No he estado en los mercados grandes de la palabra, pero he dicho lo mío a tiempo y sonriente. Silvio Rodríguez.
A veces los periódicos chilenos, y en general muchos medios de prensa, sorprenden porque uno no sabe si es que piensan que somos todos estúpidos o, lisa y llanamente, los estúpidos son ellos. En ese juego de ir y venir con verdades y suposiciones es que uno se encuentra con argumentos que van a contrapelo con lo que dice la historia de Chile (tanto la oficial como la no oficial) y por ejemplo hoy, en una de las editoriales del diario El Mercurio, titulan con lo siguiente: Cambios a la legislación antiterrorista. Entonces uno lee eso y piensa dos cosas: 1.- van a defender el uso y abuso de la ley. 2.- van a decir que estamos en un momento desfavorable para la tranquilidad de la nación. Sin embargo dicen algo que, en principio, da la impresión de un discurso un poco más progre (cosa que sería como pedirle sandías al olmo), pero al leer bien uno comprende que detrás de toda acción periodísitica de los medios de Edwards siempre hay un subtexto que es más de lo mismo. Prejuicios y juicios que le atañen a todo el mundo excepto a ellos. Obvio.
A mí me llama la atención cuando El Mercurio tiene la patudez de poner sobre la mesa temas con los que deberían llorar de vergüenza. Que detallen las conductas terroristas como, cito: “el terrorismo pretende imponer una ideología por medio de la violencia, desestabilizando gravemente el orden constitucional o coaccionando a la autoridad legítimamente establecida” deberían pensar en las vinculaciones que tuvieron ellos mismos como periódico cuando ampararon, potenciaron y establecieron la dictadura militar en nuestro país. Dictadura que claramente iba a tomarse el poder por medio de la violencia con el fin de desestabilizar el orden constitucional, de hecho no contentos con gobernarnos, aplastarnos, matarnos, tuvieron la descarada facilidad de imponernos una constitución horrible como es la del 80. Entonces, conspiradores del Edwards Club, ¿no sienten que bajo sus mismas definiciones de terrorismo es que caben ustedes en el saco de la ley que tanto les urge imponer sobre los comuneros y sobre cualquier grupo que se les ponga en medio de sus intereses comerciales?
Para los editores del mercurio solo es criminal el negro, el chico, el poblador, el mapuche, pero jamás un hijo de papá o su papá con apellido de avenida principal
Me da la sensación de que cuando alguien escribe desde la tribuna moral que son los medios del duopolio tiene la garantía de estar escribiendo desde un lugar distinto que del que escribo yo o tú. Y bien pueden acusarme de atrincherado acá, pero no, ojo, lo que digo es que me sorprende la libertad con que llaman “terrorista” o “extremista” a cualquiera que esté del otro lado de la vereda, sin embargo jamás han tenido la valentía o la lucidez de llamar terrorista a uno de sus vecinos. Jamás le pusieron el epígrafe de terrorista a Jaime Guzmán cuando urdió con palillo de oro la entramada rejilla de poder de la constitución misógina y pisoteadora; ni han tenido la prudencia de llamar terrorista a los grupos organizados que nos roban desde las isapres o desde las casas comerciales; ni han tenido el honor de decirle Extremista con mayúscula y negrita a los militares que se niegan a decir dónde escondieron los cuerpos de la gente que mataron. Entonces, señoras y señores, no me vengan con pelotudeces, ni me vengan con discursos falsos de Leyes y decretos que solo afectan a la gente que les barre la casa y el patio. Para hablar de terrorismo deberían partir por enjuiciar con la misma regla a los que, durante la dictadura, ustedes dieron publicidad y registro histórico, y no empezar a sacarnos como fichas de un juego de metrópoli en el que solo nos toca la cárcel o el hospital. Tramposos!
¿Qué entienden por grupo organizado v/s individuo aislado?
Yo no sé si hay en el Mercurio un diccionario distinto, pero estoy seguro que tienen un filtro semántico que no es el mismo que el mío, es decir, entienden las palabras de otra forma. Cito nuevamente: “es precisamente el elemento organizacional del terrorismo el que explica o justifica las herramientas especiales de investigación y enjuiciamiento que tradicionalmente están asociadas a la calificación terrorista, como la prolongación extraordinaria de la detención y el uso de testigos protegidos.”
¿No es esa la manera en que detuvieron, torturaron, masacraron y destruyeron a dos o tres generaciones en Chile? ¿No le han contado al editor del Mercurio que en nuestro país se detenía a la gente sin justificación alguna para, precisamente, obtener información? Las detenciones estaban justificadas por investigaciones truchas, falsas, tendenciosas. Tomaron presos y mataron niños, jóvenes, pobladores, dueñas de casa y se ampararon bajo la idea de que todo pobre era sujeto subversivo. Nos tuvieron veinte años metidos en el calabozo y nos tuvieron en la mira. Fichados, denunciados, atemorizados por la fatalidad de no haber nacido con el apellido de un brigadier. Sospechosos por escuchar a Víctor Jara. Militantes por decir palabras como Justicia o Verdad. Palabras que en los oídos del poder resuenan como petardos insurgentes y como cuchillos terroristas.
Manipularon la realidad y nos hicieron creer que por pensar distinto es que tenemos el deber de comparecer ante sus tribunales y su horror. Porque todavía es un insulto el buscar la verdad, sobre todo para aquellos que enterraron junto a los cadáveres la poca libertad que teníamos y,de paso, se escondieron detrás de las polleras de una justicia que dejó de ser ciega porque tuvo que leer durante 17 años los titulares del Mercurio para saber lo que tenía que hacer con su balanza.
Quiénes son los terroristas del 2014?
El artículo finaliza con una reflexión que, silenciosamente, apunta con el dedo. Que nos dice que así como es difícil entender lo que es un grupo organizado es difícil poner sobre la cabeza de alguien el título de Terrorista, sin embargo, todos sabemos que no tardarían ni un segundo en acusar a cualquiera que pusiera una bomba de ruido o que luchara por el derecho a permanecer en la tierra en la que nació. Cito: “es de esperar que cualquier cambio de las reglas actuales sea debatido en forma amplia y transparente y, sobre todo, que sea ponderado con una visión realista y pragmática.” E inmediatamente me pregunto si es que desde el poder serán “pragmáticos” a la hora de evaluar que la conducta del pueblo Mapuche no responde a una conducta terrorista, sino que simplemente no se puede regir por leyes de una constitución que solo los consideró y los considera todavía como una mano de obra molesta y desechable antes que seres humanos pertenecientes y dueños de un territorio que les fue usurpado.
Cierro:
Señores del Mercurio, hablen de lo que quieran, pero no se metan a decirnos desde su tribuna amurallada con nuestro dinero lo que es bueno y, menos aún, lo que es malo. No tengan el descaro de señalar en los demás, pecados que a ustedes se les salen por los poros. No me convence la idea de que un medio que tapó con mentiras tres décadas de nuestro pasado venga, ahora, a proponer debates en los que no quieren participar sino como jueces.
La Violeta Parra escribió y cantó alguna vez «Miren como nos hablan de libertad, cuando de alla nos privan en realidad, Miren como pregonan tranquilidad, cuando nos atormenta la autoridad» y no me imagino lo que les hubiera escrito a ustedes, mentirosos, si los hubiera visto construir un país, desde el periodismo, que fue un semillero de gente que ha perpetuado el robo y el temor desde las escuelas, los cuarteles y los bancos. Incluso el mismo Agustín Edwards podría ser sacado del Colegio de Periodistas por su participación en la dictadura, tanto como “individuo aislado” y como parte de un “grupo organizado”, así que mírense la enorme viga que tienen el el ojo antes de apuntar con el dedo a cualquier “roto de mierda” como yo que tira dos piedras sobre el techo de sus casas.
Acúsenme de terrorista por escribir esto y tíldenme de individuo subversivo. Y acusen a todos los movimientos sociales de grupos terroristas. Nos da lo mismo. Al final de cuentas ustedes están perdiendo la pelea histórica y la memoria ya no la tienen dentro de su larga lista de patentes, así que, por mientras les dura la cuerda de seguir vendiendo avisos económicos para meternos mentiras por los ojos, tengan la amabilidad de empezar a llenar sus páginas de fotos ridículas con eventos sociales o de imprimir tetas como lo hace La Cuarta, pero de justicia o de terrorismo mejor ni hablen.
en Twitter: @arturoledezma