Durante los últimos meses la inflación ha pasado la cuenta en todos los hogares de Chile.
Dentro de este periodo inflacionario, que pareciera no tener fin al corto plazo, la bencina ha sido uno de los productos por los que más han sufrido los ciudadanos y ciudadanas en Chile, donde su alza sostenida no ha dado tregua.
La última alza registrada fue hace apenas cinco días. Así lo informó la Empresa Nacional de Petróleo (Enap), quienes comunicaron que a partir del jueves 11 de agosto, las gasolinas de 93 y 97 octanos junto al diésel aumentarían en $11,2 por litro.
Según cifras de la Comisión Nacional de Energía (CNE), si se considera la gasolina del 95, esta lleva 50 semanas seguidas de alza con un acumulado de $355,3. Por su parte, la de 93 octanos lleva 33 semanas de alza acumulando $267,5 y la de 97 octanos lleva 34 semanas acumulando $265,1. El diésel, en tanto, lleva 49 semanas de alza acumulando $368.
El alza en los combustibles genera gran preocupación en los ciudadanos y ciudadanas que no pueden prescindir de ellos para su trasporte o trabajo. Y pese a que el alza es un problema que se arrastra hace meses, muchísimo antes de que el presidente Gabriel Boric asumiera en el cargo, hoy es una bomba de tiempo que amenaza con explotarle en la cara al Gobierno de no tomar medidas al respecto.
Durante los últimos 30 días, no han sido menores las manifestaciones que se han suscitado debido a este tema. Por nombrar solo dos, el 18 de julio, un grupo de ladrones irrumpió en una bodega de la empresa Caffarena en la comuna de Maipú, allí dejaron un mensaje claro para el Presidente tras robar algunas especies, «la inflación nos lleva a este asunto. Presidente Boric puro perro (…) No + alza de bencina», escribieron en un papel al que tuvieron acceso los medios.
Menos simbólica, y más tangible, fue la protesta realizada por cerca de 300 taxistas el 26 de julio en la Alameda. Allí, los trabajadores del transporte privado protestaron por el alza al combustible y buscaban entregar una carta al Presidente en la que solicitaban tomar medidas para enfrentar el incremento en el precio de la bencina, además de una rebaja en el impuesto específico a los combustibles.
Lo propuesto en campaña por Boric
Uno de los ejes de la campaña del actual Presidente de Chile apuntaba a construir un modelo económico que integre la protección del medio ambiente, avanzando así hacia una transición justa y sostenible.
De allí nace la Reforma Fiscal Verde, planteada en el programa del entonces candidato, donde se señalaban una serie de medidas, sobretodo impuestos, a las actividades contaminantes. Uno de los puntos de esta reforma, apunta a «incrementar gradualmente el impuesto específico a los combustibles a 7 UTM/m3 en promedio a nivel nacional, considerando para estos efectos el impuesto óptimo que internalice las externalidades ambientales. Eliminar las exenciones para industrias y transporte».
Los impuestos verdes deberían ser presentados antes de terminar el 2022. Sin embargo, desde un principio fueron un tema que causó aversiones desde distintos sectores, que pese a su intención en pro del Medio Ambiente, ciudadanos y ciudadanas temieron con justa razón terminar siendo ellos quienes pagaran las alzas.
Increpados por estas dudas, antes de las elecciones, desde el Equipo Económico del comando de Boric salieron a explicar mejor la futura medida, para así dar tranquilidad a las y los ciudadanos.
En aquel entonces, desde el comando explicaron que «las grandes empresas no pagan impuesto al combustible, mientras que los que trabajan con su auto pagan un montón para llenar el estanque. Haremos que las grandes empresas (mineras, forestales, aerolíneas) paguen impuestos para poder rebajarle a la clase media sus costos por combustible y ayudar al recambio de vehículos menos contaminantes. Además, financiaremos con esos recursos una rebaja importante en el transporte público planes de conectividad y rebajar impuesto por zona geográfica según necesidad«, tildándola como una política «redistributiva».
Sin embargo, lo expuesto hace meses desde el comando no se ha concretado hasta ahora. Y, pese a los esfuerzos del Gobierno por contener los precios de los combustibles, con medidas ya ejecutadas como la ley para ampliación MEPCO publicada el 22 de abril y el 14 de junio, y la ley que inyecta recursos al Fondo de Estabilización de Precios del Petróleo publicada el 19 de mayo, los bolsillos de los ciudadanos siguen sufriendo el inevitable alza.
El Gobierno tiene por delante la difícil misión de ejecutar políticas públicas más agresivas para contener la subida de los combustibles. Tarea nada fácil para una pequeña economía abierta como lo es Chile, donde cerca del 90% de los combustibles son importados y el precio responde al mercado global y la variación del dólar.
No todo está perdido
La tarea para estabilizar los precios se vuelve urgente. Pues hoy, el precio referencial del litro de gasolina asciende a $1.303. Sin embargo, no todo está perdido. Pues según el último análisis de los expertos, los valores de los combustibles podrían registrar un cambio a la baja próximamente. Esto impulsado principalmente por la disminución sostenida del precio del dólar.
Sin embargo, la disminución recién podría observarse a fines de septiembre o comienzos de octubre. Primero, se debe llegar a una estabilización del precio y luego, tal vez, se podría observar una posible baja hacia adelante. Sin embargo, en un país donde los sueldos no han subido significativamente pero los precios sí, la anterior hipótesis, no es una certeza para nadie.