Este miércoles 5 de marzo se conmemora un año de la partida física de Hugo Chávez Frías, presidente de la República Bolivariana de Venezuela entre los años 1999 y 2013. Con masivas movilizaciones, su pueblo lo recordará y rendirá honores a los largo y ancho del territorio nacional. También habrán manifestaciones en distintas partes del mundo, donde el líder de la Revolución Bolivariana dejó su legado eterno en la esperanza de la construcción del socialismo del siglo XXI.
El 2 de febrero de 1999, Hugo Chávez Frías juró como presidente de Venezuela, sobre una «moribunda» Constitución. Como había sido su promesa de campaña, su primer medida fue la convocatoria a un referéndum para llamar a una asamblea constituyente. Tras ganar la primera de las dieciocho elecciones de los años siguientes (sobre un total de diecinueve), Chávez comenzó a impulsar una serie de medidas transformadoras de la política del Estado venezolano. Otra de estas medidas trascendentes fue la nacionalización de la renta petrolera y el impulso de misiones sociales para el pueblo, financiadas con el dinero proveniente de estos recursos.
Esa acción revolucionaria, junto a otras medidas que implicaban transformaciones económicas profundas, fue el detonante para que los históricos sectores privilegiados del país impulsen en 2002 un fallido golpe de Estado y en 2002 y 2003 un paro patronal que puso en riesgo la paz y el bienestar de toda la población venezolana. La ya irreversible unidad entre Chávez y el pueblo derrotó todos los intentos antidemocráticos y violentos ensayados por la oposición durante la siguiente década.
La recuperación del ideario de Bolívar como patrimonio popular fue la base para renacer la doctrina bolivariana en el ámbito de las relaciones internacionales. Con Chávez como mentor, la mirada de unión y encuentro entre las naciones americanas frente al imperio del norte y Europa, se consolidarán con la derrota al ALCA en la Cumbre de las Américas (realizada en Mar del Plata, Argentina, en el 2005) y con el nacimiento del ALBA, la CELAC y la incorporación de Venezuela al Mercosur. En la actualidad, el mapa geopolítico latinoamericano ha cambiado tangencialmente respecto a la última década del siglo XX. La unidad de estos Estados frente a las amenazas externas han fortalecido la posibilidad que estos desarrollen políticas populares, basadas en los intereses de la «Patria Grande».
En el año 2006, Chávez estableció con claridad la importancia de encarar un proceso de carácter socialista, humanista, latinoamericanista en Venezuela. A ese tipo de modelo político, económico y social lo llamó «socialismo del siglo XXI». Aunque muchos teóricos del cambio no prestaron atención a estas ideas, en la actualidad se ha conformado en uno de los procesos de transformación política más dinámicos y auténticos del mundo.
En parte, debido al profundo carácter democrático plasmado en la Constitución, que incorpora la democracia participativa y protagónica en lugar de la representativa; en parte, debido a la enorme transferencia de recursos en políticas sociales y comunitarias para resarcir lo que denominaba como «deuda social», el legado de Chávez se hace presente en cada medida impulsada por el pueblo organizado y el gobierno revolucionario.
«Comuna o nada» dijo Chávez en su última reunión de ministros, en octubre de 2012, «Nicolás, te encomiendo lo de las comunas como si te encomendara mi vida», prosiguió. Es que el Comandante sabía que la única garantía para no revertir las profundas transformaciones sociales y económicas en este país es que el pueblo asuma en sus propias manos la construcción de la Patria, eliminando sectores de privilegio y concentración de poder. Para ello, elaboró una serie de ideas junto con el poder popular para construir una nueva forma de Estado, en que las comunidades organizadas se autogobiernen en nuevas institucionalidades, dejando atrás al Estado liberal burgués.
El 8 de diciembre de 2012, antes de partir a Cuba para un nuevo tratamiento, Chávez pidió votar a Maduro en el caso que «surgieran complicaciones de algún tipo». Aún en un momento de profunda dificultad personal, no olvidó advertir y encomendar la Patria a su amado pueblo, con estas palabras: «No faltarán los que traten de aprovechar coyunturas difíciles para mantener ese empeño de la restauración del capitalismo, del neoliberalismo, para acabar con la Patria. No, no podrán. Ante esta circunstancia de nuevas dificultades -del tamaño que fueren- la respuesta de todos y de todas los patriotas, los revolucionarios, los que sentimos a la Patria hasta en las vísceras como diría Augusto Mijares, es Unidad, Lucha, Batalla y Victoria».
Desde ese momento, el pueblo bolivariano asumió como una realidad la consigna «Yo soy Chávez». Luego del 5 de marzo, esta frase adquirió una significación aún mayor. Desde hace un año, la Revolución no ha dejado de superar pruebas que sólo se pueden afrontar con la fuerza de millones de personas unidas por un proyecto, diciendo a quien quiera oír que definitivamente, Chávez es un pueblo.
Fuente: ALBA TV / mr – fvp