¿De dónde vienen los 800 mil millones de dólares con que el gobierno de Estados Unidos piensa rescatar a los bancos quebrados? Ese rescate, que no salvará a los ahorristas sino a los acreedores, lo pagaremos todos. De nuestras tierras, nuestros minerales, nuestras aguas, nuestros bosques, nuestros glaciares, saldrá la riqueza que financiará el sistema financiero norteamericano.
George Bush puede nacionalizar todo lo que quiera, pero nosotros ni el Transantiago: Dios nos guarde del comunismo. Nosotros vendemos barato y compramos caro, nosotros producimos y ellos gastan. La mayoría de América del Sur, que trata de marcar diferencia con sus procesos populares, es rica en recursos naturales que pueden dar sustento a su gente, pero sigue sufriendo las consecuencias de la intervención y el dominio del capital transnacional. El agua, los bosques y la cordillera de Los Andes son presa para sus inversiones, que con ayuda de algún «fulero» ex presidente chileno, sólo dejan migajas de lo que se llevan.
El sábado el economista Rafael Garay le preguntaba al ministro Andrés Velasco qué había hecho con los excedentes del cobre. Lo emplazaba a que nos cuente si nuestro dinero estaba en alguno de los bancos quebrados, pero Velasco no explicó, sólo dijo que las lucas están seguras. Hay que confiar en él, entonces. Tampoco explicó por qué en lugar de convertir las lucas a euros se mantuvieron en dólares, ni cuánto ha perdido Chile con la caída del dólar, ni tampoco por qué el capital transnacional tiene gobiernos que lo subsidian, ayudan y protegen mientras aquí el 90 por ciento de la gente vive bicicleteando deudas e intereses usureros para hacer rendir salarios cada vez más enanos.
Por Bruno Sommer