Tras una pelea reñida que mantuvo a muchos con el alma en vilo, generando resultados que sorprendieron a todo el mundo, el candidato derechista Donald Trump logró tomar control del sillón presidencial de la Casa Blanca y vencer, contra todas las encuestas y proyecciones, a Hillary Clinton.
Visiblemente emocionado, aplaudiendo y agradeciendo a sus votantes, el magnate de 70 años celebró en Nueva York la aplastante victoria conseguida con 279 votos electorales frente a Clinton, que sólo registró 218.
Trump, en su primer discurso como cuadragésimo quinto presidente, habló de unidad entre republicanos, demócratas e independientes, y reafirmó su promesa de liderar a «todos los estadounidenses» por igual, sin distinción.
«Vamos a renovar el sueño americano», indicó el mandatario electo, anunciando la reconstrucción de hospitales, carreteras y escuelas, una solidaridad con veteranos, y un término de la hostilidad hacia países extranjeros.
Sumándose a las palabras de su vicepresidente Mike Pence, Trump señaló que «nuestro trabajo con este movimiento solo está comenzando», y que al cabo de cuatro años, y posiblemente ocho si decide repostular a futuro como Obama, los ciudadanos de EEUU «van a sentirse orgullosos de su presidente».
El empresario inmobiliario indicó haber recibido una llamada de la ex secretaria de Estado, Hillary Clinton, para felicitarlo por su victoria. «Hillary ha trabajado muy duro y le debemos gratitud por su trabajo», señaló.
Minutos antes había aparecido en un escenario montado por el comando de Clinton, el jefe de esa campaña, John Podesta, quien de forma entusiasta envió a sus seguidores a «descansar». En su intervención manifestó que aún quedaban votos por contar, sin reconocer así la derrota de la ex primera dama, quien presuntamente hablará públicamente cuando vuelva a salir el sol en Washington.
Diversos analistas internacionales coincidieron esta jornada en que los resultados electorales marcan un punto de inflexión en EEUU, ya que se entiende que Trump no solo consiguió superar al establishment demócrata sino también al republicano, debiendo arrojarse a la tarea de recomponer la figura de este último partido, dentro del cual genera bastantes anticuerpos.
Aunque se esperaba que Hillary acercara el voto latino a su favor en el estado de Florida, allí terminó ganando Trump. Lo mismo pasó en Ohio, Pensilvania y Carolina del Norte, gracias a un electorado que probablemente quiso castigar la política tradicional representada por la ex senadora y personera de gobierno, se indicó este martes.
Los resultados de la votación deben ser validados aún por el Congreso – que tiene mayoría republicana – en el mes de enero, y existe incertidumbre respecto a la tibia reacción de Clinton esta madrugada, ya que se ha especulado que podría cuestionar las cifras que dieron a Trump como ganador.