El investigador Pablo Seguel, autor del libro «Soldados de la represión: Anticomunismo, seguridad nacional y contrasubversión en las Fuerzas Armadas chilenas» (2022, Ediciones U. Alberto Hurtado), publicó un artículo titulado «Las armas secretas del régimen» en el cual se dan a conocer las macabras propuestas de Álvaro Puga, asesor de la CNI y de la Dictadura, para desacreditar una protesta de la oposición convocada en el Parque O’Higgins en noviembre de 1983.
El texto forma parte del proyecto multimedia El primer civil de la dictadura: Los archivos secretos de Álvaro Puga, desarrollado por Revista Anfibia y la Universidad Alberto Hurtado, en conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado.
Esta iniciativa medial revela a través del análisis de documentos inéditos, una faceta más bien desconocida del régimen dictatorial de la Derecha chilena. La investigación fue liderada por Juan Cristóbal Peña y Francisca Skoknic, y producida por Revista Anfibia y la Universidad Alberto Hurtado, en alianza con el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos.
En específico, consiste en la liberación de 166 documentos para su consulta pública, además de la publicación de reportajes, un podcast documental y un repositorio de audiovisuales propagandísticos.
«Casi no se tomaba descanso. Como encargado de la oficina de Asuntos Públicos y asesor en las sombras de los servicios de inteligencia de la dictadura y del mismo Pinochet, Álvaro Puga redactó cientos de informes políticos y de inteligencia. Son 166 archivos que contienen discursos, detallan la rivalidad entre funcionarios civiles, la participación de informantes del gobierno y de la oposición, acciones psicológicas y de propaganda para sembrar terror y lograr la obediencia civil, la agenda política y propagandística de la CNI, la creación de noticias falsas. Estos archivos salen a la luz por primera vez», señala uno de los autores del trabajo, Juan Cristóbal Peña.
Violación de una menor de edad
En una de las publicaciones, escrita justamente por Pablo Seguel, se muestra un memorándum escrito por Puga, el cual contiene un «Plan de acción psicológica» para contrarrestar la concentración convocada por la oposición a Pinochet para el 18 de noviembre de 1983 en el Parque O’Higgins de Santiago.
De acuerdo a Seguel, este plan «se estructura en cinco niveles que se proponen desacreditar a la oposición al tiempo que dividirla entre marxistas y demócratas. A la vez, busca hacer fracasar la concentración y generar un sentimiento de agotamiento con las movilizaciones, enfatizando que estas sólo han representado muertes inútiles y vandalismo».
Así, continúa el relato del investigador, «mediante campañas de rumores, (se) propone instalar en la población el miedo a potenciales asaltos, a través del reparto de volantes asociados a los ‘comunistas’, indicando que, de ir a la concentración, las casas van a quedar desguarnecidas y que el lumpen pretende atacar las propiedades aprovechando las ausencias de los moradores».
Luego, en lo que se define como un ‘nivel intermedio’, el objetivo es «crear una psicosis colectiva para el viernes 18», a través de acciones tales como sabotajes a las líneas del Metro; paralización de la locomoción colectiva; un atentado a Fantasilandia «atribuible al MIR»; y apagones de luz en los alrededores del Parque O’Higgins «atribuidos al Partido Comunista».
En este punto, el plan suma una idea escalofriante: «Violación de una menor por un grupo de delincuentes en el Parque O’Higgins».
«Para esto se contrata una prostituta que no esté fichada por Investigaciones y que tenga menos de 18 años, la que tendría que hacer la denuncia respectiva, previo pago de una buena suma de dinero. En esto no se puede escatimar, porque el efecto de una violación es de ondas concéntricas en el ánimo de la gente», se lee en el documento.
Otro dato apunta a que el Gobierno «debe llamar a los directores de los medios principales de comunicación para pedirles (exigirles) que no se le dé mayor difusión al plan del día 18, y que este nunca esté en primera plana», poniendo especial énfasis en decirles que, en caso que no se cumpla con esto, «los créditos otorgados por el régimen para la sobrevivencia de los medios, serán cobrados en forma apremiante».
Respecto al manejo de las tropas policiales y militares, Álvaro Puga recomienda que la noche anterior a la concentración la aviación debería hacer vuelos rasantes sobre todas las grandes poblaciones del sector sur y oeste de Santiago.
«El Ejército debería acuartelarse en sus guarniciones, sobre todo en los regimientos aledaños al Parque O’Higgins para dar una demostración de fuerza en todas las unidades militares aledañas. Carabineros, en tanto, el mismo día de la concentración, en gran cantidad deberían instalarse solamente en los accesos del Parque O’Higgins, en las escaleras del Metro y en los paraderos de micros con armas largas. Por su parte, Investigaciones debería dar ‘chipe libre’ para los lanzas, prostitutas y drogadictos a fin de convertir el acto en otra cosa», señala la investigación de Pablo Seguel.
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