Open Society Justice Initiative (OSJI) con sede en New York, ha elaborado un documento de 231 páginas en el que afirma que más una cuarte parte de los gobiernos habría ofrecido, secretamente, su apoyo a la CIA a cambio de ventajas económicas. “No cabe la menor duda de que altos funcionarios de la administración de (George) Bush son responsables por haber autorizado las violaciones de derechos humanos relacionadas con las detenciones secretas y entregas extraordinarias de personas, y la impunidad de que han disfrutado hasta la fecha sigue siendo motivo de gran preocupación”, dice el informe.
Pero esa preocupación ahora se traslada a América Latina, porque el Gobierno de Obama a ha solicitado oficialmente a los gobiernos de Brasil, Colombia y Uruguay que sean receptores de algunos presos que se presume son inocentes, pero que desde hace por lo menos doce años han sido sometidos a tratos crueles, denigrantes, inhumanos.
Loable sería que esos países reciban a los prisioneros de Guantánamo, pero como hombres libres y en pleno ejercicio de los derechos humanos que les corresponde en calidad de refugiados o asilados políticos, pero si la CIA tiene intenciones de instalar otras cárceles clandestinas en esos países, simplemente les convertiría en cómplices de las actividades ilegales e inhumanas de la CIA.
La CIA es una organización terrorífica y criminal que irrespeta la vida, incluso para cometer magnicidios. Carece de normas ético-morales, practica toda clase de torturas que hasta los nazis que eran expertos en esos horrendos menesteres, les envidiarían; secuestran personas en cualquier parte del mundo y en vuelos secretos las llevan a arrojarlas en mazmorras en donde las torturan y, en ocasiones, las ejecutan sumaria y extrajudicialmente en apoyo a asesinos locales, e1 muchos casos.
La CIA en nuestra América Latina ha cometido crímenes de lesa humanidad, genocidios, desaparición forzada de personas, secuestros, ha sido y son torturadores oficiales y extraoficiales o acuciosos colaboradores-asesores de fuerzas armadas y policiales con las que ha propiciado y ejecutado golpes de Estado y ha impuesto dictaduras que se caracterizaron por su crueldad inaudita, por el cometimiento de crímenes monstruosos e inenarrables, y además, han sido cómplices y beneficiarios de las corrupciones de gobiernos dictatoriales y hasta han sido ejecutores de políticas narcotraficantes porque la CIA ha sido y es? un poderoso e intocable cartel del narcotráfico internacional. La Casa Blanca con su criminal CIA, pide oficialmente a los gobiernos de Brasil, Uruguay y Colombia que reciban a los prisioneros de su particular guerra contra el terrorismo internacional que, injustamente, los mantiene en Guantánamo. ¿Acaso quiere que los gobiernos de esos países sean corresponsables de sus barbaries? Los Estados Unidos no pueden ocultar las críticas mundiales acompañadas de lógicos repudios a sus pertinaces violaciones a los derechos humanos de sus prisioneros y no podrán impedir que los gobiernos soberanos e independientes sean coparticipes de los programas de interrogatorios de la CIA. ¿Acaso pretenden lavarse las manos de tanta inmundicia acumulada y traspasarla a los subdesarrollados e “inferiores” pueblos y gobiernos latinoamericanos?
La guerra global contra el terrorismo internacional declarada por Estados Unidos ha desatado agresiones militares que han provocado más de un millón de muertos sólo en Irak, millares de asesinados en Afganistán y Pakistán, persecuciones, secuestros, genocidios y toda clase de crímenes de guerra y de lesa humanidad que permanecen en la absoluta impunidad, pero que han merecido el repudio de todos los pueblos del mundo. Las acciones ilegales y clandestinas de la CIA han acrecentado el antiimperialismo y extendido los sentimientos antiestadounidenses a escala planetaria.
El escándalo suscitado por la revelación de los métodos inhumanos empleados por la CIA en sus famosos interrogatorios a centenares de personas detenidas en diversos países, jamás podrá ser borrado, así envíen a los detenidos en Guantánamo a cualquier país latinoamericano, porque las violaciones a los derechos humanos no se trasladan de un país a otro, inclusive considerado aliado incondicional del imperio.
En un artículo difundido por Europa Press, que se originó en Detroit Free Press se afirma que el general estadounidense que abrió el centro de detención en la base de Guantánamo, en Cuba, ha reconocido este jueves que fue un error y debería cerrarse porque “da validez a todas las percepciones negativas de Estados Unidos”.
“En retrospectiva, la estrategia de detención e interrogatorio en su conjunto fue equivocada”, ha señalado el general del cuerpo de marines Michael Lehnert en una columna de opinión publicada en el ‘Detroit Free Press’.
Lehnert, ahora retirado del Ejército y que reside en Michigan, fue el primer comandante de la fuerza operativa que abrió el centro de detención en enero de 2002 en la base naval de Guantánamo. Según el militar, Estados Unidos lo abrió “porque estábamos legítimamente enfadados y asustados” por los atentados del 11-S de 2001 y pensaba que los detenidos enviados allí aportaría “información valiosa”.
Sin embargo, rápidamente se dio cuenta de que la mayoría de ellos no deberían haber sido enviados allí ya que tenían escaso valor de Inteligencia y había pruebas insuficientes que les vinculara con crímenes de guerra, afirma en su artículo.
“Desperdiciamos la buena voluntad del mundo después de que fuimos atacados por nuestras acciones en Guantánamo, tanto en términos de detención y tortura”, escribe Lehnert. “Nuestra decisión de mantener Guantánamo abierto ha ayudado a nuestros enemigos porque da validez a todas las percepciones negativas de Estados Unidos”, subraya.
El Congreso estadounidense está debatiendo una ley anual de defensa que daría al presidente Barack Obama más flexibilidad para repatriar o reubicar a los detenidos en Guantánamo. Pero la propuesta mantiene “una prohibición innecesaria y poco sabia” sobre el traslado de alguno de ellos a Estados Unidos, afirma Lehnert. “Este es un paso adelante hacia el cierre de nuestra cárcel más famosa, una cárcel que nunca debería haberse abierto”, subraya.
Los primeros detenidos llegaron el 11 de enero de 2002, una semana después de que Lehnert recibiera la orden de construir las cien primeras celdas. Estas celdas parecidas a jaulas, conocidas como ‘Campo Rayos X’, fueron usadas durante unos tres años y medio y sustituidas por celdas más permanentes.
En este tiempo, 776 hombres han pasado por el centro de detención, donde permanecen 162. Lehnert subraya que muchos recibieron el visto bueno de las agencias de defensa e inteligencia estadounidenses para su traslado pero están “atrapados por la política”.
En su opinión, un puñado de ellos deberían ser trasladados a Estados Unidos para ser procesados o encarcelados. Asimismo, reconoce el riesgo de que algunos de los liberados puedan planear nuevos ataques contra Estados Unidos, pero la Constitución y el estado de derecho están por encima de ese riesgo.
“Ha llegado el momento de que los americanos y nuestros políticos acepten un nivel de riesgo en defensa de nuestros valores constitucionales”, escribe Lehnert. “Si nos burlamos de nuestros valores, ponemos en cuestión por lo que realmente estamos luchando”, añade. “Ha llegado la hora de cerrar Guantánamo. Nuestra salida de Afganistán es un perfecto punto en la historia para cerrar la instalación”, remacha.
La CIA durante muchos años ocultó ante su gobierno, su pueblo y los pueblos del mundo, los bárbaros e inhumanos métodos de interrogatorios que usaba en las cárceles de Guantánamo en Cuba y Abu Ghraib en Irak, por ejemplo.
El Informe de Open Society Justice Initiative (OSJI) afirma que la responsabilidad de las violaciones a los derechos humanos de los detenidos no se agota en Estados Unidos. Las operaciones de detenciones secretas y entregas extraordinarias, elaboradas para llevarse a cabo secretamente fuera de Estados Unidos, no podrían hacerse realidad sin una participación activa de Gobiernos extranjeros. Estos Gobiernos también deben responder por ello”.
Según la OSJI, el listado de esos Estados incluye países como Pakistán, Afganistán, Egipto y Jordania, donde existieron cárceles secretas donde se practicaron torturas durante varios años. Países como Irlanda, Islandia y Chipre son acusados de haber concedido una ayuda solapada al programa al permitir el uso de su espacio aéreo y sus aeropuertos en operaciones de entrega.
Canadá no solo permitió el uso de su espacio aéreo, sino que también proporcionó información sobre uno de sus ciudadanos, según el informe.
Muchos de los países de la lista son europeos. Alemania, España, Portugal y Austria están entre ellos, mientras que Francia, los Países Bajos y Hungría no. Georgia es acusada de haber participado en la entrega, mientras que Rusia no figura en la lista.
Algunos países, como Polonia, Lituania y Rumania, colaboraron albergando cárceles secretas en su territorio. Ese Informe fue difundidopor RT.
El informe de la CIA
Un informe del Comité de Inteligencia del Senado de Estados Unidos revela que la Agencia Central de Inteligencia -CIA- escondió detalles sobre la brutalidad de sus métodos, según explicaba el Informador, el pasado 14 de abril que se refiere a una crónica publicada por el diario The Washington Post.
Sostiene que un informe del Comité de Inteligencia del Senado revela que la CIA, cuando estaba dirigida por León Panetta (2009-2011), engañó al Gobierno y a los ciudadanos sobre aspectos de sus programas de detención e interrogatorio a los prisioneros. La Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) escondió detalles sobre la brutalidad de sus métodos y exageró algunos de los casos sobre los que trabajaba:
Los investigadores concluyen en el documento que la agencia exageró la efectividad de sus métodos, al tiempo que ocultó detalles de sus procedimientos a los que les fueron atribuidos inmerecidos resultados, relatan las mismas fuentes.
«La CIA describió sus programas repetidamente como mecanismos para obtener información de inteligencia única e imposible de obtener de otro modo, información que ayudó a dinamitar tramas terroristas y salvó miles de vidas (…) ¿Fue eso verdad realmente? La respuesta es no», explicó una fuente oficial anónima al diario The Washington Post.
El informe, de seis mil 300 páginas, destapa asimismo nueva información sobre la red de centros de detención secretos que el presidente de Estados Unidos.
El documento evidencia asimismo las divisiones dentro de la CIA sobre los métodos de interrogatorio, así como casos de abusos rechazados por algunos de los agentes debido a su «brutalidad», aseguran las fuentes del diario.
Pero no sólo es el Senado estadounidense el que investiga los métodos terroríficos que emplea la CIA en sus interrogatorios. Este grave crimen de lesa humanidad también es investigado por un Comité de eurodiputados el que afirma que “la falta de colaboración de Estados Unidos constituye hoy la primera evidencia en las pesquisas sobre cárceles secretas de la CIA en Europa.
Una investigación completa sobre este asunto exigen los legisladores, quienes viajaron recientemente a Lituania y se entrevistaron con la presidenta Dalia Grybauskaite, quien denunció públicamente la escasa colaboración brindada por Washington.
Sin lugar a dudas, las investigaciones fueron suspendidas debido a que no hemos recibido información adicional desde Estados Unidos en relación con las prisiones secretas, aseguró la mandataria en su encuentro con los visitantes.
Explicó que Lituania ha hecho todo lo posible en el plano político, al margen de que las averiguaciones sobre el tema quedaron sin concluir.
Encabezados por el presidente de la Comisión de Libertades Civiles y Asuntos del Interior del Parlamento europeo, Juan Fernández-López, los eurodiputados visitaron en Lituania uno de los centros de tortura en los que la CIA interrogaba fuera de la ley a presuntos terroristas.
La cárcel clandestina de Antaviliai, es un antiguo complejo ecuestre enclavado en las afueras de Vilna, que radica cerca de un bosque y tiene dos plantas, confirmaron los legisladores.
Como parte de las averiguaciones, los eurodiputados se reunieron, asimismo, con representantes del Instituto de Observación de los Derechos Humanos de Lituania y de la Administración Aérea Civil de esa república del Báltico.
Arvydas Anusauskas, presidente del Comité de Seguridad Nacional y Defensa del parlamento lituano, reconoció que investigadores nacionales identificaron dos cárceles secretas.
La eurocámara se ha comprometido a elaborar un nuevo informe para determinar en qué medida los Estados miembros han investigado el tema de las prisiones y las detenciones ilegales en territorio europeo, informaba Prensa Latina,
Informes procedentes de Estados Unidos y de la misma Base de Guantánamo en Cuba, señalan que “doce años después de la llegada de los 20 primeros detenidos a Guantánamo, el 11 de enero de 2002, la prisión encierra todavía a 154 hombres de los 779 que estuvieron encarcelados allí.
Esos 154 hombres representan menos de un cuarto de un máximo de 680 detenidos al mismo tiempo, en 2003. Son oriundos de unos 20 países, más de la mitad de ellos yemeníes. Las otras nacionalidades más representadas son las de afganos, argelinos y saudíes.
76 detenidos actualmente en ’GTMO’ recibieron una «aprobación de transferencia» de la autoridad militar, en su casi totalidad desde 2010, lo que significa que en teoría son excarcelables. Pero permanecen detenidos en ausencia de países que los acepten. Más de 600 fueron repatriados o transferidos hacia otros países. Según el Pentágono, cerca de 25% de ellos «recomenzaron o se sospecha que reanudaron una actividad terrorista o de rebelión» luego de su liberación.
Los traslados registraron una aceleración en los últimos meses. Los últimos fueron hacia Argelia, Arabia Saudita y Sudán. Los últimos tres uigures fueron enviados a Eslovaquia en diciembre de 2013. Existen negociaciones en curso o concluidas con Uruguay, Colombia, Brasil y Alemania para recibir a algunos detenidos.
45 detenidos no recibieron esta «aprobación de transferencia». Son considerados demasiado peligrosos para ser liberados pero no pueden ser juzgados por falta de pruebas en su contra. Los casos de tres de ellos son revisados por un «Periodic Review Board» (Panel de revisión periódica), creado por Barack Obama en 2011, en el marco de sus planes para cerrar la prisión. Otros 20 podrían por el contrario ser juzgados.
Nueve detenidos murieron, el último, el yemení Adnan Abdul Latif, probablemente por suicidio en setiembre de 2012.
Ocho prisioneros fueron condenados por tribunales militares especiales, luego del establecimiento de éstos en 2006, de los cuales seis se declararon culpables, pero la justicia federal revirtió las condenas de dos de ellos, mientras que otros dos apelaron la sentencia. Cuatro de los condenados fueron transferidos hacia sus países de origen . Solamente uno fue enviado directamente ante un tribunal federal, el tanzanio Ahmed al-Ghailani, quien cumple una sentencia a cadena perpetua por haber participado en atentados contra embajadas estadounidenses en África en 1998.
Seis hombres comparecieron ante tribunales militares especiales: el autoproclamado cerebro de los atentados del 11 de setiembre, Khaled Cheikh Mohammed y otros cuatro acusados de haber organizado los ataques, así como el saudita Abd al-Rahim Al-Nachiri, acusado de ser el cerebro del atentado contra el buque «USS Cole» en 2000. Ellos podrían ser condenados a la pena de muerte y habrían sido sometidos a malos tratos durante su detención.
¿El problema se traslada a América Latina?
La agencia de prensa española EFE informaba que la Casa Blanca confirmó que Estados Unidos ha mantenido contactos con Uruguay para hablar del cierre de la prisión de Guantánamo, tras revelar el presidente uruguayo, José Mujica, que Washington le ha pedido que acoja a cinco presos de ese penal.
«No podemos comentar sobre sensibles conversaciones diplomáticas. De todos modos, como hacemos con otros muchos gobiernos, Estados Unidos ha contactado al Gobierno de Uruguay para hablar del cierre del centro de detención de Guantánamo», indicó en un comunicado la portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Caitlin Hayden.
Mujica ha revelado que el presidente estadounidense, Barack Obama, le ha pedido acoger a algunos de los presos de la guerra contra el terrorismo que están en Guantánamo y tienen el visto bueno para ser transferidos porque no hay pruebas de peso en su contra. «Muchos gobiernos, así como la Organización de Estados Americanos (OEA) y la comunidad latinoamericana, han pedido a Estados Unidos que cierre (la cárcel de) Guantánamo. Esperamos mantener el diálogo con estos gobiernos mientras avanzamos en el cierre», indicó Hayden.
Fuentes del Pentágono rechazaron dar detalles de las conversaciones con Montevideo por el carácter sensible de las negociaciones diplomáticas. Hasta el momento, Mujica ha dicho que ha aceptado recibir a cinco presos, pero el Pentágono dijo no estar en disposición de confirmar dichos detalles.
Por el momento, El Salvador ha sido el único país latinoamericano que ha recibido a presos de Guantánamo. En abril de 2012 acogió a dos ciudadanos chinos, miembros de la minoría musulmana uigur.
Desde que Obama llegó al poder con la promesa de cerrar el penal en su base del sureste de la isla de Cuba, Estados Unidos ha transferido a 43 detenidos a 17 países y ha enviado otros 38 a sus naciones de origen. En la actualidad hay 154 presos en la cárcel de Guantánamo y la mitad de ellos han recibido el visto bueno para ser transferidos después de pasar más de 12 años en la mayoría de casos encarcelados sin juicio.
La aberrante historia del centro de detención estadounidense de Guantánamo ha sido comparada varias veces con la experiencia que dejaron los campos de concentración nazi.
Después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 se estableció el calabozo para recluir a aquellos que la Agencia Central de Inteligencia, CIA, consideraba cabecillas de la red Al-Qaeda. Sin embargo, el objetivo de detener exclusivamente a los considerados terroristas fue otro de los estruendosos fracasos de la CIA. Hoy se sabe que más del 90% de quienes han sido encerrados en Guantánamo resultaron ser solo víctimas de una cacería de brujas.
Tras más de una década de funcionamiento, la comunidad internacional y organizaciones defensoras de derechos humanos han exigido al presidente Barack Obama que cierre el centro de detención de Guantánamo y enmiende el error cometido por su antecesor, el conservador George W. Bush, quien además le dejó dos guerras en curso, en Irak y Afganistán, y una incalmable crisis económica.
Lo cierto es que en Guantánamo aún permanecen 154 prisioneros, según cifras oficiales de Estados Unidos. Dentro de las propuestas que ha barajado el imperio para reubicar a los detenidos que aún tiene el lugar, ha fijado su mirada en América Latina en espera de que algunos países de la región reciban a sus encarcelados. Colombia podría ser destino de algunos de ellos.
No hay cifras exactas de cuántos detenidos han permanecido en dichas instalaciones aunque cuando abrió en 2002 hubo hasta 750 prisioneros en su momento de máxima ocupación. Cuando Barack Obama llegó a la presidencia había 250 presos.
La gran mayoría de ellos no han tenido un debido proceso porque sencillamente fueron capturados hace más de 12 años y desde entonces han estado retenidos sin ser sometidos a juicio.
Según la BBC de Londres, unos 45 presos estarían en un estado de “detención indefinida o limbo judicial”.
En algunas audiencias que se han realizado recientemente, las autoridades han tratado de evacuar los casos menos complejos para que cambie su estatus de “enemigo” y se apruebe su liberación. No obstante varios de los que permanecen en la base naval ya han recobrado su libertad, solo que deben permanecer en la isla hasta que se defina qué es lo más conveniente para su salida: regresar a sus países de origen o enviarlos a alguna otra nación.
Es decir, hasta que no se defina qué hacer con los que resulten culpables o con los que sean absueltos, Guantánamo debe continuar albergando a dichas personas.
¿Qué debería avergonzar al Gobierno de Estados Unidos para que acelere el cierre de Guantánamo?
El centro de detención ha sido señalado por numerosas violaciones contra los derechos humanos, inicialmente por no respetar un debido proceso para los detenidos. La mayoría llevan años recluidos sin haber sido sentados jamás frente a un juez.
En Guantánamo también han aflorado numerosos vejámenes, similares a los detallados en otros centros de detención dominados por estadounidenses como Abu Ghraib en Irak. Los presos son sometidos a torturas y tratos inhumanos durante su reclusión.
Dentro de las más documentadas se ha denunciado que los casi 100 reclusos que se declararon en huelga de hambre para protestar contra su detención indefinida y la ausencia de juicio, fueron alimentados forzosamente usando sondas de alimentación que serían insertadas a través de la nariz de prisionero para inyectar nutrientes y evitar su muerte por inanición. Los tubos serían reiteradamente introducidos en las fosas nasales de los reos provocándoles sufrimiento.
De acuerdo con una denuncia de la organización Open Society Foundation, servicios médicos en Guantánamo eran persuadidos por militares para examinar a los detenidos y contarles a los interrogadores las debilidades para utilizarlas como tortura.
El diario británico The Guardian resalta otras técnicas denunciadas por testigos que fueron apresados en Guantánamo pero después fueron repatriados. Uno de ellos, de nombre Hassan, dice que fueron sometidos a una “silla de tortura” en la que sus manos, piernas, cintura y cabeza estaban atadas juntas con fuerza, y que en ocasiones a los prisioneros amarrados les daban medicamentos con laxantes para hacerlos defecar mientras seguían inmovilizados en dicha silla.
Un informe filtrado por el sitio de Internet WikiLeaks revela también una serie de incongruencias procesales que no justifican la viabilidad de Guantánamo como centro de reclusión, bajo sus lógicas de funcionamiento que incluso serían en su mayoría ocultas a la misma administración federal.
¿Por qué pensó Obama en enviar detenidos de Guantánamo a países latinoamericanos y cuáles otras naciones los han recibido?
Para expertos como Jaime Arango, consultor en asuntos de seguridad y estratega político, la situación de unos 115 presos (de los 154) es tan compleja que no existe “el nivel de culpabilidad suficiente para acusarlos.” Son ciudadanos que no podrían volver a sus países de origen. Entonces la Casa Blanca estima que es mejor pensar en algún país aliado latinoamericano, cuya amenaza terrorista de Al-Qaeda es reducida, y donde pudieran cuidar del ciudadano sin mayor peligro.
Algunos exconvictos de Guantánamo han regresado a sus países de origen como Sudán, Arabia Saudita, Argelia o China, mientras que muchos otros han sido recibidos en países como Canadá, Bosnia y Australia bajo condición de refugiados o casos especiales humanitarios.
¿POR QUÉ URUGUAY ACEPTÓ RECIBIRLOS Y COLOMBIA AÚN NO?
El presidente de Uruguay ha sido el primer mandatario latino en reconocer y aceptar la petición que le habría hecho hace algunos meses Estados Unidos. José Mujica, el mandatario, dijo que recibiría a cinco o seis de los expresos de Guantánamo como gesto humanitario. “Hoy hay un presidente en Estados Unidos que hace tiempo lucha por terminar con esa vergüenza. No le es fácil, porque sus posibilidades y sus recursos están encuadrados y limitados en las potestades y los pareceres que tiene el Senado norteamericano”, explicó al tiempo de recordar que anteriormente su país ha dado refugio a personas perseguidas por otros países.
A cambio, Mujica pedirá a Estados Unidos que así como Montevideo tendría un gesto humanitario, ellos deberían pensar en liberar a algunos prisioneros cubanos que tienen en cárceles del sur de la Florida acusados de espionaje.
Mientras tanto Colombia está en consultas internas para analizar esta viabilidad, considerando especialmente motivos de seguridad nacional. Los liberados de Guantánamo, estiman expertos, difícilmente podrían ser encarcelados en Colombia por lo inadecuado que podría ser una prisión para estos casos, y porque dichos presos no cometieron delitos en Colombia, lo que hace inconveniente su extradición para mantenerlos en prisión, informaron varios medios de comunicación de Colombia.