La organización se basa en los casos documentados de cuatro menores de 11, 12 y 15 años de edad residentes en Jerusalén Este y de otros dos niños de 14 y 15 de otras partes de Cisjordania, arrestados todos por presuntamente lanzar piedras en incidentes registrados entre marzo y diciembre de 2014.
Los niños fueron entrevistados junto con sus padres, dando testimonio de los abusos que sufrieron , que incluyen maniobras de asfixia, lanzamiento de granadas aturdidoras, golpes y amenazas durante los interrogatorios, llevados a cabo sin la presencia de sus padres o un abogado, dándose incluso casos en los que los progenitores no fueron informados del paradero de sus hijos.
La organización ha tenido acceso asimismo a fotografías en las que se aprecian cicatrices en el cuerpo de uno de los menores, las que concuerdan con los hechos denunciados. «El maltrato de niños palestinos por parte de las fuerzas israelíescontradice su afirmación de respetar los derechos de los niños«, dijo Sarah Leah Whitson, directora para Oriente Próximo y Norte de África de HRW.
Whitson agregó que «como el mayor donante militar de Israel, Estados Unidos debería presionar con fuerza para poner fin a estas prácticas abusivas e imponer reformas».
Casos documentados
Entre los abusos documentados por la organización cabe destacar, además de lo señalado en párrafos anteriores, que dos de ellos se habrían visto obligados a firmar bajo amenaza confesiones escritas en hebreo, un idioma que no entienden.
Los familiares de una de las niñas (14) y uno de los niños (15) denunciaron además que no se les permitió ponerse en contacto con sus hijos durante la detención: 64 días en el caso de la niña y 110 en el del chico.
Otro joven, identificado como Fares Shyuji, relató haber sido cacheado desnudo, abofeteado, pateado, amenazado y encarcelado bajo la sospecha de haber lanzado piedras y un cóctel molotov contra un asentamiento. Posteriormente fue liberado bajo arresto domiciliario y encarcelado de nuevo varios meses por no comparecer en una vista judicial. Pese a que las condiciones de su arresto domiciliario se suavizaron tras amenazar con suicidarse, fue detenido por soldados israelíes otras dos veces desde el mes de enero.
HRW apuntó que otro menor fue detenido a la entrada de su escuela en Jerusalén junto a un hombre que intentó intervenir de forma no violenta. Otro de los niños fue detenido por llevar «una camisa azul», al igual que un sospechoso de lanzar piedras. Fue liberado sin cargos ocho horas después.
Rashid S., de 11 años, dijo que agentes de las fuerzas de la policía fronteriza de Israel lanzaron contra él una granada aturdidora (un artefacto explosivo no letal que produce una luz cegadora y un ruido muy fuerte que causa la pérdida de equilibrio) y le hicieron una llave de estrangulamiento cuando lo arrestaron por arrojar piedras en noviembre. Dijo que los oficiales le cubrieron la cabeza con una bolsa negra, lo amenazaron con palizas y le dieron patadas en la espinilla cuando se lo llevaron para ser interrogado. Durante el arresto, las fuerzas de la policía de fronteras le arrancaron la chaqueta y la camisa, pero lo dejaron fuera durante aproximadamente una hora a pesar del frío, dijo. Human Rights Watch vio fotografías de cuando la policía lo arrestó y marcas en la pierna del chico consistentes con su testimonio.
“Israel ha sido advertido durante años de que sus fuerzas de seguridad están abusando de los derechos de los niños palestinos en los territorios ocupados, pero los problemas continúan”, sostuvo Whitson. “No sería difícil poner fin a estos abusos si el gobierno israelí se lo propusiera seriamente”.