Xi Jinping fue nombrado como secretario general del Partido Comunista de China y será desde marzo el nuevo presidente. Sin embargo, el líder del país más poblado del mundo, es prácticamente desconocido para la ciudadanía. Durante el XVIII Congreso del Partido Comunista, Xi, vicepresidente desde 2008, fue designado como sucesor de Hu Jintao. Pese a la importante labor que le espera es casi un desconocido para una ciudadanía, a diferencia de su esposa, una popular cantante con 30 años de trayectoria.
La situación recuerda a la que hace 10 años se vivía en torno del ahora presidente Hu, un «hombre gris» del Politburó que muchos chinos apenas conocían antes de que ascendiera al poder, primero del partido, en el XVI Congreso de 2002, y luego a la presidencia en 2003, como ocurrirá con Xi en marzo de 2013.
Una de las grandes incógnitas tras la llegada de Xi al poder radica en el manejo que el nuevo líder le dará a las relaciones entre su país y EE.UU. Los medios de comunicación oficiales de China dijeron que la reelección de Barack Obama como presidente de Estados Unidos ofrece la oportunidad de recomponer las «irregulares» relaciones que hubo entre las dos principales economías del mundo durante el primer período del mandatario demócrata, durante los cuales «mermó» la confianza mutua.
Algunos expertos lo consideran un conservador sin carisma que no cambiará para nada el rumbo actual. Otros, más numerosos, admiten que no disponen de muchos indicios de cómo va a gobernar. Su esposa, Peng Liyuan, una famosa cantante que tiene el rango de general del ejército, es más popular que él en China, y la pareja tiene una hija que estudiaría en Estados Unidos, en la Universidad de Harvard, bajo un nombre falso.
El secreto que rodea a su familia, al igual que la de todos los líderes chinos, fue socavado en junio por una investigación de la agencia Bloomberg, que reveló que los allegados a Xi tenían una fortuna acumulada de varios cientos de millones de dólares. Una investigación que fue de inmediato censurada en China.
¿Quién es Xi Jinping?
Xi es hijo de Xi Zhongxun, ex viceprimer ministro reformista y uno de los fundadores de la guerrilla comunista que operó en el norte de China contra el Kuomintang. Xi nació en Shaanxi en 1953 y durante la Revolución Cultural fue enviado a trabajar al campo. A raíz de esta historia es considerado hijo de un «héroe revolucionario» y, por lo tanto, uno de los «príncipes rojos», la aristocracia que gobierna China, un país convertido en la segunda potencia mundial.
Xi, 59 años, es probable que se mantenga por diez años como secretario general del PCC que va a heredar, como ya ocurrió con Hu Jintao, a quien también sucederá en el cargo de presidente de la República Popular China en marzo. Diez años, es también la diferencia de edad entre ambos líderes: demasiado poco para representar a una generación, pero tal vez lo suficiente para hablar de una «sangre nueva», capaz de afrontar los retos de una China en plena mutación.
Después estudiaría Ingeniería Química en la Universidad de Tsinghua en Pekín, donde también obtuvo el doctorado en Teoría Marxista en la Escuela de Humanidades y Ciencias Sociales. Lo que siguió fue la carrera clásica de un cuadro comunista, que sin llamar la atención y evitando los peligros, se vale de alianzas diversas para acceder a funciones cada vez más importantes: gobernador de Fujian en 2000, jefe del Partido en Zhejiang en 2002, dos provincias costeras que están entre las más destacadas del «milagro económico» chino.
Luego una carreara política en ascenso, en 2010 fue nombrado vicepresidente de la Comisión Militar Central. De esta manera, pasó a ocupar puestos destacados en el Ejército, el partido y el Gobierno central, y se incrementaron las probabilidades de suceder a Hu Jintao.
En octubre de 2007, durante el 17mo Congreso del PCC, entró en el Comité Permanente del Buró Político, en el «centro de poder», luego que Hu Jintao y su antecesor, Jiang Zemin, se pusieran de acuerdo al respecto. Tras ser el sexto de los nueve miembros del Comité Permanente, en marzo de 2008 es promovido a vicepresidente del Estado chino, y, en octubre de 2010, a vicepresidente de la poderosa Comisión Militar del PCC, una promoción que lo confirma como heredero de Hu Jintao.
En el extranjero, los nuevos líderes chinos son vistos como presuntos reformadores cuando asumen la función. Fue el caso de Hu Jintao, quien presidió un formidable auge económico, pero también un pesado inmovilismo político. Este podría ser también el caso de Xi.
El Ciudadano