En marzo se realizaron las elecciones regionales en Francia e Italia, con un intervalo de una semana. Una elección legislativa se prepara para junio en Gran Bretaña; mientras, Grecia sigue sufriendo la rígida política económica impuesta desde fuera de sus fronteras, que ha tenido como consecuencia masivas manifestaciones contra las medidas de austeridad que ha tomado George Papandreu.
En España, país de los consensos -copiados por sus símiles chilenos-, que goza del triste privilegio de tener uno de los porcentajes más altos de cesantía en Europa occidental (20%), sobre todo entre los jóvenes, el presidente del gobierno, Rodríguez Zapatero, trata de lograr un nuevo consenso nacional, un “pacto contra la crisis por encima de divisiones políticas”. Y en Holanda, las elecciones municipales de marzo último han puesto en primer plano al PVV, partido xenófobo de Geert Wilders.
La crisis económica y financiera con su secuela de despidos masivos, cierre de empresas, pobreza y desempleo crecientes e incertidumbre por el futuro, se ha impuesto en el debate nacional en muchos países europeos, con un corolario xenofóbico ante la “amenaza” que representarían miles de emigrantes que han llegado o tratan de llegar a la “tierra prometida”.
Europa se siente hoy, más que nunca, una fortaleza asediada y los temas ligados a la seguridad, supuestamente amenazada por la presencia de trabajadores extranjeros, toman en un contexto de crisis y de cesantía de masas, un relieve particular y son el terreno favorable para que la demagogia xenófoba se exprese a sus anchas. Esto ha hecho mella en los amplios sectores más afectados por la crisis y explica la reacción de los electores franceses, italianos y holandeses que en parte apoyaron a los partidos de extrema derecha.
Es un fenómeno que se observa también en Europa del este, en Hungría, Eslovaquia y Rumania, algunos con una filiación nacionalista ya en vigor en los años 30. Se habla de “identidad nacional”, ligada a un concepto étnico-religioso y, sobre todo en Europa occidental, se denuncia la amenaza islámica ad portas. Se trata por cierto de islamofobia. Es lo que ocurrió en la pulcra Suiza con ocasión del referéndum sobre la construcción de minaretes.
DERROTA DE SARKOZY
“Un presidente estadounidense con
pasaporte francés”.
(Político francés refiriéndose a Nicolás Sarkozy).
En Francia, donde el porcentaje de cesantes llega al 10%, a dos años y medio de gobierno de Sarkozy los electores han infligido una derrota de proporciones a la coalición gobernante. Es el peor resultado electoral (26% de los sufragios emitidos) obtenido por la derecha desde hace cincuenta años, aunque el presidente galo se había puesto el parche semanas atrás, previendo la herida que le causarían estas elecciones y había minimizado su alcance aduciendo que una “elección regional no podía tener una consecuencia nacional”.
El Partido Socialista (PSF) ha sido el gran vencedor relativo (29,5% de los sufragios) y su estrategia electoral le ha permitido ganar 23 de las 26 regiones en disputa. La derecha sólo conserva Alsacia, gana la Guyana y la isla de La Reunión, dos colonias de ultramar. El PSF, que estaba en estado moribundo luego de la derrota en la presidencial de 2007 y las europeas de 2009, logra junto a sus aliados de Europa/Ecología (12,5%) -los ecologistas y el Partido Verde-, un neto repunte. Junto al Frente de Izquierda (socialistas disidentes + PCF y disidentes del NPA) sobrepasa el 50% de los sufragios. Lo que ha hecho inmediatamente tirar líneas a los dirigentes del PSF con vistas a la presidencial de 2012.
El otro beneficiado fue el Frente Nacional (FN) de Jean Marie Le Pen, el partido de extrema derecha que obtuvo casi 12%, confirmando su repunte luego de un período de pérdida de influencia a favor de Sarkozy, cuya estrategia electoral fue la de adoptar parte sustancial del programa del FN, succionándole así los votos para ganar en 2007.
Por su parte, la Izquierda extraparlamentaria (Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) y Lucha Obrera (LO) sólo obtuvieron cerca del 4,5%. El PCF, que esperaba progresar gracias a su alianza (5%) con disidentes socialistas, pierde varias decenas de concejales, de 185 desciende a 95.
Pero sin lugar a dudas que el gran ganador de las regionales francesas fue el “partido de los abstencionistas”, llegando en la primera vuelta a 54%. Por ello conviene matizar la victoria del PSF, así como la derrota gubernamental. El electorado obrero de la periferia de las grandes ciudades, antaño “fortalezas rojas”, se abstuvo en su mayoría. En algunas comunas se han registrado porcentajes que sobrepasan el 80% de abstención.
LO QUE PASÓ EN ITALIA
“En el norte, la Izquierda ha desaparecido.
Sus dirigentes deben preguntarse por qué los
obreros ya no votan más por ella”.
(Umberto Bossi, presidente de la Liga del Norte).
El abstencionismo también se ha hecho presente en las elecciones en trece regiones de Italia. Existen algunos puntos comunes con las regionales francesas. En primer lugar la abstención, que aunque no alcanzó el porcentaje registrado en Francia, llegó al 37%. El PDL, partido del actual presidente Silvio Berlusconi, obtuvo 26,7%, seis puntos menos que en las europeas de 2009 y cinco menos que en las regionales de 2005. Pero obtiene seis de las trece regiones en disputa y no se ha producido el “efecto francés”, la derrota gubernamental.
El PD, Partido Democrático (calificado de “Izquierda” en el medio político italiano, pero al que habría que definir en rigor como socialdemócrata), alcanzó el 26%. Pierde 8 y 6% con respecto a las regionales de 2005 y a las legislativas de 2008. Pero con respecto a las europeas de 2009 mantiene su votación.
IDV (Italia de los Valores), partido del juez Di Pietro, obtuvo 6,9% y pierde un punto respecto a 2009. La UDC (Unión del Centro, democratacristianos) mantiene alrededor del 6%. Otro pequeño partido de Izquierda, la Izquierda Ecológica y Libertad (SEL), mantiene un porcentaje de 3%. Por su parte, la Federación de Izquierda (FdI) que agrupa a Refundación Comunista, al Partido de los Comunistas Italianos y la Red de Comunistas, alcanza sólo 2,9% (8,3% en 2005).
El vencedor ha sido sin duda Umberto Bossi, de la Liga del Norte, que obtiene más del 12%, aumentando así su votación respecto a 2009. La Liga -que discrimina a los italianos del sur y a los inmigrantes-, ha reclamado la instauración inmediata del “federalismo fiscal”, reforma que permitiría al norte rico -al que también golpea la crisis con su secuela de cesantía y resabios antiinmigrantes- desligarse del sur.
LA CRISIS
La antigua solidaridad de clase retrocede hasta en los otrora bastiones rojos. La sensibilidad ante la desigualdad también, retornando al mismo tiempo valores étnico-religiosos que han encontrado en el Islam a su chivo expiatorio.
En períodos de crisis se expresa con más fuerza la “conciencia triangular”, es decir la “idea de que hay un sector alto, otro bajo y los sectores medios, entre los dos” y que ninguno desea descender de categoría. Aquel que tiene un modesto trabajo o un estatuto reconocido, por pequeño que sea, busca a todo trance conservarlo y ve al inmigrante como enemigo. Por otra parte, la estrategia empleada por los grandes sindicatos y muchos partidos “de Izquierda” es evitar y consensuar en lugar de afrontar, ofreciendo a veces a su clientela electoral proposiciones propias de una “Izquierda de orden”, más que de cambio.
La crisis podría así ensanchar aún más el foso entre sectores populares y sectores pudientes en las opulentas sociedades europeas, empujando a los primeros a los brazos de la extrema derecha, faltos de receptividad entre quienes fueron históricamente sus tribunos. La abstención, esa verdadera huelga del sufragio que ha tenido lugar en Francia y algo menos en Italia, demuestra que vastos sectores no se sienten representados por las instituciones y partidos existentes. Este cuadro poco halagador ha sido en el pasado caldo de cultivo de desastrosas experiencias. Un fantasma está recorriendo Europa, pero tal vez no es el fantasma en el cual se piensa.
Por Paco Peña
En París
Fuente: Punto Final N°708 (abril-mayo 2010)