Uniones gremiales francesas han recibido el visto bueno para continuar las protestas contra la impopular reforma laboral, que en los últimos meses ha sido motivo de grandes concentraciones a lo largo del país. Sin embargo, las autoridades han dicho que las demostraciones deben seguir una ruta menor a 1,6 kilómetros.
«Luego de intensas discusiones con el ministro del interior (Bernard Cazeneuve),
diversos movimientos sociales obtuvieron la autorización para manifestarse en París (el
23 de junio) en una ruta que el ministerio les propuso», declaró en director de la Confederación General, Philippe Martinez, en una conferencia de prensa, quien agregó que las uniones también recibieron el permiso para manifestarse el 28 de junio, informa
RT. De acuerdo a Martinez, la decisión de las autoridades de permitir las protestas fue
«un triunfo de la democracia».
Pero el gobierno introdujo restricciones a estas demostraciones democráticas en París, puesto que los participantes deberán seguir una ruta designada de ida y vuelta, entre la Plaza de la Bastilla y el Puerto de L’Arsenal. La ruta completa es de 1,6 km., informan los medios franceses citando a las uniones gremiales.
Las uniones de trabajadores no hicieron comentarios sobre la organización de las protestas anti reforma que se realizarán en otras ciudades de Francia.
Las autoridades de este país han llamado en varias oportunidades a prohibir las manifestaciones en contra la reforma laboral, proponiendo que al menos, éstas sean más «estáticas». El ministro del interior, Bernard Cazeneuve, dijo el martes que el gobierno francés está buscando asegurar que las protestas no involucren riesgo de violencia en las calles. «La policía está cansada y necesita tiempo para recuperarse», agregó.
Tal propuesta fue rechazada por los gremios, diciendo que las autoridades que el miércoles las autoridades policiales habían publicado una declaración diciendo que el prefecto de policía creía que «no había más opción que prohibir las demostraciones». Varios políticos franceses se unieron a las críticas de las organizaciones gremiales. El presidente del Frente Nacional, Marine Le Pen, dijo que prohibir las manifestaciones es «un serio ataque a la democracia», mientras Guillaume Balas, del Partido Socialista, declaró que «el gobierno debe asegurar la seguridad y la libertad para protestar».
Las manifestaciones, que comenzaron en marzo de este año, han ido escalando desde el rechazo a la nueva ley laboral –que ya está siendo tramitada– hacia una causa más sustancial: ahora, la gente está mostrando su descontento ante el capitalismo, las políticas del gobierno francés y la intolerancia. La consigna de las actuales protestas parece ser muy similar al movimiento Occupy, que comenzó en Estados Unidos en 2010, más o menos a la par con el movimiento Indignados, de España, y que han llegado a masificarse a nivel global.
El Ciudadano