La oficina del Inspector General del Departamento de Defensa de Estados Unidos lanzó una amplia investigación sobre las denuncias de abusos de niños a manos de tropas y policías afganos, y que habrían contado con la indiferencia de algunas autoridades militares estadounidenses.
El general Kenneth Moorefield envió una comunicación oficial a funcionarios del Pentágono, donde informa que se viene realizado una evaluación preliminar desde octubre de 2015, lo que se ha expandido ahora a una «investigación amplia y completa». Las acusaciones no son nuevas. Ya el New York Times había adelantado información en septiembre del año pasado, donde se consignaba que soldados de EEUU habrían recibido órdenes para ignorar los abusos, en casos de asalto sexual contra niños a manos de soldados afganos en bases bajo el control de ambos países.
El general Moorefield señala en el documento (disponible acá en inglés) que “estamos efectuando esta evaluación en respuesta a preocupaciones expresadas por funcionarios del Comité de las Fuerzas Armadas del Senado, y de varios miembros del Congreso”. Agregó que “ellos han planteado preguntas serias sobre la ley o la política internacional, la de Estados Unidos y del Departamento de Defensa, relacionado con abuso sexual de niños llevado a cabo por personal de la ANDSF (sigla en inglés de las Fuerzas de Seguridad y de Defensa Nacional de Afganistán)”.
El diario castrense Military Times ha señalado que era de amplio conocimiento entre la tropa estadounidense que existían formas de abuso sexual realizado por personal de seguridad afgano contra niños traídos a las bases militares. Según declaraciones off-the-record, existiría una cultura de ignorar estos hechos “para evitar tensión con los socios afganos”. Algunas de estas fuentes señalaron que existía mucha incomodidad entre el personal estadounidense, para una práctica que incluso tiene nombre, llamada “bacha bazi”, que quiere decir “juego de niños” (boy play). El periódico también señala que “muchos soldados han dicho que fueron castigados o disciplinados por intervenir o tomar acción contra afganos que, creían, estaban abusando sexualmente de niños, en algunos casos en instalaciones militares conjuntas”.
El Military Times señala que “la política ha perdurado al tiempo que las fuerzas estadounidenses han reclutado y organizado milicias afganas para ayudar a mantener el control de territorio contra los talibanes. Pero los soldados y marines han estado incrementando su preocupación sobre el hecho de que en vez de expulsar a los pedófilos, las fuerzas armadas estadounidenses los estaba armando y en algunos casos colocando como comandantes de villas, y haciendo poco cuando comenzaban a abusar a niños”.
La preocupación de la oficina de la inspectoría general es sobre la necesidad de fijar políticas de denuncia y regulación ante la presencia de estas violaciones, y de saber cuántos casos han sido reportados a las autoridades estadounidenses.
Las alegaciones han trascendido el espectro político. El senador republicano John McCain, presidente del Comité de las Fuerzas Armadas del Senado, fue claro en que “este comité considera estas acusaciones con la más alta seriedad”. Agregó que “es precisamente por el hecho de que estamos luchando por progresar y luchando por nuestros valores que ha sido tan perturbador leer reportes que señalan que algunos de nuestros socios de coalición podrían haber participado en abuso sexual y otras actividades que contradicen nuestros valores”.
En el documento, el Inspector General Moorefield da 10 días de plazo al Pentágono para designar un funcionario de contacto en esa institución para continuar con las indagatorias. El documento fue distribuido entre un amplio número de autoridades militares, incluidos comandantes que operan en el propio Afganistán.