Tras años de letargia, se calcula que casi medio millón de brasileños salieron a las calles en 213 ciudades para protestar contra la política negacionista y genocida del presidente Jair Bolsonaro frente al Covid-19. La convocatoria fue hecha con medidas de distanciamiento social y uso de mascarilla, al contrario del relajo de las medidas de prevención promovidas por el gobierno.
La movilización fue convocada por el Frente Povo Sem Medo y el Frente Brasil Popular, a su vez integrados por la Central dos Movimentos Populares (CMP), que integra a sindicatos, quilombos, organizaciones sociales y estudiantiles. La demanda es la realización de un impeachment contra Bolsonaro, la aceleración del proceso de vacunación y una ayuda de emergencia de R$ 600 (reales).
El coordinador de la Central dos Movimentos Populares (CMP), Raimundo Bonfim, calculó en entrevista con Brasil 247 que en la movilización participaron 420 mil personas presencialmente. El colectivo organizador de las manifestaciones recogió datos de protestas en 213 ciudades brasileñas, 14 de ellas capitales estaduales y en otras 14 ciudades fuera de Brasil, como Londres, París y Berlín.
En el mundo virtual, el hashtag #29MForaBolsonaro fue reproducido por 1.828.048 posteos y 841 mil retuits en Twitter.
Si bien se habían convocado a jornadas de protestas anteriormente, esta es la primera gran manifestación contra el Gobierno. La semana que acabó se conoció la encuesta DataPoder que indicó que Bolsonaro tenía el más alto índice de rechazo desde que inició su gobierno, siendo considerado por el 59% de la población como malo o pésimo. Además un 57% de brasileños apoyarían la destitución del presidente a través de un impeachment parlamentario.
EN LA ESTELA DE CHILE Y COLOMBIA
En la ciudad de São Paulo la protesta fue masiva, congregando hasta altas horas de la tarde a unas 80 mil personas en las calles, según estimaciones de los organizadores. La manifestación fue realizada pese a una lluvia que cayó, congregando a las personas en la céntrica Rua da Consolação. En el acto participaron la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, y el dirigente del Movimento dos Trabalhadores Sem-Terra (MTST), Guilherme Boulos.
Boulos, en un discurso pronunciado frente al Museu de Arte de São Paulo (Masp) sostuvo que “ha llegado el momento de ponerle fin y sacar a Bolsonaro del gobierno. Ya no esperaremos hasta 2022, mientras muere nuestra gente. Ha llegado el momento de sembrar un proyecto de esperanza y hoy es solo el comienzo. Salimos a las calles con responsabilidad y sin miedo a pelear”.
El vocero del MST sostuvo además que la movilización en Brasil estaba inspirada en las luchas de los pueblos de Chile y Colombia, que se han tomado las calles en los últimos años.
CRISIS SANITARIA
La epidemia de Covid-19 ha alcanzado en Brasil dimensiones descomunales, cobrando la vida de ya casi medio millón de personas. El viernes, un día antes de la protesta, fallecieron 2.371 personas a causa de la enfermedad viral, sumando ya 459.045 victimas fatales, según datos del Ministerio de Salud.
Brasil es el segundo país con más muertes por Covid-19 en el mundo, solo detrás de Estados Unidos, detentando además ser el tercer país con más registros de personas contagiadas, detrás de Estados Unidos e India.
El desastre sanitario es responsabilidad del gobierno de Bolsonaro, quien desde las primeras alarmas respecto del coronavirus asumió una política negacionista frente a los que llamó una ‘gripecinha’. Una comisión investigadora en la cámara de diputados (CPI) está abocada a investigar el rechazo a comprar vacunas, la promoción del gobierno y del sistema sanitario de la cloroquina, una medicación sin eficacia.
Según denunció recientemente Folha de São Paulo, el Ministerio de Salud de Brasil distribuyó unos 265.000 comprimidos de cloroquina junto a ivermectina y azitromicina, en las poblaciones indígenas de cinco estados amazónicos para combatir el coronavirus.
La cloroquina es usada en contra de la malaria; la azitromicina es un antibiótico usado en el tratamiento de dolencias respiratorias y la ivermectina es para infecciones parasitarias. Es decir, ninguna tiene efectividad en el tratamiento del Covid-19.
Bolsonaro también no ha levantado medidas sanitarias, como la cuarentena o el cese de actividades no esenciales, demandando incluso o amenazando con enviar fuerzas militares a los estados cuyos gobernadores han impuesto medidas sanitarias. Ocurrió en marzo de 2021, cuando interpuso una reclamación contra los decretos de los gobiernos estaduales de Bahía, Río Grande del Sur y el Distrito Federal de Brasilia, en donde los gobernadores habían puesto medidas como toques de queda para frenar la pandemia.
El último domingo, Bolsonaro participó en una caravana de motociclistas en Río de Janeiro que culminó en un acto con aglomeraciones, pese a la prohibición de actos públicos hasta finales de este mes. Como es habitual en el presidente brasileño y su séquito, no se acostumbra usar mascarilla.
La respuesta de los movimientos sociales a la incompetencia del gobierno ha sido la autorganización. Es así como la Central de Movimientos Populares (CMP), la Marcha Mundial de las Mujeres (MMM) y el Movimiento de Afectados por Represas (MAB) lanzaron un día antes de la jornada de movilizaciones, la campaña solidaria “São Paulo Quer Comida: Ação Solidária nas Periferias”, en la que activistas recolectan alimentos, materiales de higiene y limpieza para distribuir en las familias que enfrentan los efectos económicos y sociales de la pandemia de covid-19 en la periferia de la ciudad de São Paulo.
El Ciudadano
Con Info de Midia Nija, Brasil 247, Rede Brasil Atual
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