La vida adulta del próximo presidente de Brasil puede relatarse a través de las mujeres que lo han acompañado en su camino como personaje político. El ultra-derechista Jair Bolsonaro, quien asumirá el cargo de manera oficial el próximo 1º de enero de 2019 no ha estado ajeno a los torbellinos del deseo y el poder.
Su primera esposa, Rogéria Nantes Braga, es la madre de tres de sus hijos mayores Flávio, Carlos y Eduardo. Mantuvieron una relación por 16 años y terminaron separándose en 1997, cuando Jair conoció a la que sería su segunda mujer, Ana Cristina Valle, en la sede de la Cámara de Diputados de Río de Janeiro.
Para entonces, Bolsonaro -aún casado con Rogéria- ya mantenía relaciones íntimas con Ana Cristina, quien rápidamente quedaría embarazada del ahora presidente electo, para dar a luz posteriormente a Renan, el cuarto hijo de Jair.
Renan nació mientras su padre, Jair Bolsonaro, aún tramitaba el divorcio con la madre de sus tres hermanos mayores y ejercía su segundo periodo como diputado federal de Río de Janeiro en la Cámara.
Esta relación duró al menos 10 años y según diversos medios fue la más escandalosa para el ahora padre de cinco hijos.
Justo antes de que Bolsonaro asumiera su quinto mandato corrido dentro de la Cámara de Diputados, en 2007, Ana Cristina huyó de Brasil con su hijo Renan con destino a Noruega, lugar desde donde acusó a su expareja de querer asesinarla.
Antes de huir hacia Europa, Ana Cristina fue víctima de otra infidelidad de Bolsonaro.
Jair conoció en el mismo lugar de trabajo donde se enamoró de Ana Cristina a la que sería su tercera esposa, Michelle de Paula Firmo Reinaldo: una asesora que trabajaba en la Cámara de Diputados. Ella tenía 27 años, mientras que Bolsonaro ostentaba 52.
Con Michelle, Bolsonaro se casó en apenas 5 meses y en corto tiempo tuvieron a una hija -Laura- la segunda de Michelle y la primera niña de Jair.
Acusación de violencia intrafamiliar de Bolsonaro llegó a la escala diplomática
El diario Folha de São Paulo publicó este 2018 varios documentos que prueban que, en 2011, la segunda ex mujer del candidato huyó a Noruega con el cuarto hijo de Bolsonaro y único entre ambos, Renan, tras ser amenazada de muerte por el político.
Según explican los documentos, «la supuesta actitud violenta del presidenciable llegó a ser un asunto diplomático», pues Bolsonaro «indignado con el hecho de que su ex mujer se hubiera llevado a su hijo al país nórdico sin su consentimiento, solicitó en calidad de diputado, al ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil para indagar sobre su paradero».
Al respecto, el entonces embajador brasileño en Oslo, Carlos Henrique Cardim, envió un telegrama a Brasilia donde explicaba la situación: «La señora Ana Cristina Siqueira Valle dijo haber abandonado Brasil hace dos años ‘por haber sido amenazada de muerte’ por el padre del menor (Bolsonaro). Adujo que tal acusación podría motivar la petición de asilo político en este país (Noruega)», dice el telegrama citado por el referido diario brasileño.
Otros testimonios recopilados por la prensa de Brasil citan a la exmujer de Bolsonaro asegurando que tenía miedo porque su vida corría peligro: «Mi cabeza vale 50.000 reales (10.600 euros)».
A todo esto se suma el reporte de otras denuncias realizadas por Ana Cristina, en el que dice que Bolsonaro es un hombre con una «agresividad desmedida» y que le habría robado un dinero que ella tenía en una caja fuerte.
El supuesto robo fue por una cifra de 30.000 dólares y más de 800.000 reales que estaban en una caja de seguridad que mantenía en el Banco de Brasil.
La disputa por la custodia de su hijo Renan fue uno de varios conflictos entre Jair y Ana Cristina. La violencia intrafamiliar sistemática se termina fusionando con la ya controversial imagen política del presidente electo de Brasil, cuyo discurso está marcado por la homofobia, la misoginia, el racismo y su apoyo a la tortura, asesinatos y regímenes dictatoriales en Brasil y Chile.
La conflictiva separación de Jair Bolsonaro y su ex mujer fue más allá de la disputa por la custodia del hijo de la pareja e incluyó acusaciones de hurto de una caja fuerte, de ocultar de bienes y relatos de «comportamiento explosivo» y «desmedida agresividad» del hoy candidato a la Presidencia de Brasil.
La información sobre estas acusaciones que efectuó la exmujer de Bolsonaro, fueron publicadas por la revista Veja de Brasil. Por ejemplo, el citado documento, que contiene alrededor de 500 páginas, menciona que Ana Cristina acusó a Jair de «ocultar millones de reales en patrimonio personal en la rendición de cuentas a la Justicia Electoral en 2006, cuando fue candidato a diputado federal».
La revista relata que Ana Cristina también acusó a su ex esposo de robar 30.000 dólares y más de 800.000 reales -600.000 de ellos en joyas y el resto en dinero en efectivo- el día 26 de octubre de 2007.
En medio del escándalo, que sacó a luz pública los sórdidos antecedentes del rompimiento en plena campaña presidencial, Ana Cristina aseguró que se trata de información falsa y que lo que ella calificó de amenaza de muerte por parte de Jair, fue «un exceso» producto del proceso de separación. O sea, que ya en campaña, Ana Cristina decidió bajarle el perfil a la acusación, apoyando la campaña de su ex esposo.
Carrera política de las dos ex de Bolsonaro
Tras separarse de Bolsonaro, tanto Rogéria como Ana Cristina aprovecharon el impulso mediático para comenzar a hacer una carrera dentro de la política brasileña.
En el caso de su primera esposa, Rogéria Nantes Nunes Braga, ella logró ser concejala de Río de Janeiro por cuatro años, luego de lo cual no volvió a ser electa.
Ana Cristina, quien tras el escándalo supo utilizar a su favor el apellido Bolsonaro para lanzarse como candidata a diputada, pero no tuvo éxito en su incursión en la arena política.
Para limpiar la imagen de Bolsonaro y la conflictividad que generó su separación, Ana Cristina grabó un video donde dice que no es cierto que Jair recurre a la violencia.
«Es mentira, él nunca haría una cosa así, es buen padre, buen ex marido, fue un buen marido también. Espero que me crean, porque esos medios sucios sólo quieren denigrar su imagen, porque está en el primer lugar en los sondeos», dijo mientras lucía una camiseta con el eslogan «Mujer inteligente vota Bolsonaro».
A esta campaña para lavar la imagen de Bolsonaro también se unió su primera ex esposa, Rogéria, quien aseguró en otro video que Jair no era un hombre violento, sino un buen esposo y padre.
https://www.youtube.com/watch?v=NZNawIWZsHg
Michelle, la cristiana evangélica que «amansó» a Bolsonaro
Actualmente, Bolsonaro está casado con Michelle, la misma joven de la que se enamoró en la Cámara de Diputados en 2007. Según lo describe la propia Michelle lo suyo fue rápido, como «amor a primera vista», pues tras apenas seis meses decidieron casarse por civil.
Pero sus inicios también serían controversiales. Explica abc.es que al poco de empezar su relación, el entonces diputado la contrató como asesora de su partido y le triplicó el salario, pero una decisión judicial la apartó de su puesto al entender que había nepotismo en administración pública.
Ahora, ya lejos de los pasillos del congreso, ambos comparten una mansión frente a la playa en Barra de Tijuca, el barrio de Río de Janeiro conocido como «de los nuevos ricos cariocas, una especie de Miami versión quiero y no puedo», cita abc.
De Michelle varios medios han reseñado que es una mujer que prefiere mantenerse apaciguada y sin llamar mucho la atención.
Hasta 2016, rezaba en la Asamblea de Dios Victoria en Cristo, una de las iglesias evangélicas más radicales de Brasil, lugar donde la pareja dio el ‘sí, quiero’ ante el mediático y ultraconservador pastor Silas Malafaia. La boda se realizó en marzo de 2013 en Río de Janeiro, fue su segunda boda, la religiosa, ante 150 invitados.
Su carácter conservador, explica abc, dio lugar a peculiares detalles de producción en el evento, como que en la fiesta de la boda no sonaran ritmos como samba y reguetón, «por expreso deseo de la novia».
Además, según la farándula brasileña, la invitación a la fiesta de bodas tenía como requisito para los invitados evitar vestir tonos rojos, color predominante del Partido de los Trabajadores de Lula.
Sobre el flechazo: «Todo comenzó cuando nos vimos por primera vez en la oficina de Jair. No tardamos en estar seguros de que queríamos compartir una vida juntos», contó Michelle en una de las pocas entrevistas que ha concedido a los medios.
Michelle dice que ama a Jair, desestimando las críticas que él recibe a diario por su carácter racista, homófobo y misógino. Esto a pesar de las declaraciones que dio Jair Bolsonaro sobre su hija Laura, a quien calificó como «un momento de fragilidad».
«Tengo cinco hijos. Cuatro fueron hombres, en la quinta tuve un momento de fragilidad y vino una mujer».
Pese a todo, Michelle aún se mantiene ajena a las controversias machistas de su marido. Según los medios «ejemplifica» lo que los brasileños llaman una «mujer recatada», en alusión a una suerte de «esposa perfecta».
Es bonita, joven y discreta, y aseguran que «mantiene quieta a la bestia», en referencia a Bolsonaro. «Es muy religiosa y activista en las iglesias evangélicas más conservadoras, donde realiza trabajos de voluntariado y se ha especializado en la educación de niños sordomudos», explica abc.
Los medios describen a Michelle como una mujer con un «estilo» sencillo, que usa mocasines, pocas veces se sube a unos tacones y le gusta lucirse en vaqueros y camiseta. De vez en cuando se deja ver con chalecos. Suele comprar en Zara, aunque no renuncia a un bolso de Louis Vuitton, y prefiere mantenerse en un discreto segundo plano -por acuerdo de ambos-.
Explica, el diario El Mundo que en una de las pocas ocasiones en que Bolsonaro se refirió a su esposa Michelle fue para definirse como un marido caballeroso y dispuesto; también admitió que su mujer es descendiente de negros: «Mi suegro es Paulo Negão y cuando vi a su hija, no quería saber quién era su padre».
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