Una primaria ciudadana para conseguir la Presidencia y Asamblea Constituyente en Chile

Los dos grandes bloques políticos del país, la Concertación y la Alianza, no gozan del crédito que alguna vez tuvieron entre la población

Una primaria ciudadana para conseguir la Presidencia y Asamblea Constituyente en Chile

Autor: Director

Los dos grandes bloques políticos del país, la Concertación y la Alianza, no gozan del crédito que alguna vez tuvieron entre la población. Amos y señores amparados por el binominal se han repartido el país desde Santiago de Chile gracias a los amarres constitucionales herencia de la dictadura y una transición que nunca llegó a puerto democrático.

Ambos bloques NO han suscrito la demanda popular de Educación Gratuita y de calidad, ¡Con tesón¡ como debiese ser virtud de quien es el encomendado o ungido por la soberanía popular del voto .

No representados llamados fundamentales y muchos de interés transversales de los pueblos de Chile, han surgido a lo largo del territorio numerosas asambleas ciudadanas, al calor de conflictos ambientales de carácter local, o bien, por capacidad organizativa de las comunas,  que en casos de la mano de su alcalde, como es Calama con Esteban Velásquez, han hecho eco del  profundos sentir de la comunidad.

Pero es ante el desoír de los bloques, o su miopía, que sectores de la sociedad  con mayores y menores orgánicas han salido a encontrar una salida al dilema de no sentirse representados.

Comenzando entonces por la auto representación se han auto convocado.

Los más enterados se han constituido en partidos políticos nuevos, así el nacimiento en los últimos años del MAS, el PRO, Wallmapuwen, PAIZ, y  recientemente Igualdad, entre otros.

Otros se han quedado en la Asamblea, han tomado acuerdos y redactado ideas de lo que les gustaría llevar a cabo en su territorio o en el país, pero no entran al juego democrático inviabilizando, un tanto así, la concreción de sus anhelos.

Existe en estos días, a su vez,  un acuerdo bastante amplio en organizaciones sociales de envergadura del país, como son la Anef, la CUT, la CTC, colegios profesionales y organizaciones del estudiantado,  que Chile se debe un proceso democrático de Asamblea Constituyente, amplia y participativa.

Pero la problemática surge en el cómo llegar a  ella.

Es claro que una vía es el plebiscito, pero el poder de turno no llamará a ella.

Otra es transitando al estado de Asamblea Constituyente mediante el ejercicio soberano de los pueblos a su autodeterminación y libre reunión, pero la orgánica de carácter nacional de quienes se interesan  en este camino, la redacción sistemática de sus acuerdos, la exposición pública de ellos masivamente, se puede decir que aún recién comienza.

Pero para colmo, si esa soberana orgánica se diese, mediante un trabajo articulado en red, sus votaciones, sus acuerdos, no pasarían de ser otro antecedente para la causa o el ojo del historiador, porque no teniendo el carácter vinculante, pese a toda la legitimidad que le pueda dar la soberanía del pueblo reunido, el llano no quiere ser escuchado.

Es entonces que tal vez, siendo este un país en extremo presidencialista, que conquistado el sillón presidencial,  los problemas de quórum en el parlamento para las reformas constitucionales quedan atrás mediante el Mensaje y la fuerza de ley del Presidente. Pueda ser que la conquista de este espacio por parte de un encomendado de los pueblos para la concreción de sus anhelos sea otra esquina válida, otra pelea por dar.

Así surge entonces la interrogante del cómo elegir a esa persona que encabece, y luego ejecute, un programa país en el que la renacionalización de los recursos naturales, la educación gratuita y de calidad que nos saque de ser un mero exportador de materias primas.

Y la respuesta no es otra que mediante unas Primarias Ciudadanas con carácter nacional, en la que los diferentes encomendados se batan en igualdad de condiciones con sus nombres sobre una papeleta para que sea el pueblo quien determine quien los ha de representar.

Quién puede o no concurrir a esa primaria, es un tema que puede sacar ronchas, pero para no entrar en lógica sectaria cuando lo que se desea es un proceso unitario y fraterno, pensemos que todos(as) aquellos(as) que se sienten parte del llamado y el compromiso, de que una vez conquistado el poder  el deber es: llamar a una Asamblea Constituyente.

Estarán dispuestos hombres y mujeres que ya han anunciado su intención presidenciable apoyados por grupos mayores o menores a concurrir al proceso.

Participarían de una Primaria Ciudadana, Marcel Claude apoyado por humanistas, un José Antonio Gómez apoyado por radicales, un Alejandro Navarro por el MAS, una Roxana Miranda por Igualdad, un Ominami por el PRO, un Cristian Cuevas por el PC, un Manfred Max Neff por los Verdes, un Luis Riveros, un Iván Fuentes, un Mario Osses, un Gustavo Ruz, un  Dr. Condeza desde el histórico Concepción, un integrante del partido mapuche Wallmapuwen que fue capaz de levantar 40 candidatos para las recién pasadas Municipales 2012.  ¿Creen que por lo menos no valga la pena hacer el intento y así sumar una nueva y gran mayoría constituyente de un futuro más justo, ético y fraterno para el Chile de esta nueva centuria?  ¿Es este un país que solo da para un 50% y 50%? o ¿es simplemente que ese descontento y ansias de cambio transversal y mayoritario del 80% no ha sabido ser canalizado por una vía democrática decidida y jugada? ¿Es imposible la conquista de la presidencia para los pueblos de Chile más allá de Concertación y Alianza? Déjenme soñar, déjenme decirles que no es así. Se puede, se puede, es solo cosa de sentarse a conversar, organizarnos y con acción directa, avanzar, avanzar.

Por Bruno Sommer

El Ciudadano


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