Un medio chico en el Cambio de Mando

La escena se desarrolla en la mañana, durante la despedida de la presidenta Bachelet, en la Plaza de la Constitución


Autor: Cesarius

La escena se desarrolla en la mañana, durante la despedida de la presidenta Bachelet, en la Plaza de la Constitución./Foto: Álvaro Hoppe/El Ciudadano.
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Se fue Michelle Bachelet. El 11 de marzo pasado la derecha regresó al poder. Noticia que todos quienes han decidido estar medianamente informados ya conocemos. Una cara de lo que ocurrió detrás de las cámaras de los medios tradicionales durante los actos protocolares del Congreso y La Moneda, fue una mirada que El Ciudadano trató de cubrir, hasta donde los organizadores lo permitieron.

Curiosamente, contrario a lo que sucede en otras partes del Continente, facilitar el trabajo a los periodistas no está dentro de las prioridades de los organizadores. Permitir un mejor cubrimiento y, en definitiva ofrecer acceso a una mirada más completa al resto de chilenos y chilenas que no hacían parte de los milcién asistentes que caben en el salón de honor del Congreso Nacional en Valparaíso, sólo está reservado para los grandes medios de comunicación (TVN, Mega, Chilevisión, BíoBío, Cooperativa, El Mercurio, La Tercera, en fin).

Un medio pequeño, que despliega parte de sus escasos recursos para presenciar, sin que otros se lo cuenten, hitos de la vida nacional, está condenado a un rincón, de pie, sin acceso a un vaso con agua ni a un lugar dónde sentarse durante las largas horas que duran estos actos. La lógica del privilegio, se puede observar en todas las instancias de la vida pública, y el periodismo no es la excepción.

Cecilia Bolocco, Américo, el bombardero de la Reina, Tomás González, Leo Rey, José Miguel Viñuela y, por supuesto, Kike Morandé, tenían un puesto reservado cerca de diputados y senadores, la primera dama, los presidentes de Ecuador, Bolivia, Perú, Uruguay, Argentina, y el príncipe Felipe de Borbón, entre otros internacionales, mejor ubicados incluso que los familiares de los protagonistas, quienes se sentaron en los balcones, justo delante de los periodistas, A éstos, les tocó de pie: Luchaban y empujaban para tener acceso a una imagen exclusiva -propia se dice en la jerga- de lo que acontecía, eludiendo las cabezas que tendían a levantarse con la emoción cuando aparecía su líder de preferencia.

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Ni el Viejito pascuero quiso estar ausente en el marco del Cambio de Mando. Se presentó al finalizar la ceremonia, escoltado por uno de sus renos, aludiendo a la pascua que vendrá con el nuevo Gobierno. «¿Se habrán dado cuenta de que es una sátira?», dijo. /Foto: CBH/El Ciudadano.

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CÓMO LA VIMOS

Desde la llegada a Valparaíso se notó la diferencia. El Ciudadano envió a dos periodistas que debían cubrir para la Web en sus secciones impresas y de tevé. Se supone que uno hace cámara, el otro agarra el micrófono, trata de tomar una que otra foto, si se puede graba audio y empuja para poder sacar una cuña (declaración) de alguno de estos personajes públicos que uno ve en la tele a diario.

Los grandes medios era otra cosa: Una camioneta a las afueras del Congreso (despachan en directo y editan en simultáneo para repetir la noticia las veces que sea necesario durante el día), siete periodistas con acceso a distintos ángulos y diferentes espacios: Uno en Cerro Castillo, otro en el balcón derecho, otro en el balcón izquierdo, otro en el balcón central, un par en el primer piso (vedado para los chicos), más su respectivo camarógrafo acompañado de su respectivo asistente de cámara. No se cuántos tenían las radios, ni cuántos El Mercurio y La Tercera, pero uno de los fotógrafos se comunicaba por celular con otro en el balcón opuesto para avisarle para que no se perdiera a un personaje que tenía de espalda. Algo similar ocurriría en La Moneda. Obviamente, tenían las facilidades para acceder a todas las personalidades de quienes quisieran sacar una opinión.

El Ciudadano, interesado en la mirada de la gente, pero también de preguntarles las cosa que echamos de menos cuando vemos los noticieros a los mismos de siempre, teníamos que multiplicarnos por siete, y claro, la perspectiva del medio y su línea editorial que no concuerda con temas invisibilizados en la gran prensa, no sólo se encontró con la desventaja de recursos, sino que además nos restringieron el acceso a los espacios donde preguntar con facilidad.

Dos chicas de la organización del acto (imagino), estaban delante de una fotógrafa que hacía malabares para ubicarse en un lugar que le permitiera una foto y competir con quienes tienen un poco más de altura. Nosotros estábamos en la segunda línea y otro reportero gráfico, copaba con su humanidad el espacio de dos. Habíamos privilegiado tomar un par de imágenes antes de entrar al edificio, queríamos mostrar lo que pasaba con la gente que había ido a blandir banderas en apoyo a Piñera (la mayoría) y uno que otro cartel en agradecimiento a la presidenta (los menos). Ese tiempo invertido nos jugó en contra para encontrar una mejor ubicación.

Un codo que no se mueve, o lo hace en el momento menos indicado, dificulta tomar imágenes (si ve nuestra nota de tevé, verá lo tiritonas que quedaron algunas, por la osadía de Leo -mi compañero- quien se metió de a poquito a donde no lo dejaban estar). Luego, a buscar declaraciones y respuestas para saber si el programa de gobierno que llevó a Piñera al poder se mantendría. Ministros (Von Baer, Kast, Lavín), así como políticos como Coloma (UDI), afirmaron que sí, pero no con la misma urgencia, “Hay que reorganizar las prioridades después del terremoto”, argumentaron.

EN LA MONEDA

Había que escoger, no se podía estar en todos lados. Aunque se gestiona el permiso (o acreditación) con unas semanas de antelación, al retirarlas nos encontramos con que no podríamos estar dos personas en un mismo lugar. Uno adentro, otro afuera, si escoge adentro debe quedarse en el Patio de los Cañones o en el de Los Naranjos. En los dos no se puede. Claro, eso no corría para Amaro Gómez Pablos. No pudimos convencer a nadie para que se saliera de la estructura arbitrariamente impuesta.

Hubo fotógrafos que estuvieron de pie desde las 8 de la mañana, hasta las la una de la tarde más o menos, hora en que terminó la ceremonia en la sede del poder legislativo. Y luego de un almuerzo paupérrimo correr a Santiago para tratar de que en el Palacio de Gobierno no ocurriera lo mismo. Allí, todo sería peor.

Unas horas antes de la llegada de la nueva comitiva presidencial, en el Patio de los Cañones, se esperaba el primer discurso de Sebastián Piñera. TVN tuvo una completa cobertura, con un gran despliegue de recursos humanos y técnicos. La guardia estuvo atenta a que los periodistas no se salieran de su lugar./Foto: CBH/El Ciudadano.

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Una tarima para poner trípodes en el Patio de los Cañones -que por cierto daba cuenta de algunos daños sufridos durante el terremoto- no sirvió de nada -o sí, para sentarse- puesto que estaba a unos cinco metros de donde ocurrían los hechos. Un reportero dijo el viernes, en radio Cooperativa, que los periodistas estaban como dentro de un corral al interior de La Moneda. Afuera, tampoco se podía circular libremente, pero al menos se había destinado una tarima en altura. Aunque apretados y apretadas, se podía trabajar.

En ninguno de los dos lugares había un botellón con agua, ni siquiera una máquina para comprarse uno mismo el café cuando un viento frío comenzó a arreciar en Palacio y el nuevo presidente no llegaba, retrasado en más de una hora con el programa. Claro, había pasado a promulgar su primer proyecto de ley a Constitución, el que va en la línea de los bonos en beneficio de las personas damnificadas por el terremoto.

Un equipo de El Ciudadano repartía periódicos en las cercanías de la plaza. Mucha gente. Al director le piden el carné de identidad para hacerle un control de identidad. Acto seguido le anuncian que no puede repartir diarios cerca de la unidad móvil. “Se me retira en dirección sur,¡Marrr!”. La diseñadora, en cambio, accede a regalarle un diario a un carabinero que se lo pide. “Pero ¿Ustedes como que no son de Piñera, cierto?”

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Los hijos del actual presidente se pasean al interior de La Moneda. Reconocen el terreno durante la espera del primer discurso oficial./Foto:CBH/El Ciudadano.

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LAS HORAS FINALES

Pasaba el tiempo y Sebastián Piñera Echeñique no aparecía. Las personas encargadas de prensa brillaban por su ausencia. Nadie daba una explicación, pero al menos se sabía por los periodistas de TeVeeNe que luego vendría alguien a darnos una explicación. Afortunadamente hay radios, y Agricultura -bastión de la derecha chilena-, transmitía minuto a minuto los pasos del nuevo presidente. Aún no llegaba a Santiago. Había tiempo para sentarse y esperar un rato.

Al fin, cuando ya anuncian que había salido de General Velásquez con la Alameda (cerca de donde lo dejó un helicóptero) el tiempo pasó rápido.

Entra a La Moneda, todo ese tiempo de espera para dos minutos de imágenes. Ahí supimos que no daría declaraciones.

Sube al segundo piso, se asoma al balcón y todos para afuera. Alcanzo a tomar unas fotos, saco la cámara de video, grabo unos minutos. Un gordo desagradable -por su personalidad, yo también soy gordazo-, me impela a devolver al interior de La Moneda: Estoy al celular con otro de los directores y no me deja oír. “O te entras o te sacamos con carabineros”, me dice. Es mejor ceder, pienso. Me devuelvo al interior de La Moneda, donde no hay casi nadie, sólo unos tres o cuatro camarógrafos y fotógrafos que tienen otra parte de su equipo afuera.

El primer discurso presidencial tuvo énfasis en las víctimas y los desaparecidos del terremoto. Se apeló a la conciencia de los valores nacionales y la necesidad de reconsrtuir el país.

El primer discurso presidencial estuvo cargado de referencias a los nuevos héroes chilenos, en el bicentenario de la Independencia, surgidos en la catástrofe del 27 de febrero. Hizo énfasis en las víctimas y desaparecidos del terremoto y en la «necesidad de reconstruir Chile»./Foto:CBH/El Ciudadano.

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Otra vez espero sentado en la tarima. Piñera hace un discurso cargado de metáforas forzadas, apela a la memoria de Neruda, Violeta Parra (a Víctor Jara no lo nombra), Gabriela Mistral y alude a la tarea de Chile: Los desaparecidos y las víctimas del terremoto. Miro la muralla con ladrillos al descubierto en el Patio de los Cañones y pienso en los otros desaparecidos y millares de víctimas que dejó el último paso de la derecha por La Moneda.

Han pasado 37 años desde que el último presidente de Chile que gobernó con una Constitución legítima abandonó como una de esas víctimas el Palacio de Gobierno. Comienza una nueva era. Cerca de las 10 de la noche todavía no hay un representante de la oficina de prensa de la presidencia que nos diga si tendremos declaraciones de algún representante del nuevo Gobierno. Suena el teléfono… “Ya es suficiente, vente”, me dicen de afuera.

Temas relacionados con el Cambio de Mando

La transición a la plutocracia. En la sección Ciudadanos al poder.

Se traspasó la Ejecución del poder. En la sección General.

Sebastián Piñera duplicó su fortuna en el tiempo que lleva de presidente. En la sección Política.

Revise la nota del cambio de mando preparada por nuestro equipo de El Ciudadano TV y las declaraciones de los nuevos ministros de gobierno.

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Por César Baeza Hidalgo

El Ciudadano


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