Este 17 de diciembre dos opciones en la papeleta y la selección de una de ellas, demarcará el destino del proceso constituyente hoy en manos de una elite que se llevó la pelota para la casa.
El voto es libre y secreto, pero también se ha hecho obligatorio en Chile. Ese mismo acto que cambió el padrón electoral de la noche a la mañana obligando a votar a los ciudadan@s, voto que antaño fue privilegio de grupos reducidos de personas que decidían para muchos.
Hoy son más los chilenos con posibilidad de participar y no hablamos de participar por elegir a una persona, alcalde, concejal, senador o a un Presidente que después resulta ser corrupto por el sistema si no una idea de país escrita en una propuesta de Nueva Constitución, algo mayor y trascendental, pues lo que se pregunta al pueblo, a la gente, al soberano, es para decidir sobre el futuro y si acepta un Nuevo Contrato Social.
El problema de estos textos, resultado de un ejercicio de civilidad, es qué sectores de la sociedad son los que escriben la propuesta en su origen.
Cuando son grupos reducidos de personas y poco diversas, se corre el riesgo de un texto que no satisface a la gran mayoría, más si ese grupo reducido más que interpretar los deseos de una gran mayoría, lo que hace es salvaguardar interés para un sistema de la privatización de los recursos naturales, el trabajo y el privilegio de un modelo que beneficia a los ladrones de cuello y corbata.
Es el caso de esta propuesta de “Kastitución” donde la derecha y representantes de la elite controlaron el destino de la asamblea redactora y por tanto el texto para un contrato social menos democrático, pues fueron las “tiendas partidistas” los que tuvieron el privilegio de poner representantes de manera exclusiva tras un acuerdo de la partidocracia.
Hagamos un poco de historia
Para el primer llamado institucional de Chile a un Proceso Constituyente del Siglo XXI, se permitió se inscribieran candidaturas para su redacción a personas y asociaciones de manera independiente de regiones y todo el país de Arica a Punta Arenas, dando espacio a los Pueblos Originarios, y también a Partidos con la opción de nominar posibles redactores de la propuesta de “nueva vida”, un nuevo Contrato Social.
La elite de un principio encontró muy “rascas” a sus integrantes, e hizo sus círculos, tratando de capturar algunos de los Asambleístas sin éxito y a otros los hizo circo en TV, explotando la mentira y desfachatez de uno de sus integrantes.
Como la Asamblea era tan diversa y los sectores más populares representaban intereses sectoriales valorables pero sectoriales, operó la lógica de que si no me votas a favor mi Propuesta voto en contra las tuyas y la vieja política en vez del consenso de un texto más breve que reflejara nuevos estándares constitucionales generales, se transformó en un crisol que no tuvo tiempo de ser conocido ampliamente, un texto que después sería tergiversado con mentiras para ser votado en contra señalándolo como extremo.
El resultado un texto diverso menos largo que el actual, pero igualmente extenso ofrecido para ser Ley si los votantes decidían o no quedarse con la Propuesta de Nueva Constitución.
Desde que los redactores de regiones y Santiago comenzaron a redactar la propuesta hasta que la terminaron, el proceso fue intervenido con noticias falsas sobre la versión original del texto, señalándose mentiras como que las personas perderían sus casas y otras de gravedad creadas por sectores de la extrema derecha en acción coordinada para detener el avance de un proceso profundamente social y democrático.
Esa publicidad con información falsa se haría por redes sociales y mensajería a la gente haciendo uso de bases de datos de compañías del empresariado y del Servel tras su vulneración en mayo del 2022, habría influido fuertemente.
Un padrón electoral nuevo con votantes primerizos a los que se envío mensajes engañosos, votantes menos informados del texto naciente de las regiones de Chile y sus pueblos reunidos en Santiago.
El resultado fue el triunfo del rechazo sobre la propuesta originaria por un 61,86% de los votos, por este y otros factores que no detallaremos aquí relativos a errores políticos cometidos al recién asumir el gobierno, pero finalmente el pueblo no dijo que no quería una nueva constitución, en el fondo lo que dijo fue que NO le gustaba esa versión.
Para la segunda propuesta la forma de elegir a quienes redactarían la Propuesta, ya venía arreglada por los partidos. No permitirían un nuevo “desborde institucional popular” y no se permitió que asociaciones y colectivos políticos impulsaran candidaturas si no estaban constituidos como partido.
Se presentaron los candidatos y Republicanos con la derecha más centrada que venía fortalecidos de su victoria tras torpedear la democracia, se hicieron con la mayoría de la Asamblea, e impusieron un texto para privilegiar al individuo por sobre el colectivo.
Misión del 17 de diciembre
Es deber de la ciudadanía informada salir este 17 de diciembre a votar en conciencia. Esta vez no se trata de votar por el mal menor, se trata de evitar el mal y enterrar una propuesta de texto que nos va tener años cambiando reglas para perfeccionar el modelo neoliberal y eso hay que tenerlo muy claro.
La elite tiene un texto que no tuvo mucho tiempo para ser conocido por la población, al igual que el anterior cuya impresión se entregó a El Mercurio tardíamente y de manera directa, en vez de haber sido impresa en millones de copias suficientes tantas como una por familia del país para ser leída y estudiada al menos seis meses antes.
Un texto de estas características una propuesta de Nueva Constitución en el futuro, no puede tener menos de 6 meses de estudio para la población, para su análisis en escuelas y centros de pensamiento, para su debate en medios de comunicación, en las plazas, en horas de educación cívica ausentes aún de un programa educativo y que exista un voto informado y plenamente consciente.
Pero en el Chile como muchas veces, las cosas se hacen mal y te las pintan como que se hacen bien, cuando lo único que hacen bien es privilegiar a una cúspide y sus capataces de cuello y corbata bien “mojados”, para que quien pague la cuenta en medio de la crisis prolongada de esta institucionalidad carcomida por don dinero sea otra vez el pueblo.
Esta vez no lograremos se abran las amplias Alamedas por donde transite la mujer y el hombre libres, pero con nuestro voto daremos una lección de que el pueblo no le cree a este sistema y abriremos camino entre la maleza hacia el Menhir Constituyente de los Pueblos de Chile: recordando así que el proceso de transformación social que garantice nuestros derechos y deberes en Ley para un mejor país para tod@s sigue inconcluso.
El Ciudadano