Los Jaivas hablaban en su canción “Desde el barrial” sobre esto de vivir peleando a la contra. Con la voz sonando desde algún arrabal chileno, el “Gato” revelaba lo que cargamos por tantos siglos de escenas terribles, dolorosas; pero al mismo tiempo nos recordaba esa energía que nos recorre, esa capaz de apagar las fiebres y entonando un canto proleta, sacudirnos todo mal.
A casi seis meses de la revuelta popular y luego de algunas semanas de la aparición del COVID-19 en el país, una parte de la clase trabajadora que se ha resentido importantemente con esta crisis ha sido el mundo de la cultura. Con una historia en que destaca más la ingratitud que el cuidado hacia sus artistas, urge conocer algunas de sus reflexiones sobre tantos meses de adversidad, las acciones emprendidas por el Gobierno y cómo desde la cuarentena están encarando su trabajo.
Fueron muchas y muchos músicos los que quisieron compartir sus miradas, por lo que decidimos segmentar este reportaje y publicarlo en distintos días.
El Gobierno y sus medidas
El pasado 23 de marzo, el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio anunció que destinaría 15 mil millones de pesos con el fin de apoyar a artistas y organizaciones resentidas económicamente tras el brote del COVID-19 en nuestro país.
Según lo expuesto por la autoridad, el ministerio hará una reorganización de sus presupuestos dirigiéndolos esta vez al desarrollo de programas e instrumentos que ayuden a quienes están sufriendo las consecuencias de esta crisis.
Dentro de las acciones anunciadas por la ministra Consuelo Valdés, destacan la adquisición de contenidos culturales -y así el pago por concepto de derecho de autor-, la promoción de la creación artística y la protección de organizaciones culturales que sufren las consecuencias de esta pandemia.
Finalmente, el ministerio ha dispuesto a través de su sitio web una encuesta que pretende catastrar las problemáticas que atraviesan las personas que son parte del mundo cultural local.
¿Qué dicen las músicas y músicos?
Pascuala Ilabaca
Esta música y compositora, a propósito de las acciones propuestas por el ministerio en esta crisis, señala que hubo una manipulación o una falla a la hora de comunicar el apoyo de los 15 mil millones, porque estos ya eran parte del presupuesto de Cultura “y no es que fueran nuevas platas; ahí se originó la ola de críticas indicando que esto no era lo más necesario de gastar en este momento, siendo que en realidad estos ya eran recursos de esta área pero que ahora serían reasignados”.
Para esta música porteña, hay algo mucho más importante que se arrastra hace mucho tiempo en Chile y es la forma de canalizar los aportes, sobre todo pensando en este tiempo de emergencia y en las personas del mundo de la cultura más afectadas. “Donde veo una debilidad es en la base de datos que hay, es decir, en la persona que tiene derecho a contestar estos catastros, en la que tiene acceso a esta información, pero que no es representativa del mundo de la cultura realmente”, explica.
Ilabaca pone como ejemplo el caso de Valparaíso, a la luz de los resultados de una encuesta realizada el año pasado al mundo de la cultura local ”y que vamos a imaginarnos que son las que tienen acceso a esta información y que son las que están en la base de datos del área de cultura de la municipalidad”, apunta la compositora. “Pasa que solo un 15% de ellas recibía sus derechos de autor, por lo tanto, hay un 85% restante que no están siendo beneficiarias del sistema de los derechos autorales y una de las medidas que propone el Gobierno es adquirir obras musicales para que los artistas reciban un pago por concepto de derecho de autor, es decir, en el caso de Valparaíso esto se traduciría en que con suerte recibirían este beneficio solo un 15%”, advierte.
“Otro problema es que si se canalizan estas platas a través de los fondos concursables, nuevamente enfrentaríamos el mismo problema, porque solo cerca de un 10% de estas personas -según los resultados obtenidos por el catastro que hizo el colectivo de Trabajadoras de la Música- estaba concursando para la convocatoria 2020”, señala la artista.
Sobre cómo está enfrentando su quehacer en estos tiempos, Pascuala confiesa que se siente más atraída por la experiencia en carne y hueso que por el streaming, a propósito de enfrentar un concierto en vivo. “Al principio me pasó que hubo una presión social hacia el creativo donde, por ejemplo, cuando empezó el estallido social se decía ‘¡Sal a la calle! ¡La calle es el lugar en que tiene que estar el artista!’, y como que todos se sentían con el poder de exigirte ese rol. Luego apareció el COVID-19 y muchos decían ‘¡Ahora tienes que crear!’, y siento que se mantiene de alguna manera esta presión sobre los artistas, una cierta propiedad para decirnos qué es lo que debemos hacer”, comenta.
Por eso esta compositora relata que sus primeros días de esta crisis los vivió en rebeldía, “diciendo ‘¡Aahh, no pienso tocar ni una hueá!’, o si no creo que estoy en un momento para componer, no tengo porqué hacerlo”. “Ahora que ya pasé esa etapa (…) he estado un poco volviendo a este ritmo íntimo que tenemos cada uno cuando no estamos en la máquina del correr de un lado para otro. Gozando con la capacidad de observación, escuchando más, tratando de mejorar las formas de cómo observo y escucho para iniciar después un proceso creativo. También estoy conociendo y entendiendo este formato del streaming, que es bien complejo la verdad, porque para desarrollar un concierto en este formato hay que tener hartas condiciones técnicas y habilidades”, describe Ilabaca sobre su trabajo en tiempos de cuarentena.
Esta música concluye que tanto el arte como la educación vía streaming requieren de un proceso de capacitación. Sostiene la necesidad de empezar por un proceso de capacitación “para que los maestros puedan orientar su conocimiento al entregarlo y los artistas puedan ofrecer sus conciertos por esta vía en buena calidad, bien, utilizando los recursos con los que cuentan en sus espacios de ensayo y sepan cómo ocuparlos correctamente para lograr transmisiones de buena factura”.
*Pascuala quiso compartir en esta cuarentena dos playlist de Spotify
Víctor Fabio
Víctor Fabio, músico integrante del “combo metacumbiero” sanantonino Julio Piña, cree que el Gobierno es el símbolo de una generación de personas que deberían dejar de tener control en la sociedad, que deberían “dejarle el paso a generaciones más jóvenes y NO a los de su misma clase, por eso veo solo esterilidad en ellos”. “Sus medidas actuales y las de siempre son las que no necesitamos más. Creo que esta generación de hijos de la dictadura debe morir política, espiritual, conceptual y físicamente”, profundiza.
Sobre la forma en que ha encarado su trabajo desde el encierro, Fabio comenta que ha transmitido todos los días desde que empezó la cuarentena. “Llevo 19 transmisiones, me he comunicado constantemente con la gente que sigue a la banda y ellos me sugirieron que pusiera mis datos para entender cada transmisión como un show en el que se pueda pagar una entrada. Así que he estado totalmente conectado a Instagram haciendo conciertos, conversando, contando las historias detrás de las canciones o mostrando cómo las toco”, explica.
Por último, Víctor señala que “bajará la dosis a solo los martes, jueves y domingo, para enfocarme en una nueva idea: grabar el próximo disco aprovechando el encierro”.
Vilú
La cantautora de origen chilote, Vilú, califica como insuficientes las medidas adoptadas por el Gobierno hasta ahora, ya que revelan solo una prioridad: cuidar el bolsillo de los empresarios. “Ellos están gobernando para las élites y no para la gente, para la mayoría del pueblo, que es el que necesita en este momento cuidarse, puesto que la salud es pésima”, sostiene.
“Sabemos que Chile no tiene la capacidad para cubrir toda esta emergencia, no tiene todas las camas ni los respiradores necesarios. Esto ha hecho que desde hace un par de semanas se levanten las comunidades y cierren con barricadas muchas ciudades por cuenta propia”, explica Vilú para retratar una de las formas con las que responde la ciudadanía frente al accionar de la administración Piñera.
Continuando su análisis, la cantautora plantea que como una cantidad enorme de trabajadoras y trabajadores en Chile lo hace de manera independiente -entre ellos los artistas- “si no puede salir a la calle a desarrollar su trabajo, obviamente no podrá contar con dinero para comer. Por eso creo que el Estado debería preocuparse de generar un ingreso básico familiar para que podamos, por lo menos, tener comida”.
Otra medida necesaria de implementar por el Gobierno, según Vilú, es la de congelar las cuentas, ya que -argumenta- “si no puedes generar dinero, cómo vas a pagarlas (…) La verdad es que de nada sirven las soluciones que han planteado si al final igual tendremos que cancelar todas nuestras deudas pero divididas en cuotas durante el resto del año; eso no significa una ayuda real, son puras pildoritas, puros parches que sabemos que son insuficientes para lo que estamos viviendo”.
Respecto a cómo desarrolla su dimensión laboral en medio de esta pandemia, la compositora cree que este es un momento de reformulación que deben plantearse todas y todos los trabajadores independientes, sobre todo los artistas. “En mi caso, estoy justo en ese tránsito, pensando en cómo paliar los efectos económicos de todo esto, en qué tengo que hacer para poder comer, porque yo pertenezco a la clase trabajadora y no a ese grupo de personas que puede vivir una cuarentena total en sus domicilios y pedir comida a la casa sin moverse ni salir. Ese es un privilegio que la mayoría en Chile no lo tiene”, enfatiza.
Vilú señala que desde el encierro, junto a su pareja -el músico Jacinto-, han estado ideando transmisiones por streaming “pero que sean a la gorra, con aportes voluntarios”. Además, está organizando un festival virtual que reúne a varias músicas y que contempla en una de sus fechas el concepto de ‘Músicas poetas’, “porque es el círculo en donde me he estado moviendo últimamente y que se vincula con lo que estoy haciendo en mi disco nuevo”.