El estado del Río Atoyac es un espejo de la grave crisis ambiental que enfrenta México, donde la inacción y la falta de regulación efectiva por parte de las autoridades permiten que la industria continúe su curso devastador. La contaminación del Atoyac, calificada como ocho veces superior al límite aceptable por la Conagua, no es un tema nuevo. Desde 2006, el Tribunal Latinoamericano del Agua reconoció el desastre ambiental y social que representaba el deterioro de este cuerpo de agua, pero los años han pasado sin una acción contundente.
También puedes leer: El colapso del Río Atoyac: crimen ambiental en curso que amenaza la salud pública
Los metales pesados como mercurio y plomo, y sustancias químicas como cloruro de vinilo, se encuentran en niveles alarmantes en el Atoyac, poniendo en riesgo a millones de personas en la región. Sin embargo, las autoridades han sido incapaces de frenar la contaminación, pese a contar con evidencia científica contundente sobre los daños a la salud y al ecosistema. Los habitantes de municipios cercanos como sufren de un incremento en enfermedades como leucemia, daño renal y otras patologías severas, sin que haya medidas suficientes para detener la devastación.
Las industrias que vierten desechos al Atoyac, en su mayoría del sector textil, automotriz y químico, han operado bajo una laxitud regulatoria inaceptable. El 78% de estas fábricas no cumplen con la norma NOM-001, lo que refleja un sistema de inspección deficiente y una falta de sanciones reales. A pesar de múltiples exhortos por parte de diversas organizaciones, las plantas de tratamiento de aguas han sido proyectos fallidos y mal gestionados.
Mientras se gastan millones de pesos en programas de saneamiento, las industrias siguen vertiendo sustancias tóxicas. Las normas como la NOM-001 siguen siendo insuficientes, y no se han actualizado para incluir compuestos peligrosos que continúan dañando el río y a las comunidades cercanas. La urgencia de implementar un registro obligatorio y vinculante de emisiones y vertidos no puede ser ignorada más.
El gobierno, tanto a nivel estatal como federal, no debe priorizar los intereses industriales por encima del bienestar de sus ciudadanos y del medio ambiente. El compromiso debe ser una prioridad política inmediata.
El Río Atoyac se ha convertido en un símbolo de la impunidad con la que operan las industrias en México. La salud de millones de personas está en juego, así como la supervivencia de ecosistemas que ya han perdido la capacidad de sustentar vida acuática.
¿Cuánto tiempo más se permitirá que la negligencia continúe destruyendo el Río Atoyac?
Foto: Agencia Enfoque
Recuerda suscribirte a nuestro boletín
📲 https://bit.ly/3tgVlS0
💬 https://t.me/ciudadanomx
📰 elciudadano.com