Cuando ya prácticamente todos los países latinoamericanos, europeos y asiáticos, y hasta el secretario general de la OEA, han reconocido la victoria de Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales venezolanas, el precandidato presidencial del FMI Andrés Velasco escuchó las campanas de la Casa Blanca y se fue a la embajada de Venezuela a exigir el recuento de votos, en apoyo del derrotado Henrique Capriles.
O sea, Velasco y Estados Unidos bien unidos, para apoyar -tardíamente- la intentona golpista que dejó en la noche del lunes 15 ocho personas asesinadas en el campo chavista, más de 70 heridos, y varios centros de salud y sedes políticas incendiadas.
Para su propio desprestigio, el candidato del FMI fue acompañado por un sujeto llamado José Noriega Santaella, quien hoy es profesor de economía en la USACh, pero lleva sobre sus hombros la pesada carga de haber sido viceministro del Interior del ex presidente Carlos Andrés Pérez, destituido de su cargo en 1993, por corrupción y fraude.
Noriega es el vocero en Chile de la coalición derechista venezolana Mesa de Unidad Democrática (MUD), que intentó asediar la embajada venezolana el lunes 15, con un cacerolazo, y se encontró con una animada celebración de la victoria de Maduro.
No saben, Velasco y Noriega, que desde 1989 que en Venezuela no se cuentan los votos con la mano, sino con un sofisticado sistema electrónico que impide los fraudes y evita que se pierdan votos, como en las últimas elecciones municipales chilenas. O sea, no hay papeletas de voto, sino actas electrónicas, que ya fueron auditadas en 54 por ciento, cinco veces más de lo que los estadísticos consideran necesario para verificar un resultado.
Velasco acudió a la embajada debidamente acompañado de la televisión monotemática. No se vio a Velasco acudir a la embajada mexicana el año pasado, cuando la oposición denunciaba el gigantesco fraude que llevó a la Presidencia al candidato del PRI Enrique Peña Nieto.
Lea la carta que envío Velasco a la Embajada de Venezuela en Chile
Por Alvar I. Koke