La actualización del Tratado entre Chile y la Unión Europea (UE) que se discute en el Congreso obliga al país a otorgar precios preferenciales a la UE en la venta de productos mineros como el cobre, el litio o las tierras raras. Las condiciones del acuerdo están determinadas por la disputa entre las potencias del norte y el Sur Global por el acceso a las materias primas, pugna en la que los minerales chilenos se vuelven estratégicos.
El nuevo acuerdo con la UE tiene que ser aprobado por el Parlamento, para lo cual el Gobierno ha puesto recientemente la suma urgencia, siendo ya aprobado por las comisiones de Relaciones Exteriores y Hacienda de la Cámara de Diputados.
Las nuevas cláusulas del tratado entregan al bloque económico de países europeos precios exclusivos para la venta de los minerales chilenos, cuando no trato preferente bajo determinadas condiciones. Según ha destacado la plataforma Chile Sin TLC, si nuestro país acordase con China establecer una explotación en conjunto de litio, instalar una planta de baterías en Chile o hacer transferencia tecnológica a cambio de un determinado precio de venta del mineral, estaría obligado a otorgar ese mismo precio a la UE, pero sin intercambio o ventaja alguna.
En el informe de un centenar de páginas ‘Secretos del Tratado de Libre Comercio Chile-Unión Europea’, realizado por el analista Patricio Véjar Mercado, se caracteriza “el Acuerdo como un tratado neocolonial, porque los costos sociales y ambientales son enteramente transferidos a Chile”.
UN TRATADO CUYAS CONDICIONES HAN HECHO RESTARSE AL MERCOSUR
El Acuerdo de Modernización que se negoció entre el gobierno de Chile y la Unión Europea viene a cambiar algunas partes del Tratado de Libre Comercio firmado en el año 2002.
Si bien las negociaciones comenzaron hace años, se intensificaron a partir de 2023 en encuentros realizados en Bruselas, a los cuales asistió en julio de 2023 el presidente Gabriel Boric, quien aseguró prioridad al conglomerado europeo en la firma de tratados comerciales.
En la ocasión la UE también quería concretar un tratado de libre comercio con el Mercosur, cuyo acuerdo si bien ya está fijado desde 2019, aún no han sido ratificado los textos definitivos por parte de los países. Luiz Lula da Silva, presidente de Brasil, uno de los países integrantes del Mercosur, dijo que la tardanza en la firma ha sido por las medidas unilaterales que la UE ha puesto en las negociaciones, las que van en contra del desarrollo de las empresas brasileñas.
Las mismas medidas impuestas en la renovación del tratado con Chile están siendo aceptadas por el actual Ejecutivo. El texto definitivo fue firmado el pasado 13 de diciembre de 2023 por el canciller chileno, Alberto van Klaveren, y Josep Borrell, por la Comisión Europea.
El tratado fue aprobado en el Parlamento europeo por amplia mayoría, aunque tuvo en contra los votos de los diputados de la Izquierda Europea y los Verdes. El próximo paso en el viejo continente es que sea votado en cada uno de los parlamentos nacionales de los 27 países miembros de la UE.
La tónica de su negociación en Chile ha sido el secretismo. Luego de años de negociación el texto definitivo del tratado fue publicado por la Subsecretaría de Relaciones Económicas recién en abril pasado. El documento final consta de 41 capítulos. El análisis hecho por la plataforma Chile Sin TLCs, publicado en enero de 2024, sólo fue posible hacer usando el texto publicado en la web de la Unión Europea.
IMPACTO ECONÓMICO DEL TRATADO
El impacto en la economía chilena es mínimo de aprobarse el nuevo tratado con la UE. Chile vería un cambio positivo en el PIB real del 0,09% en el escenario conservador y del 0,175% en el ambicioso. Es decir, es un efecto casi insignificante.
En tanto para la UE el impacto en su PIB es aún más paupérrimo. Sería un aumento del 0,001% en el escenario conservador y del 0,002% en el ambicioso.
Si es por intercambio comercial la modernización del tratado a la vez que aumenta la llegada de proveedores y productos europeos a Chile, no añade gran valor a las exportaciones chilenas al viejo continente. Las exportaciones de la UE crecerían un 9,91% y un 21,46%, en los escenarios conservador y ambicioso respectivamente. En cambio, las exportaciones de Chile a la UE aumentarían sólo un 0,72% en el escenario conservador y un 1,60% en el ambicioso.
Según la plataforma Chile Sin TLC, estos datos “podrían ser indicativo de que la verdadera razón de este acuerdo no es comercial sino geopolítica”.
El capítulo sobre Materias Primas en su Artículo 8.5 dedicado a los Precios de Exportación, señala que Chile podrá introducir o mantener medidas con el objetivo de fomentar el valor agregado, mediante el suministro de materias primas a precios preferenciales a sectores industriales para que puedan surgir dentro de Chile, siempre que dichas medidas cumplan con las condiciones establecidas en Anexo II de este capítulo. En este Anexo, la condición establecida es “no afectar negativamente la capacidad de la Unión Europea para obtener materias primas de Chile”.
Esta medida -concedida como beneficiosa para Chile- sólo funcionará si se aplica a materias primas no requeridas por la Unión Europea. Además, esto obstaculizará la posibilidad de desarrollar con otros países convenios que entreguen precios preferentes a condición de transferencia de tecnología y en la generación de valor agregado.
Es el caso de la explotación del litio.
Las condicionantes del Anexo II están en una nota a pie de página que coloca como condiciones que “si la materia prima se suministra a ese precio preferencial a cualquier operador económico en cualquier otro país, se concederá de manera inmediata e incondicional a los operadores económicos en situaciones similares en la Unión Europea”.
Es decir, se asegura obligatoriamente un precio exclusivo para la UE.
Al mismo tiempo se establece que Chile compartirá con la UE información detallada y confiable sobre el alcance del producto, el volumen de producción que está cubierto por la medida, si se han realizado ventas internas a precios preferenciales y el precio interno que ha resultado de la medida. En otras palabras, el país está obligado a entregar toda la información de sus transacciones comerciales al bloque europeo.
Lucía Sepúlveda, vocera de la plataforma Chile sin TLC, comenta que de esta forma la Unión Europea se asegura un precio preferencial de exportación para el litio. “Eso quiere decir que si Chile como socio mayoritario de una empresa exportadora de litio, por ejemplo, concediera a China un precio favorable luego de una negociación que implica alguna ventaja para Chile, el país está obligado a venderle a la UE ‘de manera inmediata e incondicional’ a ese mismo precio. Pero, además, la UE establece que se le venderá el litio al mismo precio del mercado doméstico. Es decir, si la Empresa del litio decide venderle a un precio menor a una empresa chilena o a una empresa mixta que fabrique baterías de litio, o que industrialice el cobre, ese precio aplicará para la Unión Europea. Eso está establecido en el Anexo II del capítulo de Energía y Materias Primas”- sostiene.
Sepúlveda también destaca que el acuerdo establece la prohibición de establecer requisitos de desempeño a los inversionistas, como, por ejemplo, la transferencia de tecnología y si se establecen empresas conjuntas, prohíbe contar con gerentes nacionales al frente de ellas. “El acceso privilegiado al litio se extiende también a la energía e infraestructura -comenta la investigadora-. De esta manera la Unión Europea se asegura el precio y disponibilidad de los recursos que necesita para su objetivo de transición energética, sin que nada de ello signifique beneficios para el país. Por ejemplo, para la explotación del litio (y del hidrógeno verde) se requiere energía y se instalan en el país plantas fotovoltaicas y eólicas que significan importantes costos ambientales, pero esa energía está destinada íntegramente a cubrir los requerimientos de explotación del litio y/o de las plantas del llamado hidrógeno verde”.
“Pienso que van a haber contradicciones con las generosas disposiciones del tratado ya descritas, por el hecho de que en cuanto al litio hay un actor más importante que la Unión Europea, China, potencia con la cual Chile tiene un tratado bilateral de Libre Comercio y el Gobierno espera la concreción de nuevas inversiones estratégicas”.
Actualmente, el 74% de la producción de litio producido en el Salar de Atacama tiene como destino China.
“En ese marco, las inversiones chinas parecen tener un atractivo que no tienen las europeas respecto de transferencia de tecnología y de aporte a la industrialización del litio -agrega Sepúlveda-. En Mejillones hay un proyecto en ese sentido y se sabe del interés de empresas chinas para invertir en la explotación de litio en los 26 salares fuera del Salar de Atacama que el Gobierno ha ofrecido a la inversión extranjera”.
La vocera de la plataforma Chile sin TLC deja también varias preguntas:
¿Habrá litio suficiente para completar los requerimientos de la Unión Europea?
¿Qué pasa si los empresarios chinos deciden exportar a China toda su producción y Chile no alcanza a cumplir los requerimientos de la UE?
¿Habrá una demanda internacional entablada por la UE al no conseguir sus expectativas de ganancia?
Y si en unos años, hubiera un gobierno que de verdad tomara en cuenta la crisis ecológica y decidiera recortar la producción de litio y/o de Hidrógeno Verde a niveles sostenibles, ¿lo demandarían las empresas europeas por dejar de proveerles insumos estratégicos para su transición?
Las preguntas están en la mesa.
Por Mauricio Becerra R.