En tres años, el transporte público en la ciudad de Puebla disminuyó su capacidad de cobertura, pues los autobuses que había ahora son unidades tipo Van, lo que se traduce en 26 mil asientos menos, según datos de la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad (AMTM) capítulo Puebla.
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De acuerdo con el análisis “Retos de la movilidad en Puebla”, el transporte público va disminuyendo en calidad, seguridad y confiabilidad.
En el año 2000 el transporte contaba con más de 175 mil asientos y en 2023 tiene 149 mil, lo que representa una reducción del 15 por ciento, debido a que muchos camiones fueron retirados y migraron a unidades Van.
Anuar Musalem Valencia, de la AMTM, explicó que hay mayor número de unidades de transporte público, pero de baja capacidad, aunque ahorran combustible.
Otro aspecto que ocasionó la migración de unidades fue que el parque vehicular privado aumentó en 248 por ciento mientras los vehículos destinados al transporte público sólo aumentaron en 48 por ciento en la última década.
Las unidades de transporte público tienen capacidad para 16 ó 18 pasajeros sentados y son consideradas riesgosas, ya que no cumplen con los requisitos técnicos para garantizar la seguridad de los pasajeros.
Aumento de autos particulares genera congestionamiento
La disminución de la capacidad en el transporte público, también contribuye a que sean más los vehículos particulares que circulan y superan los niveles de tráfico y tiempos de espera que se registraban anteriormente.
Puebla se ubica en el quinto lugar, a nivel nacional, de congestionamiento vehicular, sólo después de la Ciudad de México, Guadalajara, Zapopan, Monterrey y Nuevo León.
Por otra parte, la ciudad de Puebla aumentó en 87.4 por ciento los incidentes de tránsito, en comparación con el primer semestre del 2022.
El uso de motocicletas también aumentó en los últimos tres años. Su bajo precio generó que más personas compraran este tipo de unidades para tener una “mejor movilidad”.
Algunas desventajas de este sistema de transporte es que emite más monóxido de carbono y otros gases tóxicos, provoca contaminación auditiva, y son de alto riesgo, además de que aumentó su uso para actos delictivos.
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Foto: Agencia Enfoque
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