EEUU: Un amigo de Moscú será el nuevo secretario de Estado de Trump

Líder de la petrolera estadounidense más importante, el futuro canciller, quien no tiene experiencia en el sector público, tendrá que superar la controvertida aprobación del Senado para llegar al cargo.

EEUU: Un amigo de Moscú será el nuevo secretario de Estado de Trump

Autor: Meritxell Freixas

Finalmente este lunes se conoció quién ocupará uno de los puestos clave en el Ejecutivo del futuro presidente de Estados Unidos, Donald Trump. El multimillonario neoyorquino eligió a Rex Tillerson, el máximo dirigente de ExxonMobil, la petrolera estadounidense más importante, para ocupar el cargo de secretario de Estado del país.

Si recibe el visto bueno del Senado, Tillerson será el primer canciller de la historia moderna de EEUU que accede al cargo sin ninguna experiencia previa en el sector público, algo que no tiene precedentes al menos en el último siglo.

Rex Tillerson

FOTO: Getty Images

Tillerson, de 64 años, destaca por sus buenas relaciones con Rusia, por lo que se confirma el acercamiento de EEUU hacia Moscú que Trump viene evidenciando desde su victoria electoral.

El elegido como futuro responsable de Exteriores conoció a Putin en la década de 1990 cuando el estadounidense supervisaba un proyecto de Exxon en la isla rusa Sajalín.  La relación se fortaleció después de que Boris Yeltsin renunció al poder en 1999 y Putin se instalara al Kremlin.

Ingeniero de formación, este hábil negociador y gestor nacido en Wichita Falls (Texas) es hijo de un administrador de los Boy Scouts y a menudo recita lemas de esa organización que él llegó a presidir entre 2010 y 2012, un periodo en el que permitió por primera vez que los jóvenes abiertamente homosexuales se unieran a sus filas. Pasó toda su carrera en Exxon, donde ingresó en 1975 hasta llegar a ser director ejecutivo en 2006. En marzo del próximo año tenía previsto retirarse.

Más allá de ser un defensor del libre comercio, su visión de la política externa es prácticamente desconocida. Entre los temas fundamentales que tendrá que abordar como secretario de Estado, está el acuerdo con Irán sobre su política nuclear, las tensiones con China, el conflicto sirio y la aplicación de las sanciones a Rusia. Este último asunto podría ser fuente de controversia ya que en 2014 ya explicitó su malestar por las sanciones: «Siempre tratamos de impulsar a las personas que toman estas decisiones a que consideren el muy amplio daño colateral y a quién están realmente afectando con las sanciones», dijo.

Superar la aprobación del Senado

Su vínculo con el Kremlin fue sellado con un histórico acuerdo firmado en 2011 entre Exxon y la gigante rusa de energía Rosneft para realizar exploración y perforación en el Ártico ruso y en Siberia. El acuerdo fue estimado inicialmente en 3.200 millones de dólares pero podría generar hasta 500.000 millones de dólares en ganancias según el tamaño de los descubrimientos.

La alianza, pero, quedó congelada por las sanciones impuestas por EEUU cuando Rusia se anexionó en 2014 la península ucraniana de Crimea.

Precisamente este pasado puede convertirse en un problema. En primer lugar, porque -tal y como apuntan algunos medios del país-, es difícil que el Senado ratifique su elección. Los legisladores opositores a su figura fiscalizarán su trayectoria y sus relaciones como líder de ExxonMobil.  En segundo lugar, por el contexto marcado por la convicción -por parte de la inteligencia estadounidense- de la interferencia rusa para ayudar a Trump a ganar las elecciones presidenciales.

Sus acciones en relación al cambio climático serán también observadas con atención, después que se negó a recortar inversiones en la búsqueda de nuevos yacimientos de crudo. Varios estados, incluyendo Nueva York, están procesando a ExxonMobil con ayuda de activistas medioambientales por aparentemente engañar al público sobre la responsabilidad de los combustibles fósiles en el calentamiento global.

Su importante desempeño como empresario suscita varias opiniones acerca del cargo ocuparía. Por una parte, voces expertas aseguran que su experiencia con los negocios podría ser un activo importante al momento de defender los intereses de Estados Unidos porque conoce a las figuras clave en los principales países productores de energía en Medio Oriente, Asia Central y África.

Por a otra, su posición como accionista de Exxon, donde posee unos 150 millones de dólares en títulos de la empresa, también presenta un conflicto de intereses. Sus decisiones como jefe de la diplomacia podrían afectar el precio de las acciones (si las sanciones contra Rusia resultan eliminadas, las acciones de ExxonMobil deberán aumentar explosivamente), por eso, si llega al cargo, probablemente tendrá que renunciar a este capital para ajustarse a las reglas éticas del Departamento de Estado.


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