Científicos construyen una «arena» de mosquitos para descubrir cómo encuentran víctimas a largas distancias

¿Cómo nos encuentran los mosquitos hasta a cien metros de distancia? Utilizando un campo de pruebas al aire libre del tamaño de una pista de hielo en Zambia, investigadores descubren que el olor corporal es fundamental para hacerlo

Científicos construyen una «arena» de mosquitos para descubrir cómo encuentran víctimas a largas distancias

Autor: Gerardo Sifuentes

La mayoría de los estudios sobre la preferencia de los mosquitos que se han realizado en el pasado, han ocurrido en laboratorios que probablemente no representan la experiencia de un mosquito en la naturaleza. Para probar cómo el mosquito africano de la malaria, Anopheles gambiae, localiza y elige huéspedes humanos en espacios más grandes y de manera más realista, los investigadores construyeron un campo de pruebas de 1,000 m3 en el distrito de Choma, Zambia. Este es el sistema más grande para evaluar la preferencia olfativa por cualquier mosquito en el mundo.

¿Cómo cazan los mosquitos?

Estos insectos suelen buscar humanos en las horas previas y posteriores a la medianoche. Siguen los rastros de olor y las corrientes convectivas que emanan de los humanos, y por lo general ingresan a las casas y pican entre las 10 p. m. y las 2 a. m. Los investigadores querían evaluar las preferencias olfativas de los mosquitos durante el período pico de actividad cuando están fuera de casa y activos, y también evaluar el olor de los humanos dormidos durante ese mismo período de tiempo.

¿Cómo construyeron el laboratorio?

La «arena de pruebas» contiene un circuito de plataformas de aterrizaje espaciadas uniformemente que se calentaron a la temperatura de la piel humana (35ºC). Cada noche, los investigadores liberaron 200 mosquitos hambrientos en el campo de pruebas y registraron su actividad usando cámaras de movimiento infrarrojas. Específicamente, tomaron nota de la frecuencia con la que los mosquitos aterrizaban en cada una de las plataformas (lo cual es una buena señal de que están listos para picar).
Primero, el equipo comparó la importancia relativa del calor, el CO2 y el olor corporal humano para atraerlos. Descubrieron que estos no se sentían atraídos por las plataformas de aterrizaje calentadas a menos que también fueran cebados con CO2, pero el olor corporal humano era un cebo más atractivo que solo el CO2.

Después, el equipo probó la capacidad de elección de los mosquitos. Para hacer esto, hicieron que seis personas durmieran en tiendas de campaña individuales que rodeaban la arena durante seis noches consecutivas, y utilizaron conductos de aire acondicionado reutilizados para canalizar el aire de cada tienda, que contenía los aromas de su ocupante dormido, a las plataformas de aterrizaje calentadas. Además de registrar las preferencias de los mosquitos, los investigadores recolectaron muestras de aire nocturno de las tiendas de campaña para caracterizar y comparar los componentes del olor corporal en el aire.

¿Qué descubrieron?

En las noches algunas personas resultaron más atractivas para los mosquitos que otras, y uno de los voluntarios, que tenía una composición de olor sorprendentemente diferente a la de los demás, atrajo constantemente a muy pocos mosquitos.

El equipo identificó 40 químicos que fueron emitidos por los humanos, aunque a diferentes proporciones. Probablemente sea una combinación específica de niveles la que prefieren. Los científicos aún no saben exactamente qué aspecto de las secreciones de la piel, los metabolitos microbianos o las emisiones del aliento están realmente impulsando esto, pero esperan poder resolverlo en los próximos años.

Aunque el perfil de olor de cada persona varió de una noche a otra, los investigadores encontraron algunos patrones estables. Las personas que eran más atractivas para los mosquitos emitían constantemente más ácidos carboxílicos, que probablemente son producidos por microbios de la piel. En cambio, la persona menos atractiva para los mosquitos emitía menos ácidos carboxílicos, pero aproximadamente el triple de eucaliptol, un compuesto que se encuentra en muchas plantas; los investigadores plantean la hipótesis de que los niveles elevados de eucaliptol pueden estar relacionados con la dieta de la persona.

Los investigadores se sorprendieron de la eficacia con la que los mosquitos podían localizar y elegir entre posibles comidas humanas dentro del enorme espacio de la arena.

La investigación «El olor humano guía la termotaxis de mosquitos y la selección de huéspedes en condiciones naturales» fue realizada por investigadores del Instituto de Investigación de Malaria de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg, EE. UU. y la Macha Research Trust, dirigida por el neurocientífico Diego Giraldo; fue publicada el 19 de mayo en la revista Current Biology.

Con información de www.cell.com

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