Annie sobrevive a una sociedad transfóbica entre rechazo y violencia

Sus padres no aceptaron la transición de su hijo, quien desde muy niño deseó ser mujer; así empezó un camino de agresión y exclusión

Annie sobrevive a una sociedad transfóbica entre rechazo y violencia

Autor: Jesús Arróniz

A pesar de todos los esfuerzos por hacer más visibles todas las problemáticas que enfrentan día a día las mujeres, todavía hay un sector de ellas que viven en la exclusión social, y en el anonimato, por la violencia que afrontan como Anastasia.

Annie, como prefiere que le llamen, es una mujer transgénero de 25 años, originaria del municipio de Izúcar de Matamoros, quien nació como hombre, pero que desde su infancia se identificó como una mujer, aunque no fue aceptada por su familia y amigos.

“Al principio mi familia no me aceptaba, sobre todo por sus ideas conservadoras; ellos son muy conservadores, muy religiosos, con ideologías diferentes, con frases homofóbicas, transfóbicas. Llegué a pensar que las mujeres trans eran unos monstruos, todo por las ideas de mi familia”

Además, el hecho de comenzar su proceso de transición como una mujer transgénero también le ha representado dificultades para poder desarrollar tranquilamente sus actividades cotidianas, como estudiar, trabajar por la exclusión que vive e incluso salir a la calle por el miedo volver a ser violentada como hace unos meses cuando casi la dejan sin vida.

“Respeto e inclusión, es lo único que quiero”, exige Annie a las autoridades y a la sociedad poblana, en una lucha en contra de la violencia, el machismo, el acoso, el hostigamiento, la desigualdad, y la sexualización en el marco del Día Internacional de la Mujer.

“Sabía que era mujer, aunque mi familia no lo aceptara”

Annie recuerda que desde su infancia se sentía como una mujer, aunque, el vivir en el seno de una familia conservadora le imposibilitó tener una infancia tranquila. No le permitieron crecer como una persona transgénero.

“Me hicieron muy pequeña para no poder crecer, y desarrollarme con una infancia trans, porque mi familia, en especial mi mamá me decía que eso estaba mal visto, por eso, mi transición fue muy importante para mí, porque lo había sentido desde muy pequeña, siempre había sentido que era una mujer, que era una niña”

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En 2018, cuando la joven culminó sus estudios de bachillerato, decidió iniciar su proceso de transición como una mujer transgénero a escondidas de su familia.

Tuvo que salirse de su casa, e irse a vivir con su abuela y unos tíos, quienes fueron los únicos parientes que le brindaron su respaldo.

«No pude desarrollarme en mi casa, porque me prohibían muchas cosas, así que me fui a vivir con mi abuelita. Ella me dio la oportunidad de crecer, nunca me cuestionó, nunca me preguntó, simplemente, ella me apoyó en todos los aspectos»

Pero los retos continuaron para Annie, cuando su abuela fallece 2019 y decide mudarse a la ciudad de Puebla para estudiar y trabajar, sin decirle nada a sus padres y hermanos, con el anhelo de continuar su proceso de transición sin darles ninguna explicación.

En la capital del estado comenzó con su transición física, dejó crecer su cabello, a vestirse como una mujer, y tomar hormonas que le ayudaron a tener cambios físicos. No silenció y comenzó a hacer videos en Internet, en los que narraba cómo avanzaba su transición, fue así como su familia se dio cuenta de que ella era una mujer transgénero.

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En 2020, a causa de la pandemia por el covid-19, Annie regresó con su familia, sin embargo, los problemas en casa empezaron a hacerse más frecuentes, pues seguían sin aceptarla, al grado de que decidió dejar otra vez el lecho familiar al no contar con su apoyo emocional. Regresó a la ciudad de Puebla para terminar su transición.

«Tenía miedo de que mi familia me excluyera, o que me corrieran, no me aceptaban, no querían realmente que yo hiciera esto, principalmente por el qué dirán; me privaban mucho, eso me impidió que yo pudiera desarrollarme, me prohibían utilizar ropa femenina, o actuar como una mujer por el simple hecho de que estaban normalizados a que como nací como un hombre tenía que actuar como hombre y ser un hombre»

A dos años de distancia, Annie refiere que, desde entonces, su proceso ha sido tranquilo y actualmente cuenta con el 80 por ciento de su transición física, sin necesidad de operaciones quirúrgicas, pues no las considera necesarias, porque su cuerpo a respondido bien.

«Me excluyen por ser una persona trans»

Otra de los problemas que Annie ha tenido que vivir por ser una persona transgénero ha sido la discriminación, así como la exclusión social y laboral; incluso, recuerda con dolor que algunas amistades, “le dieron la espalda” cuando les anunció su transición.

“Me pasó que personas que yo consideraba mis amigos, y que pensé que durante esta transición podría contar con su apoyo, o al menos mantenerlos como amigos, me demostraron que no eran mis amigos porque les daba vergüenza salir conmigo; los invitaba a salir y por el hecho de ser una mujer trans ya no querían salir conmigo, me despreciaban, en vez de apoyarme me dieron la espalda, todo eso me afecto emocionalmente, porque las personas con las que pensé que contaba ya no eran parte de mi vida”

Sin embargo, lo que más lamenta Annie es ser víctima de la discriminación y la exclusión laboral, pues, en muchas ocasiones le han negado el derecho a trabajar con diferentes argumentos, la mayoría, sin verdaderos sustentos, lo que la hacen pensar, que todo se debe al hecho de ser una persona transgénero.

Por ejemplo, cuando laboraba para una famosa empresa de telas (modatelas), hubo comentarios despectivos por parte de su jefe directo, quien se acercaba y le decía que se quitará el maquillaje y que «actuara como lo que según era, un hombre».

Después, consiguió un empleo en un restaurante en el que estuvo laborando hasta que se lastimó una rodilla; sin embargo, al mejorarse, no la quisieron recibir de nuevo en aquel trabajo, sin que le dieran algún argumento por la negativa.

Annie refiere que cuando buscó trabajo en otros establecimientos, no la contrataban por ser una mujer transgénero, señaló que el pretexto más absurdo que le dieron es que no la podían contratar por “ser una persona muy alta”.

“Ha sido todo muy difícil, porque lo único que busco es un trabajo, y que me pongan un pretexto por el simple hecho de ser una persona trans me es bastante incomodo, y me parece muy absurdo; esa es la exclusión que existe actualmente”

En febrero de 2021, el Congreso del Estado de Puebla, aprobó la Ley de Identidad de Género, lo que facilitó que Annie solicitara su cambio de identidad en documentos oficiales como su credencial de elector, pasaporte, acta de nacimiento, SAT y el seguro social.

Sin embargo, en la empresa en la que actualmente trabaja se niegan a actualizar su información, a pesar de que la solicitud la hizo hace más de medio año. Denunció que hace unas semanas, uno de los supervisores, le dijo que para poder hacer el trámite tenía qué renunciar a su trabajo y a sus prestaciones laborales, para después poder ser recontratada.

Ante su molestia, días después otro supervisor le ofreció disculpas, y le mencionó que “no querían que lo que pasó sea malinterpretado como una discriminación”.

“Es muy triste porque el estado me pudo hacer el trámite en un día, y la empresa no ha podido hacer nada en uno, dos, tres, o más meses; actualmente no existe una inclusión laboral, me han denigrado como persona sólo por ser una mujer trans, por no parecer una mujer, por tener una voz masculina y no femenina, no es posible que todavía exista ese tipo de exclusión laboral, yo he sufrido de exclusión, me excluyen por el simple hecho de ser una persona trans»

No es la única discriminación que viven las mujeres transgénero, Annie señaló a corrientes feministas que no apoyan al movimiento transgénero incluyente, quienes afirman que ella no es mujer de verdad, y por eso no debe de entrar a los baño para mujeres porque “puede violarlas o a acosarlas”

“Tuve que huir porque pensé que me iban a matar»

Annie tuvo que “huir” de Izúcar de Matamoros, porque según explica, es un municipio “bastante conservador, machista, misógino, homofóbico y transfóbico”, la cual en 2021 le arrebató la vida a tres integrantes de la comunidad LGTB.

«Izúcar de Matamoros ahorita es un municipio muy peligroso para la comunidad LGTB, por eso casi no hay mujeres trans allá; es una sociedad en donde la homofobia y transfobia está a flor de piel, con ese miedo de que la gente de mi municipio me rechazará decidí escapar. Tuve que huir de mi vida en Izúcar de Matamoros porque con qué seguridad podía crecer y desarrollarme como una persona trans»

No obstante, en la ciudad de Puebla, Annie también ha sido víctima de actitudes machistas y violencia de género.

En agosto de 2021, un hombre la intentó violar, y al descubrir que se trataba de una mujer transgénero, la empezó a golpear.

“Desafortunadamente, el año pasado después de venir de trabajar fui abordada por un tipo, mi pensamiento fue que él se me acercó porque él pensó que yo soy mujer, en el momento que me empieza a agredir físicamente e intenta violarme se da cuenta de que no soy mujer, y comenzó a golpearme, empezó a asfixiarme con su brazo y lastimarme; pensé que me iba a matar»

En ese momento, unos policías separaron al sujeto de Annie, pero a pesar de que los uniformados se percataron de que ella estaba golpeada y con su ropa rota por los forcejeos, no la ayudaron porque “su nombre no coincidía con su apariencia” y por “la falta de pruebas”.

“Tristemente puedo decir que en el estado de Puebla sí existe el machismo y la discriminación; lamentablemente no hay una forma o una manera de luchar contra el machismo si la sociedad no quiere cambiar o modificar sus actitudes»

Annie también señaló que ha sido sexualizada y acosada por la sociedad, en su mayoría por hombres, que la han catalogado de prostituta.

“Si una mujer en general es sexualizada, una mujer trans es doblemente sexualizada, yo muchas veces he sido sexualizada por los hombres, incluso, por el hecho de estar parada en una esquina piensan que soy prostituta, la sexualización por lo que sea que vistas no debería existir, pero existe y es una realidad social, que no hemos podido cambiarlo»

“Buscamos que nos reconozcan”

Para Annie, el 8 de marzo representa la fecha más importante para todas las mujeres diversas como ella para que levanten la voz para buscar ser reconocidas y exigir más inclusión social .

«Este 8 de marzo estamos buscando que todas las mujeres se incluyan sin discriminación, sin miedos, que todas trabajemos por un bien común, que es el ser reconocidas, no solamente como mujeres, sino como seres humanos, pero no debería ser sólo un día, sino luchar todos los días, luchar contra la discriminación, la desigualdad de género, hoy nadie tiene por qué quedarse callado, tenemos que progresar»

Exigió a las autoridades estatales implementen estrategias que favorezcan a la comunidad transgénero en Puebla, en tanto que a la sociedad poblana le pedirán respeto y dignidad.

“Todos tenemos una lucha, una lucha en común, nosotros buscamos ser reconocidos y seguimos luchando por qué la sociedad poblana nos incluya»

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Ilustración: Iván Rojas

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