Por Jorge Molina Araneda
Este artículo está dedicado a Antonieta Huerta, por su constante lucha, esfuerzo y por ser un faro de luz y justicia.
Desde el título Never give an inch (No ceder ni una pulgada), el libro de Mike Pompeo, exDirector de la CIA y exSecretario de Estado de Estados Unidos (EE.UU.), es un manual de injerencia de todo lo que no se debe hacer en política internacional; es un manual de soberbia.
Como justificación a sus métodos se aferra a la doctrina Monroe y lo que en Estados Unidos denominan padres fundadores. En conjunto, ambos constituyen una «teoría» política del siglo XIX usada para exportar su modelo de «democracia», pero que en realidad se trata de la apropiación de territorios extranjeros, principalmente en el continente americano, aunque ha llegado a lugares como Filipinas.
De esta «teoría» saben bastante en Cuba y México, lamentablemente. Las amenazas de integración multipolar entre China, Rusia, Venezuela, Irán y Cuba, percibidas por Washington, y en concreto la gestión republicana de Trump, llevaron a Estados Unidos a tratar de socavar por todas las vías al gobierno bolivariano de Maduro.
“A Estados Unidos no le importa cuando los países buscan construir lazos amistosos con otras naciones de nuestra región o incluso competir en igualdad de condiciones económicas. Pero en el espíritu de la Doctrina Monroe, no debemos permitir que China, Rusia e Irán interfieran en los sistemas de las naciones soberanas”, destaca Pompeo en su libro.
Por consiguiente, admite su recetario injerencista de manera campante, “Estados Unidos no debe tolerar que regímenes comunistas y socialistas hostiles, como los de Cuba y Venezuela, corrompan a otros países y los conviertan en bases en el extranjero para los adversarios de Estados Unidos”.
Inclusive, en el libro acusa a China de destinar 67 mil millones de dólares a Venezuela y con ello fungir como “salvavidas económico para el régimen”, y además, admite que la opción de invasión militar a Venezuela siempre estuvo en el tapete para la administración de Donald Trump en su afán por derrocar a Nicolás Maduro.
“Esperábamos hacerle la vida tan miserable al régimen, que Maduro y sus matones tuvieran que hacer un trato con la oposición”, dice Pompeo, al tiempo que señala que “en varios momentos, el Presidente Trump, John Bolton y yo sugerimos la opción militar para Venezuela. Ninguno de nosotros queríamos hablar públicamente sobre este importante medio de presión”.
Para lograr dicho cometido, el gobierno de Donald Trump y sus colaboradores se dieron a la tarea de apoyar a la Oposición, dando forma a la figura de Juan Guaidó con el interinato y presionar económicamente a Maduro: “Reconocimos a un líder opositor de treinta y cinco años relativamente desconocido llamado Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, como presidente interino. Nos arriesgamos”, confiesa Pompeo.
Al mismo tiempo, destaca que fue James Story, embajador de Estados Unidos en Venezuela, quien “hizo magia para ayudar a alinearlos detrás de Guaidó y tomamos nuestra decisión”.
La mitad de los partidos en la Asamblea Nacional no reconocían a Guaidó como el líder legítimo del país. Asimismo Pompeo admitió que el ‘presidente encargado’ estuvo dispuesto a manejar la campaña de desestabilización, y con ello aglutinar a unas sesenta naciones para reconocerlo a él como “presidente legítimo de Venezuela”.
Adicional a ello, Pompeo admite su fracaso en utilizar al Grupo de Lima para exigir la renuncia de Maduro. Y afirma que la vía de un Golpe de Estado directamente orquestada por la Casa Blanca, no era una opción tan clara, como pintaba el entorno de Guaidó.
Igualmente el exSecretario de Estado enfatiza que Estados Unidos montó una campaña de presión sobre el régimen de Maduro en concierto con aliados, lo que habla de la inversión millonaria para lograr este cometido.
También confesó que entregaron más de mil millones de dólares en ayuda humanitaria durante la administración Trump. “El dinero era solo una forma de nuestro apoyo”, afirmó.
Siguiendo el plan, se gestaron sanciones contra PDVSA y se confiscaron activos venezolanos, hasta cortar la capacidad de este país para “exportar sus principales generadores de dinero, el petróleo y el oro”, dijo Pompeo.
Se contradice eso sí el exSecretario Pompeo al preguntarse cómo es que Venezuela tuvo que importar petróleo y derivados iraníes, cuando en el mismo libro describe el plan para acabar con la industria petrolera venezolana y la apropiación indebida de sus activos en el exterior.
Por otra parte, Alex Saab, enviado especial de Venezuela y por lo tanto diplomático, negociaría con Irán insumos médicos, alimentos y combustibles, recursos que se hicieron mucho más necesarios para enfrentar la pandemia de Covid-19 desde un país sin acceso a mercados internacionales.
Para el exDirector de la CIA, la figura de Alex Saab era la principal amenaza para sus planes de «máxima presión» contra Venezuela, además de contar con investidura diplomática y la inmunidad inherente a su cargo.
En esa línea, admitió que la administración Trump y especialmente él sabían perfectamente que Alex Saab es un diplomático de Venezuela que cumplía periódicas misiones humanitarias, y agrega que por esa razón planificaron su secuestro en junio de 2020, en complicidad con las autoridades de ese entonces de Cabo Verde.
“En junio de 2020 recibí una llamada de Elliott Abrams, ahora con dos sombreros como representante especial para Venezuela e Irán, diciendo que algunos agentes de la Agencia Antidrogas habían tenido la oportunidad de atrapar a Alex Saab, mientras estaba en una misión para organizar un intercambio de oro venezolano por petróleo iraní”.
Pompeo se pregunta seguidamente: “¿No es patético que el socialismo haya hecho que una nación con una de las reservas de petróleo más abundantes del mundo lo importe?” No obstante, omite que Venezuela se vio obligada a comprar combustible a países productores aliados porque el bloqueo que impone Estados Unidos hizo mermar la producción.
“Llamé al fiscal general, Bill Barr, y me encargué de que nuestro embajador en Cabo Verde y el Departamento de Justicia presentaran la documentación para la extradición de Saab a Estados Unidos”, adiciona en su relato.
Y, finalmente, lanza con aires de superioridad y arrogancia: “Baste decir que ninguna otra nación tiene el alcance mundial necesario para interrumpir en tiempo real un complot iraní-venezolano y convencer a una pequeña nación insular de que retenga a un hombre buscado”.
Lo anterior coincide a pie juntillas con el relato que de forma muy similar hace el exSecretario de Defensa de Estados Unidos, Mark Esper, en Un juramento sagrado: Memorias de un Secretario de Defensa en tiempos extraordinarios, que salió a la luz en 2022.
Esper reveló que incluso el magnate republicano (Trump) ordenó movilizar un costoso buque de la Armada hasta las costas de Cabo Verde por un supuesto plan de huida de Saab con participación de rusos e iraníes.
Trump, Pompeo, Esper, Abrams, Story… todos sabían que Alex Saab estaba en una misión humanitaria como enviado especial de Venezuela ante Irán, y aun así lo secuestraron en complicidad con Cabo Verde y, para colmo, dejó la confesión de estos hechos escrita en un libro.
Covid-19 y China
Asimismo, Pompeo afirmó que Trump le ordenó «callara la boca» sobre el origen y el avance del coronavirus en China, tras recibir presiones del mandatario del país asiático, Xi Jinping.
«Mike, ese maldito tipo te odia«, reveló Pompeo que le dijo Trump tras mantener en marzo de 2020 una llamada telefónica con Xi, en la que el líder chino cuestionó que el Secretario de Estado hiciera públicas teorías conspirativas sobre el origen y la propagación del virus.
Ese llamamiento de Trump se habría producido apenas unos días después de que Pompeo sembrase la duda sobre la gestión del coronavirus en China y acusase a Beijing de haber retrasado repetida y deliberadamente el flujo de información sobre la enfermedad.
De acuerdo con el que fuera máximo representante de la diplomacia estadounidense, Xi habría reprochado a Trump que estas declaraciones ponían en peligro los primeros avances del acuerdo comercial en ciernes entre ambas potencias.
Tras esta queja de Xi, Trump recriminó a Pompeo que estaba poniendo «a todos en riesgo» al hacer enfadar a Xi, especialmente porque en aquel tiempo Estados Unidos requería de los equipos de protección que adquiría de China. «Para, por el amor de Dios«, le rogó el mandatario.
Finalmente, Pompeo apunta que en ese momento «honró» el deseo de Trump, pero defiende que en todo momento «dije la verdad» sobre China y la gestión de la pandemia: «Necesitábamos equipos de salud y estábamos a merced de China. Trabajé para el Presidente«, apuntó el exSecretario de Estado.
México
El Secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, quien ocupa ese cargo desde 2018, habría solicitado al gobierno del expresidente Trump, que se ocultara un acuerdo para dar inicio al programa de devolución de migrantes denominado ‘Quédate en México’, según relata Mike Pompeo.
El exfuncionario estadounidense mencionó en el capítulo «La Soberanía Americana Importa», que el convenio se mantendría fuera de la opinión pública y sin informarle a Martha Bárcena, exembajadora de México en ese país.
La publicación también revela que, dos semanas antes de que comenzara la administración del Presidente Andrés Manuel López Obrador y de que Marcelo Ebrard asumiera su puesto como Canciller, hubo una reunión entre ambos funcionarios, el 15 de noviembre de 2018.
“Marcelo, este es el trato: si el Estado y el Departamento de Seguridad Nacional no pueden regresar a casi todos los solicitantes de asilo a México en 14 días, vamos a cerrar por completo la frontera mexicana (…) Puedes decirle a tu jefe que llame al Presidente (Donald Trump); él sabe que te estoy haciendo llegar este mensaje, pero fue muy claro. 14 días o nada”, escribió Pompeo.
Pompeo aseguró que Ebrard habría prometido hacer llegar las condiciones al Presidente López Obrador, e incluso advertirle que no funcionaría, por lo que el exfuncionario estadounidense ofrecería ayudar a México en el cuidado de los expulsados y decir a los países de Centroamérica que regresarían a sus migrantes para reducir los campamentos y centros de detención en territorio mexicano.
“Marcelo, no necesitamos tu permiso para hacerlo. Queremos que haya cooperación, pero no es un requisito”, advirtió. Ante la situación, el Canciller mexicano habría cuestionado si la aceptación a las condiciones debía hacerse pública, o si el gobierno federal podría afirmar que se oponía y negar que existiera un acuerdo. “No me importa lo que hagas allá”, es la respuesta de Pompeo en su libro.
El exSecretario de Estado de EE.UU., dio a conocer que él y Marcelo Ebrard decidieron ocultar el pacto a Martha Bárcena, ya que podía aumentar el riesgo de una filtración.
Otro tema más que se discutió, fue la forma de publicar el programa ‘Quédate en México’ considerando las reacciones que tendría cada país. Para Trump, dice Pompeo, era importante anunciar que había logrado un cambio significativo en la política de asilo; sin embargo, López Obrador no podía reconocer que había accedido.
“El plan de Ebrard era aceptar en privado devolver a casi todos los migrantes, pero no firmar nada, ni anunciar públicamente el acuerdo. Pompeo se opuso. El compromiso fue decir en papel que México ‘no objetaría’ la devolución de migrantes, y EE.UU. prometía ‘ayudar y apoyar‘”, delata Pompeo en el libro.
Finalmente, tomo las palabras emitidas por Pompeo, quien reconoció públicamente en 2019 que “en la CIA mentimos, engañamos y robamos”, para manifestar que esas horrorosas faltas a la ética, moral y juridicidad internacional no solo las acomete la CIA, sino históricamente todo el aparataje gubernamental de un imperio en decadencia llamado Estados Unidos.
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