La Ley de Identidad de Género es una iniciativa urgente para la población trans en Chile, que enfrenta a diario diversos tipos de discriminación derivados de la exclusión profunda en la que el Estado los y las ha mantenido. Sin embargo, ya son más de tres años de espera por su tramitación en el Congreso y durante el miércoles pasado el Ejecutivo anunció que abrirá un nuevo período de indicaciones.
En entrevista con El Ciudadano, el vicepresidente de la Asociación OTD (Organizando Trans Diversidades) analizó este presente complejo y la realidad en la que están inmersos/as hoy niños, niñas, adolescentes y la comunidad trans en su conjunto, a raíz de la indiferencia de las autoridades por garantizarles sus derechos.
El Ejecutivo volvió a retrasar la tramitación de la Ley de Identidad de Género ayer, abriendo un nuevo período de indicaciones. ¿Cómo se explica tanto obstáculo en su promulgación, considerando su urgencia?
Este proyecto debió haberse votado en Sala hace ya dos meses, pero se han ido dilatando producto de varias cosas. En principio fue la derecha que quiso dilatarlo para presentar más indicaciones, porque había cosas que no les gustaba de la ley, como el tema de los niños, niñas y adolescentes. Que hicieran por ejemplo la diferencia entre 14 y 18 años de manera administrativa con la venia de sus papas, en eso no estaban de acuerdo. Pensaban que las personas de 18 hacia abajo, sin diferenciar entre adolescentes y niños o niñas, lo tengan que hacer de manera judicial, lo cual a nosotros nos parece.
Explícanos un poco en qué consiste concretamente esta ley, hay mucha gente que no entiende bien de qué se trata.
La ley no te va a cambiar el sexo, la ley lo que hace es reconocer tu identidad de género. Es decir, si yo me siento masculino teniendo una vagina, aunque me hayan inscrito como niñas, la ley va a reconocer esa identidad a través del carnet. La ley no va a llevarle a alguien al quirófano ni va a entregarle hormonas a nadie, es sólo un cambio registral.
En este caso, otra de las razones por las cuales están dilatando, es que el Ejecutivo cambió al ministro vocero de Gobierno y la nueva ministra tiene otro asesor. Este asesor ha planteado que es necesario incluso volver al trámite judicial, que las personas adultas deben comprobar que son trans también. A nivel internacional, los derechos humanos han ido avanzando e incluso en Malta, que es un país muy pequeño, se va a dar pena de cárcel a quien quiera patologizar las identidades u orientaciones sexuales. Es un tremendo avance, mientras en Chile todavía quieren comprobar que las personas trans son trans.
¿Por qué es tan urgente esta ley? ¿Cuál es la realidad de la población trans en Chile que desconocemos?
En Chile la población trans vive patologizada. Es decir, se asume que son personas enfermas mentales. Vivimos una discriminación y exclusión constante, desde la niñez donde te obligan a vivir un género que tú no sientes, te obligan a vestir la ropa que tú no quieres, te obligan a pasar por procedimientos por los cuales no quieres pasar. Por ejemplo, vivir como niña adolescente, que te crezcan los pechos, que te crezca la espalda en las chicas trans o te salga baraba. Es vivir procesos que no quieres vivir y que se pueden evitar a través de terapias de bloqueo hormonal.
Las personas trans vivimos situaciones de exclusión laboral, educativa, en la salud y en todos los campos donde los derechos humanos deben hacerse valer. Los derechos económicos, laborales y culturales para las personas trans están totalmente negados. Para nosotros, tener una ley que nos reconozca la identidad y nos permita realizar este cambio de nombre es primordial para acceder al trabajo, a la salud, a la justicia y a todos los derechos que el resto de la población tiene. Somos una parte de la población que no tiene ninguna garantía.
La última portada de National Geographic tiene como protagonista a una niña trans y habla de la revolución del género. ¿Cómo viven esta realidad los niños, niñas y adolescentes trans? Hay cifras terribles que hablan de la tasa de suicidio y bullying y el Estado no se hace cargo.
Respecto del tema de las cifras, son de verdad muy alarmantes, entendiendo que la población en general tiene un 4,5% de opciones de suicidarse por diversos motivos. En la población trans, eso se eleva al 45. Quiere decir que una de dos personas trans pensaron en suicidarse o lo hicieron. En el caso de los niñas, niños y adolescentes trans hay varias realidades. Está el caso de quienes trabajan con organizaciones y ellos tiene apoyo, acompañamiento constantes, tienen espacios para desarrollarse de manera integral.
En el caso de los niños que están todavía en sus casas, que lo viven de manera escondida o en la escuela, en esas situaciones es muy doloroso y complejo. Principalmente, porque todos los sistemas instaurados como la escuela, están hechos para niños y niñas y cuando te sales de esta norma eres castigado socialmente. El nivel de represión que las personas trans viven cuando son niños y niños te marcan para toda la vida. En lo personal, los niveles de represión que yo viví porque no me sentía conforme con cómo era ni entendía lo que me pasaba, estoy seguro que me afectan hoy. Y así pasa con todas las personas, entonces podemos hacer algo para cambiar esto, pero al parecer no entendemos todavía de que esta situación es tan normal como ser zurdo, como tener un ojo de un color y de otro, como ser moreno, albino o cualquier situación de la vida natural.
Como no entendemos eso y pensamos que esta es una situación hasta demoníaca, como he escuchado, la verdad es que es muy difícil avanzar. Estos grupos son pocos pero tienen muchos recursos económicos y se han tomado las redes sociales y los espacios públicos, han mentido y no entienden que detrás de todo esto hay personas. No es que todos los niños y niñas van a ser trans, esta ley está hecha únicamente para las personas que sí lo son.
Cuéntanos un poco cuál es el trabajo que desarrolla Asociación OTD, que es muy importante y también constituye una invitación al resto de la sociedad a hacernos parte de este problema.
OTD trabaja en varias áreas, tenemos coordinación legislativa, que lo hacemos en la Ley de Identidad de Género, estamos trabajando temas de salud, de discriminación, tiene un área de educación que se encarga de capacitar y donde nos quieran llamar, nosotros estamos.
Este 2017 tenemos el proyecto de capacitar a muchas personas, así que quien se interese nos puede contactar y coordinamos. Trabajamos con la Encuesta Trans, donde compartimos con otras organizaciones, para recabar los datos de mucha gente. Sin el dato duro, la autoridad no lo entiende, entonces es interesante conocer qué están viviendo las personas trans en temas de salud, justicia y todo.
Hoy no hay estudios completos de parte del Estado que definan a la población trans, que los intenten caracterizar para desarrollar políticas públicas.
Se hizo un intento a través del Ministerio de Desarrollo Social, a través de preguntar cuál es su identidad de género, pero las personas que ya hicimos el cambio no estamos consideradas. Eso significa que el Estado no ha trabajado de cerca con las organizaciones para entender las variantes. No hay cifras y por eso la CIDH ha llamado a buscar cifras sobre diversidad sexual, entendiendo que es una de las necesidades básicas para avanzar en temas de pobreza.
La personas trans están dentro de los estándares de las personas más pobres, porque se limitan todas las opciones. Uno de los desafíos es salir de esa pobreza, no sólo económica, a través de la Encuesta Trans. Nos interesa poder ir avanzando en más áreas, porque las personas trans tenemos diversos aspectos de la vida limitados a través de esa cisnormalidad, donde a las personas se les valida porque su vagina es igual que su género femenino o su pene es igual que su género masculino. Y nosotros somos mucho más que genitales, somos personas.