Por Jesús Arróniz
Bajo el sol y en una larga fila, jóvenes de 15 a 17 años esperaron el momento para ingresar al Hospital General del Sur para recibir su primera dosis contra la covid-19 de Pfizer.
- Todos fueron acompañados por sus padres, o en su defecto, algún familiar.
Es el caso de Javier, quien pidió permiso a su empresa para ausentarse unas horas en su trabajo como guardia de seguridad en un hospital para acompañar a su hija, Diana de 17 años.
Ellos llegaron a las 7:30 de la mañana, sin embargo por la cantidad de gente que llegó a este punto tardaron más de cuatro horas para poder pasar.
Algunos chicos que salieron temprano de sus casas sin comer empezaron a comprar tacos de canasta, tamales y tortas para no morir de hambre.
Otros, prefirieron ir acompañados como David, Koradhi y Karime, un grupo de amigos que se pusieron de acuerdo para ir juntos. La única que los acompañó fue la madre de Karime, que incluso se hizo pasar por la tía de los otros dos chicos para que pudieran pasar.
- Entre risas y bromas los tres salieron del hospital, contentos, pero adoloridos.
También había jóvenes formados con su uniforme escolar, pues pensaron que después de recibir su vacuna podrían ir a clases.
De la emoción a los nervios
Alfredo, de 16 años, pasó de la emoción por ser vacunado a los nervios, pues perdió todo un día de clases, a pesar de tener permiso en su escuela. Él y su padre pensaron que no tardarían más de dos horas para que llegará a clases, sin embargo, Alfredo tuvo que esperar cuatro horas para por fin ingresar al hospital y ser vacunado.
En esta jornada de vacunación que durará tres días, los menores recibirán la primera dosis de Pfizer.
Fotos: Jesús Arróniz