“No tenemos dudas de Patricio Hales, quien es una persona proba y honesta. Merece todo nuestro respeto y respaldo”, afirmó el presidente electo del PPD, Gonzalo Navarrete, a la hora de defender al hoy sumariado embajador de Chile en Francia, el ex diputado de su partido, Patricio Hales, luego que la ex funcionaria de la legación parisina, Carolina Cosmelli, formulara una dura acusación en contra suya por apremio laboral con ribetes de acoso sexual.
La denuncia de Cosmelli llegó a oídos de la Cancillería en abril pasado, donde en forma inédita se inició un sumario administrativo contra Hales, según consignó La Tercera. La mujer de 53 años trabajó en la residencia del embajador entre diciembre de 2014 y diciembre de 2015, producto de su amistad con la esposa del ex diputado, María de los Ángeles Swinburn. Los hechos descritos por la afectada son de tal magnitud, que motivaron la designación del embajador chileno en Noruega, José Miguel Cruz, como fiscal especial para investigar la acusación.
Carolina Cosmelli declaró a la Cancillería que conoció a María de los Ángeles Swinburn en el año 2002, a través de su profesión de masoterapeuta, y que desde entonces se hicieron amigas inseparables, situación que explica su arribo a la embajada chilena en París, en diciembre de 2014, en calidad de asistente personal. Luego, su situación se complicó cuando el embajador Hales comenzó a hacerle exigencias que iban más allá de sus funciones y horarios, incluidas insinuaciones de connotación sexual, pasando por una invitación a ver una película pornográfica, mientras la mujer del embajador se encontraba de viaje en Santiago.
Una antigua historia que le da sentido a la versión de Cosmelli
Tras la publicación del reportaje, en un plácido lugar de la región de Valparaíso, donde se radicó hace algunos años, el teléfono de una ex colaboradora de Patricio Hales no paraba de sonar el pasado domingo. Eran ex compañeros suyos que la llamaban para conocer su opinión sobre la situación que enfrenta el ex diputado, su antiguo empleador. Y lo hacían convencidos de una sola cosa: al fin la lucha de Viviana Zapata Pacheco podría ser recompensada con una mínima cuota de justicia.
Viviana Zapata trabajó durante nueve años con Patricio Hales en su oficina distrital, mientras el arquitecto se desempeñaba como diputado en representación de las comunas de Independencia y Recoleta. “Leí la entrevista de la persona (Carolina Cosmelli) que salió en La Tercera y le creí todo, no dudé en creer nada de lo que ella dice; le creí el maltrato laboral, lo de las horas extras que tenía que trabajar, el tema del maltrato, que fue el mismo motivo por el cual yo me fui. Esas cosas las creí cien por ciento”, asegura la ex colaboradora de Hales, en entrevista exclusiva con El Ciudadano.
Usted sostiene que tiene base para creerle a Carolina Cosmelli su denuncia por acoso sexual, aun cuando usted no lo sufrió de parte de Patricio Hales.
Nunca lo sufrí porque yo siempre he marcado los límites con las personas. Aunque él me decía, ‘dime Patricio’, yo siempre lo traté como ‘don Patricio’, o simplemente ‘usted’.
¿Por qué le hace sentido la acusación de acoso sexual que formula Carolina Cosmelli contra el embajador Hales?
Me hace sentido por la forma de ser que tenía él, era como cariñoso. Trabajé nueve años con él, y uno en todo ese tiempo conoce a una persona; trabajé en sus campañas, conocí a la gente con la que se relacionaba.
Viviana Zapata conoció a Patricio Hales a través de amigos y compañeros de universidad de la época en que ella estudiaba Ingeniería en la UTEM. “Lo primero que hice para él fue enviar los agradecimientos a una lista de personas que lo habían acompañado por la muerte de su padre (el ex ministro de Minería, Alejandro Hales); luego me integré por las tardes a su oficina parlamentaria en Recoleta, y después en jornada completa”.
Fue una relación informal. Con el correr del tiempo el diputado contrató a Viviana y a otros colaboradores a través de una empresa de su propiedad. “En el año 2005 nos contrató por Tierra Grande Asesorías e Inversiones Limitada. En ese tiempo nos pagaban por el (sueldo) mínimo, pero la diferencia siempre me la daban por fuera. Cuando yo le preguntaba por qué no me pagaba imposiciones, me respondía que a mi edad no me servía de nada tener imposiciones. Dentro de las liquidaciones que yo recibía todos los meses estaba el desglose, y a mí me salía mi liquidación a pagar, el descuento que corresponde, pero sólo a mi compañera le aparecía la gratificación, en circunstancia que ambas estábamos contratadas por la misma empresa”.
Usted y sus compañeros estaban contratados por la empresa Tierra Grande Asesorías e Inversiones Limitada, sin embargo no le prestaban servicio alguno a ella, y sí lo hacían para el diputado Patricio Hales, en el ámbito de su labor parlamentaria, ¿cómo se entiende eso?
Yo nunca estuve contratada por la Cámara de Diputados.
¿Nunca hizo trabajo alguno para la empresa Tierra Grande Asesorías e Inversiones Limitada, cuyo propietario era el diputado Patricio Hales?
No, nunca. No tengo idea a qué se dedicaba la empresa. No tengo conocimiento de nada de esa empresa.
¿El personal que trabajaba en la Cámara de Diputados en Valparaíso para el diputado Hales, también estaba contratado por Tierra Grande Asesorías e Inversiones Limitada?
En algún momento la secretaria que trabajaba en la Cámara en Valparaíso también estaba contratada por Tierra Grande Asesorías e Inversiones Limitada; no sé en qué momento la habrán o no contratado por la Cámara de Diputados, o quizás también pasó a Patricio Hales Dib.
¿Patricio Hales Dib, como persona natural o persona jurídica?
No. A mí después me hicieron contrato como Patricio Hales Dib, como persona natural.
¿Cómo recuerda a Patricio Hales?
Como una persona normal, pero de reacciones exageradas. Cuando uno se equivocaba, o él escuchaba algo que no quería escuchar, él cambiaba automáticamente su personalidad; si algo le molestaba pasaba de una conversación normal al caos, como de ira, gritaba, trataba mal, si tenía algo en las manos lo tiraba al suelo.
¿Tenía reacciones violentas?
Para mí no son reacciones normales, yo no soy así; las cosas se conversan. Él tenía esas reacciones exageradas, de maltrato; de alguna forma nos humillaba, nos gritaba delante de la gente. Le creo completamente lo que dice ella (Carolina Cosmelli) en la falta de control de la ira. Yo creo que si uno le pregunta a la gente que trabajaba con él, más de uno vivió algún episodio.
¿Qué gatilló el término de la relación contractual que usted tenía con el diputado Hales, cómo se produce el quiebre?
El quiebre fue porque yo un día tuve que llamarlo a Valparaíso para informarle sobre el estado de los proyectos sociales que yo desarrollaba en la oficina de Santiago, y al darle una información que no le gustó, se descontroló, me insultó, me dijo que yo hacía todo mal, que era una inútil, que no servía para nada; me gritó con garabatos, gritos que escuchaban mis compañeras. Yo le corté el teléfono, tomé mi cartera y me fui de la oficina, y avisé que no regresaría; que no estaba dispuesta a tolerar esa situación. Así terminó la relación laboral.
Viviana relata que en los días siguientes Hales se enteró que ella no estaba asistiendo a su trabajo y la notificó de despido a través de la contadora de Tierra Grande Asesorías e Inversiones Limitada. “Tuve que ir a buscar el finiquito a la oficina de la empresa (en calle Huérfanos), y lo firmé sin estar de acuerdo porque necesitaba la plata; perdí todo”.
Pero lo peor aún estaba por venir. Tras su salida de la oficina distrital de Patricio Hales en 2009, cuatro meses después su ex colaboradora comenzó a trabajar en la campaña parlamentaria del socialista Gonzalo Durán (hoy alcalde de la comuna de Independencia), quien competía en la misma lista de la Concertación que Hales por el distrito de Recoleta. La ira del diputado PPD no se hizo esperar. “Se volvió loco, mandó a cambiar la chapa de la oficina y les prohibió a mis ex compañeros tener contacto conmigo, y me denunció a la PDI por supuesto robo de información. Fue una reacción desmedida. La PDI fue a buscarme a la casa de mis padres. Estando embarazada de mi primer hijo fui voluntariamente a declarar y tuve que entregar mi computador para ser periciado; nunca me formularon cargos”.
Viviana Zapata hoy recuerda ese episodio como algo triste y aberrante, y sobre todo, innecesario. Ella piensa que en esa oportunidad su ex jefe intentó amedrentarla. Su objetivo habría sido evitar que ella siguiera adelante con una acción que buscaba reconocer sus años de servicio y que se le pagara lo que le correspondía, cifra que según su abogado superaba los cinco millones de pesos.
En su momento, convencida que estaba siendo objeto de malas prácticas laborales por parte de su empleador, las que desembocaron en un despido arbitrario, Viviana comunicó su situación a la distintas instancias del Poder Legislativo, partiendo por la comisión de Ética de la Cámara de Diputados, así como la Dirección del Trabajo y el diario El Mercurio. “De los 120 diputados a los que les escribí, sólo uno me respondió”, recuerda. “Nadie me creyó, lo mandé (su caso) a diferentes medios de comunicación”.
Pasado el tiempo, Viviana no le guarda rencor al hoy embajador en Francia, tampoco le interesa el destino de aquella causa que él abrió en su contra por supuesto robo de información, “que era pública”, aclara. Sobre su esposa, María de los Ángeles Swinburn, sólo guarda gratos recuerdos. “Ella es una persona maravillosa”. Entre risas, asegura que sólo le gustaría saber qué sucedió con su computador, que según le informó la PDI, había sido rematado. No obstante, da esta entrevista con cierto temor. “Él es poderoso, puede hacerme cualquier cosa”.
Considerando la situación que usted debió soportar a manos de un ex diputado que se excedió en el trato que le brindó, y habida cuenta que nadie la oyó, ni mucho menos, se le hizo justicia, ¿qué llamado le haría a la ministra Claudia Pascual, como titular del recién creado Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género?
Me gustaría que les reconocieran a las mujeres lo que están denunciando. Yo también viví lo que ella (Cecilia Cosmelli) está diciendo, no lo pongo en duda en ningún minuto.
¿Le gustaría a usted que la ministra Pascual la recibiera y la escuchara?
Yo ya cumplí con contar la historia en diferentes partes y formas. Siempre pensé que iba a llegar el día en que él (Patricio Hales) iba a pasar por esta situación (ser denunciado), pero no fui yo, fue otra persona; en algún momento tiene que pagar lo que él hacía, el abuso, porque era un abuso.
¿Usted piensa que la Presidenta debiera mantener a Patricio Hales como embajador?
Creo que no, porque una persona como él que en su campaña aseguraba que era transparente como el agua y que defendía los derechos de los trabajadores, y resulta que yo era su trabajadora y a mí no me defendió, y cometía todas las irregularidades de las que supuestamente él defendía a la gente. Por eso me pregunto cómo puedes tener a una persona que por un lado dice una cosa y por otro lado hace otra; siempre me pregunté cómo una persona como él puede estar así. Cómo tanta gente puede aguantar cosas así.
En un país donde la Presidenta de la República dice que se entera por la prensa de lo que sucede, se va a enterar por la prensa que una ex trabajadora del actual embajador de Chile en Francia fue maltratada, insultada y tras despedirla le fueron negados todos sus derechos laborales, ¿cómo espera usted que reaccione Michelle Bachelet como Presidenta y como mujer, una vez que se entere de su situación?
Que no vuelva a pasar esto. Que si alguien manda una carta, que la tomen en cuenta. Yo mandé muchos correos. Nunca tuve respuesta, mandé a la Dirección del Trabajo, a muchos lados y nunca nadie me respondió. (Pausa). Al final es como que te juzgan a ti.
La emociona eso…
Sí.
No obstante estar consciente que hoy los bonos de su ex jefe se cotizan a la baja, y de que su corazón aún late a un ritmo inseguro, que le impide confiar del todo en la nueva institucionalidad de un gobierno que promete ampararla, siente que ha llegado el momento de denunciar los abusos de un patricio.