El pasado domingo, en mitad de un debate presidencial televisado, el actual presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, acusó al presidente chileno, Gabriel Boric, de haber participado en la quema de estaciones del Metro durante la revuelta social de octubre de 2019.
De cara a las próximas elecciones presidenciales, Bolsonaro utilizó esa acusación como argumento para atacar a Lula da Silva, su contrincante de izquierda.
En el debate señaló que Lula apoyó en Chile a Gabriel Boric, quien “prendía fuego en el metro”, a Gustavo Petro en Colombia, “que quiere liberar las drogas” y a Daniel Ortega en Nicaragua, “que arresta sacerdotes y persigue monjas”.
Por último, Bolsonaro sacó a relucir las afinidades políticas de Lula con otros líderes de izquierda latinoamericanos, afirmando que aplicaría en Brasil las mismas políticas de estos.
“El expresidiario apoyó a Chávez, apoyó a Maduro. Y mira cómo está Venezuela”, dijo Bolsonaro, quien también criticó la situación económica de Argentina bajo el mando de Alberto Fernández.
Quema del Metro: acusación sin base alguna
La acusación realizada por el jefe de Estado de Brasil es grave, sobretodo porque el presidente Gabriel Boric no ha enfrentado ninguna acusación de ese tipo, y no existen antecedentes que lo involucren en dichos actos. Por lo que representa una acusación infundada y peligrosa.
Durante esta mañana, la ministra de Interior Izkia Siches señaló que desde el Gobierno y la Cancillería de Chile se referirán pronto a la acusación y anunciarán acciones.
Volviendo al debate brasileño, Bolsonaro se despidió con su lema de campaña «Dios, patria, familia y libertad». Por su parte, Lula se enfocó en su experiencia de Gobierno, y cerró diciendo «sé lo que hice, sé lo que voy a hacer y por eso no caigo en la promesa fácil».
El escenario para las presidenciales se dibuja como uno muy polarizado. Por una parte, Lula quien encabeza una coalición de diez partidos de tendencia progresista, y Bolsonaro, líder de la ultraderecha.
Hasta ahora, los sondeos sitúan a Lula como favorito para ganar las elecciones, con cerca del 45% de la intención de voto, frente al 30% de Bolsonaro.