El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) ha estado trabajando arduamente durante los días de movilizaciones, no solo en la Región Metropolitana, sino que en todo Chile. De esta forma es que han recogido un gran número de denuncias en las que lo que prima es la violación a los Derechos Humanos en el contexto de Estado de Excepción decretado por el gobierno de Sebastián Piñera.
Por ejemplo, el INDH ha podido registrar “relatos de desnudamientos, maltrato físico y verbal, golpes, demora por parte de la policía en conducir a las personas detenidas a la comisaría, manteniéndolas en los furgones con mala ventilación y hacinadas, durante largas horas».
Hasta este martes la entidad ha podido constatar la detención de 1.601 personas, entre ellas 185 niños, niñas y adolescentes y 331 mujeres. Por otra parte, han consignado un total de 269 ciudadanos heridos. El factor común entre estas es que las lesiones fueron producidas por balines y/o bombas lacrimógenas.
Desnudamientos y violencia contra menores
El INDH ha presentado hasta ahora 30 acciones legales por estos casos de violencia a manos de agentes del Estado.
Uno de esos casos es el de Eliazer Flores Cáceres, quien tuvo pérdida del globo ocular. Recibió un perdigón en el ojo derecho el día viernes en Santiago centro. Relata haberse arrastrado hasta el centro asistencial donde fue atendido y que lo ingresaron de inmediato.
Un hecho que también se repitió y que fue observado por funcionarios del INDH, es que efectivos de carabineros, luego de haber tomado detenidos a un grupo de personas por supuesto “saqueo”, les arrojaron gas químico disuasivo (gas pimienta) directamente en la cara, además de lanzar una bomba lacrimógena dentro de la celda en otra comisaría de Santiago.
En la 12° Comisaría de San Miguel se relatan diversos abusos. Incluso fuera de ella: una pareja de menores de edad, declaró haber sido detenidos dentro de la estación de Metro Ciudad del Niño, en el contexto de daños producidos al interior de la estación, recibiendo reiterados golpes con el bastón retráctil que portan los uniformados.
En la misma comisaría, en el contexto de manifestaciones públicas cerca de la unidad policial, se produjo la detención de un grupo de adultos y jóvenes -y algunos menores de edad-, quienes fueron llevados por un carabinero de civil a una sala del recinto sin cámaras. Allí, según los relatos recibidos por el INDH, se le propinó puñetazos en el estómago a uno de los menores, dejándolo sin respiración, para luego desafiarlos a “pelear de a uno”.
También se consigna la detención de un joven que había participado de la protesta alrededor de una hora antes a las afueras de la comisaría: la denuncia sostiene que se le desnudó, le propinaron golpes, lo llevaron a constatar lesiones, pero no le informaron nada en torno a eso ni al parte policial. A otro detenido, a quien maniataron cerca de Metro El Llano, se le golpeó y no se le permitió hacer ninguna llamada telefónica. A otro le dieron una patada en el rostro y no lo llevaron a constatar lesiones.
El domingo 20 fue detenido Daniel Nain Colin por el supuesto delito de robo en lugar no habitado, cometido supuestamente en el contexto de los saqueos a supermercados en el centro de la comuna de San Bernardo. Fue trasladado a la 14° Comisaría de la misma comuna. La narración del afectado señala que se le obligó a desnudarse completamente y a hacer sentadillas en presencia de un funcionario policial. Además de este último, se encontraba en el mismo lugar el sobrino de Daniel, menor de edad, quien también fue desnudado en el mismo momento y obligado, al igual que su tío, a hacer sentadillas.
Violencia sexual contra mujeres
Junto con esos casos, llama poderosamente la atención la violencia sexual contra mujeres en comisarías, contenidas en los relatos que se hallan en dos denuncias presentadas por el Instituto.
La más brutal de las narraciones es el de la mujer de iniciales C.N.L.P., cuya pesadilla comenzó cuando se encontraba el día domingo al interior de un supermercado A Cuenta en la comuna de Peñalolén. En el lugar, fue detenida por agentes de la Escuela de Telecomunicaciones del Ejército de Chile por su presunta participación en un delito de robo en lugar no habitado junto a un grupo de cerca de 50 personas. Señala que le inmovilizaron las manos por la espalda, utilizando lazos de plástico, le apuntaron con el arma de servicio en la cara y la pusieron de boca al suelo sobre la basura, indicándole que si se movía le dispararían, para luego empezar a tocar su cuerpo con el fusil y amenazarla con penetrarla con el arma.
Además de eso, se da cuenta de que mientras eso sucedía, en presencia de las demás mujeres detenidas, quienes también se encontraban inmovilizadas y boca abajo en el suelo, los funcionarios del Ejército se burlaban de ellas y las grababan, dejando registros audiovisuales de lo sucedido.