado. Sin embargo el anuncio del ministro de Educación, Xavier Darcos, en marzo que suprime 11 mil puestos en el secundario, fue la gota que rebalsó el vaso y se espera una movilización masiva por parte de los profesores, colegiales y estudiantes durante los meses próximos.
DERECHO A HUELGA EN PELIGRO
La última reforma que creó polémica es el llamado “servicio mínimo” en la educación. La noche previa al 15 de mayo, día de paro masivo en la educación, Nicolás Sarkozy anunció que el gobierno presen tará un proyecto de ley “sobre el derecho al acogimiento de los niños inscritos en nuestras escuelas” durante los movimientos de huelga. Si se aprueba el llamado Servicio Mínimo de Acogimiento (SMA), “los profesores huelguistas tendrían que declararse 48 horas antes en movilización y las comunas deberán proponer soluciones de acogimiento para los niños”, declaró. El Estado se encargaría de la carga financiera que el SMA representaría para las comunas, gracias a los descuentos que se hace a los sueldos de los huelguistas. Al igual que la mayoría de las organizaciones sindicales, Myriam Martín considera que “aquí se trata claramente de poner en tela de juicio el derecho a huelga”.
Por Margaux Collet